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- Ha pasado mucho tiempo, Holmes.

- Lo mismo digo Strange, te veo más viejo...

- Y yo te veo cada vez más fastidioso.

Ambos hombres se miraban con cierta rivalidad. Ellos compartían varias características y entre ellas, la misma cara y  expresiones, eran serios y fríos, elegantes y muy buenos en sus respectivos trabajos como detective y doctor/hechicero supremo. Eso y más tenían en común pero sobre todo, tenían el mismo gusto por los hombres rubios, altos y musculosos de trasero y pecho grande.

- Por tu expresión, puedo notar que te fastidia más de lo normal mi presencia. Tu cuerpo está ansioso, tus manos sudan al igual que tú frente, puedo notar la tensión en tus músculos y ya has apretado más de tres veces a tu capa de levitación cuando piensas que nadie te ve... ¿Acaso vendrá el capitán América? - la expresión seria de Holmes paso a una sonrisa extrañamente coqueta pero a la vez molesta.

Strange no comento nada. Es más, frunció el ceño de solo pensar que Holmes había llegado a propósito para interrumpir su almuerzo con Steven.

- Realmente, no entiendo cómo es que somos parientes lejanos. No eres más que un fastidio, como un grano en el trasero. - expresó Strange molesto al momento que el timbre de la mansión resonó por toda la habitación.

Ambos se miraron serios, se levantaron al mismo tiempo y como si fuesen unos pequeños niños bajaron corriendo hacia la entrada. Y antes de que Holmes tocará la puerta, un portal apareció bajo sus pies.

- No en mi guardia, pequeño idiota - murmuró Strange molesto y con una sonrisa burlona antes de ver cómo su otro yo caía por el portal hacia la comodidad de su hogar en Londres. - ¡Steve! - dijo con una pequeña sonrisa al ver al rubio frente a su entrada.

- Hola doctor Strange. Espero no llegar tarde, recibí un pequeño detalle del señor Holmes así que me atrasé un poco...

- ¿Detalle? - pregunto con un leve molestar.

- ¡Oh si! Al parecer se enteró que me gustan los perros... Y me envió uno... Me preocupe al principio ya que me lo envió por correo pero el mensajero me aseguro que había venido con toda la seguridad del mundo... Aunque me sorprendió ver qué el señor Holmes sabe mi dirección.

Strange solo asintió un poco tenso. "Maldita sea", pensó un poco molesto de saber que su otro y fastidioso yo había empezado un maldito pero extraño cortejo.

- Ya veo... Hablaré con mi primo si le es incómodo. No sabía que había hecho tal cosa, así que pido disculpas en su nombre - hablo con un tono serio mientras que hacía una leve reverencia hacia el rubio.

- ¡Oh no! - dijo Steve con un tono alarmado mientras que negaba. - realmente... No me molesta. Me gustó mucho, además, con Dodger no estaré solo en la base de los vengadores cuando los chicos se vayan de misión.

Strange no pudo contradecir o decir algo, no cuando la mirada inocente y llena de brillo de Steve relucia como joyas hermosas, no cuando su sonrisa resplandecia con aquellos perfectos dientes blancos o como cuando sus mejillas se volvían rosadas debido a la felicidad que sentía. Solo sonrió y se sintió bendecido al ver aquella faceta del rubio y asintió.

- ¿Me permite escoltarle al mejor restaurante de la ciudad, señor Rogers? - pregunto con aquella sonrisa mientras que ofrecía su brazo como todo un caballero.

Steve sonrojo más de lo que ya estaba y de forma sonriente acepto el brazo de Strange.

Strange se sentía dichoso, sabía que al final de todo, ellos quedarían juntos. No por nada había visto más de diecisiete mil millones de futuros y en cada una de ellas, ellos sin duda, tenían un futuro juntos.

One-shots AllSteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora