Stony sad

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Steve miro con grandes aires de envía a aquellas aves desde el techo de la torre.

Las veía volar tan libres, ir de aquí a allá con su familia y sonrió levemente.

Él deseaba, imploraba y rogaba con ser un ave. De ser libre de todo sentir y emoción negativo que llevaba días reteniendo.

Hace unos meses, él se había casado por obligación de sus padres. Era un Omega en edad y debía portar su papel como Omega fértil y prime, para sus padres era un orgullo tener un hijo así.

Pero Steve... Sentía que se moría. Se había casado enamorado, ¡Dios! ¡Cómo amaba a su alfa!
Pero para el primogénito de los Stark, ese matrimonio no era más que un error, una obligación y asco. Muchas veces fue víctima de humillaciones, maltratos y violaciones por parte de su alfa, siempre llorando en silencio por no ser suficiente para el alfa que al igual que él, deseaba ser libre.

Cuando conoció a su alfa, fue cuando apenas eran unos jóvenes de 15 y 17 años. Él quedó completamente flechado por Anthony pero aquel alfa  ególatra tenía una muy corta pero larga vida disfrutando de los placeres de las hormonas.

Cuando se volvieron a reencontrar, fue cuando Steve tenía 27 años. Howard Stark lo había contactado para cumplir la promesa de su viejo amigo Joseph de casar a sus hijos.

No mentiría que grito alegre por la noticia. ¡Había esperado tanto por esto! Sin embargo, apenas puso un pie en la torre recibió una mirada de asco y repugnancia por parte del joven Stark.

- “¿Eres un Omega? - pregunto el alfa con una mueca de asco - Pareces alfa, y me repugna pensar que me casare contigo”

Steve solo hizo una pequeña mueca, batallo mucho para no liberar su aroma triste y decepcionado por aquellas palabras. Sabía que no tenía un cuerpo común. Los omegas debían ser pequeños, con cuerpos delicados y frágiles... Él era todo lo contrario, era alto y con un cuerpo muscular que intimidaba hasta el más fuerte alfa.

Desde ese día, recibió humillaciones, maltratos y violaciones de su alfa. Cada palabra, toque o vista era lleno de asco y repugnancia hacía él.

- “Solo te toco porque eres mi Omega. Sino ahora estaría con una beta con buen cuerpo en algún hotel”

>> “Solo te toco porque no puedo estar con alguien más así que coopera Omega”

“Abre las piernas que para eso sirves”

“Eres un fenómeno, ¿Acaso Howard es tan ciego para hacerme casar contigo”

“Fenómeno, fenómeno, fenómeno, fenómeno”

Esas palabras solo lo torturaban, lo hacían sentir asfixiado, sentir el mismo asco que Anthony tenía al verle.

Había soportado por meses, pero ya no podía más. Avanzo lentamente pero decidido hacía el borde del techo de aquella gran torre, respiro y dejo que el aire chocará con su rostro y sonrió ante la sensación de tranquilidad que el mismo viento le daba.

Lentamente, paso los barrotes que evitaban cualquier accidente y se sostuvo de ellas. Mirando el cielo y demás edificios que rodeaban la torre.

- Señor Rogers, me temo que se encuentra en peligro. Le sugiero que regrese a una distancia protegida.

La voz de Jarvis le hizo voltear, Jarvis era una IA inventada por su alfa. Solo aquella inteligencia había sido bueno con él, tratándolo tan amable y con un tono tan fraternal que le hacía sentir que pertenecía a una familia.

- Lo siento Jarvis... Pero prefiero estar aquí. - respondió mientras que respiraba una fuerte vocada de aire y llenaba sus pulmones.

- Señor... Me meto que tendré que llamar al señor Stark sino se distancia del borde.

Steve ignoro la voz preocupada de Jarvis. Se había acercado tanto a la IA que incluso parecía distinguir emociones en la voz de Jarvis.

Cerro los ojos al sentir otro aire chocará con su rostro. Se sentía tan bien y tranquilo.

Respiro y se mantuvo unos minutos así. Quería disfrutar un poco más. Fue hasta que pensó que ya era tiempo y decidió soltarse.

- ¡Steve!

Un grito le hizo abrir los ojos con molestia. Conocía la voz, esa era la misma maldita voz que siempre lo atormentaba, que lo maltrataba y humillaba.

El agarre firme y fuerte de Tony lo tomo de la mano, evitando que cayera y lo miro con terror.

- ¡Steve, por favor no lo hagas! - rogó el alfa con desespero - ¡Perdóname por favor! Todo esté tiempo... Me he desquitado contigo por algo que no tienes culpa, por favor, no lo hagas, regresa conmigo...

Steve lo miro con tristeza, sin embargo una sonrisa llena de tranquilidad se asomo en su rostro.

- Cuando sea libre... Finalmente podré estar en paz... - susurro.

Su peso hacia que Tony no aguantará el agarre, el sudor provocaba que de poco a poco fuera resbalando mientras que veía al alfa aterrado y buscando sujetarlo.

- ¡Steve por favor! ¡Prometo cambiar! ¡Seré el mejor alfa! ¡Pero por favor, no lo hagas! ¡Steve!

- Tal vez... Si me hubieras dicho eso antes te habría creído pero ahora no puedo hacerlo - los ojos de Steve eran claros, con un brillo de tristeza y sumamente rota.

El Omega de Steve había tomado el control de su cuerpo y con esa mirada, se despidió de su alfa al momento en que finalmente, se rompió el agarre.

El Omega cerro los ojos, sintiéndose caer y sonrió. Sonrió tan contento y tranquilo mientras que Steve desde el interior hacía lo mismo.

Cuando los paramédicos llegaron, ningún forense quiso tocar al bello Omega. El rubio tenía una gran y suave sonrisa en su rostro, era tan hermoso que nadie quería tocarlo.

Su sonrisa y rostro estaba llena de tranquilidad, paz y felicidad, tanto que daba a pensar que la muerte era incluso lo que más anhelaba aquel hermoso Omega.

Y finalmente, Steve Rogers era libre como aquellas aves que tanto envidio.

One-shots AllSteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora