One-shots AllSteve

StonyDark

Advertencias: Está historia cuenta como #lecturasensible ya que contiene temas fuertes como: #maltratofisico #violación #privacidaddelalibertad. Por lo tanto, debido a su contenido deben tener cuidado.

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El joven Steve Rogers siempre fue alguien tranquilo, cualquiera que lo viese te diría que era una persona tímida, risueña y paciente, que aquel joven de tamaño pequeña y delgada no sería capaz de molestar a alguien, es más, brindaría el apoyo a cualquier que lo necesitase sin mirar el estatus o nivel social.

Es por eso que era la pequeña rata a la cual Tony Stark y sus amigos solían hacerle bulliyng.

Tony Stark era lo contrario al joven Steve, ese castaño era el mismo demonio, es más, hasta lucifer era un ángel a lado del joven Stark.

Aquel joven solía molestar al pequeño rubio, siempre haciéndole bromas pesadas que acababan en moretones, golpes o palmadas que dejaban dolor para una semana, lo llamaba por pronombres vergonzosos o incluso lo usaba como saco de boxeo personal frente a toda la escuela sin importar si hubiese maestros o alumnos.

Y es que nadie podía hacer algo contra Tony Stark, no cuando era la abeja reina del lugar.

Y Steve no sabía cómo detener sus abusos. Estaba harto, rayos, enserio se estaba hartando de la situación y sabía que su límite estaba llegando a su final.

- Por favor... Déjame en paz... - susurró apenas audible y agitado, nuevamente Stark lo había encerrado en el baño cuando intento ir a sus necesidades y lo había golpeado sin motivo alguno a tal modo de dejarlo tirado en el suelo todo lastimado.

- Yo creo que deberíamos dejarlo Tony... - comento Banner un tanto preocupado. Bruce era el único entre Stark, Potts, Loki y Strange que tenía cierta lástima y preocupación hacia el joven que maltrataban.

- ¡Oh vamos Bruce! A Rogers no le importa, ¿Verdad? - pregunto de forma risueña Stark mientras que se agachaba a la altura del rostro malherido del rubio y lo jalaba de su cabello para mirarlo.

Steve solo gimió adolorido. Su cabeza dolía, sabía que tenía nuevos golpes y cortes en su cuerpo que por lo tanto,tenía nuevos moretones cicatrices, había sangre escurriendo por su boca y nariz y miraba de forma borrosa a aquellos que lo había dejado así.

- ¿Lo ves? ¡No le importa! - gritó alegre el castaño para soltar sin cuidado el cabello del rubio y haciendo que la cabeza de Steve rebotara contra el suelo.

Tony sonrió satisfecho, miró el muy maltratado cuerpo del pobre rubio como si fuese alguna clase de victoria. ¿Y cómo no serlo? Ese maldito enano se había atrevido a ignorarlo y rechazarlo por esa zorra de Margaret Carter.

Aún recuerda con diversión besar a la castaña de una forma tan inapropiada, a tal punto de follarla en aquel salón desolado cuando el pequeño Steve abrió la puerta.
Sonrió malicioso, deslizando una de sus manos por la falda de la castaña, llegando hasta su entrepierna para escuchar como se deshacía en sucios y lujuriosos gemidos, acaricio su intimidad sin quitar la mirada de la muy lastimada del rubio.

Se tuvo que morder la lengua para evitar reír cuando vio llorar aquel rubio. Un alto gemido le hizo mirar a la castaña que tenía bajo suyo, la había olvidado por un momento e hizo una mueca de asco al ver cómo Carter se corría.

- Toda una puta... - soltó para alejarse de la mareada castaña que se aferraba a su camisa.

- A-anthony... - la escuchó gemir. Cerro sus ojos para separase y caminar a la puerta sin mirar atrás - ¡Anthony!