One-shots AllSteve

Dark Steve

Steve espero paciente, lo hizo en silencio y con una sonrisa tan grande que estaba seguro que sus mejillas dolerían más tarde.

Miro su reloj, apenas eran las tres de la tarde cuando decidió llegar a su casa en total silencio para sorprender a su esposo, pero al final, él sorprendido fue él.

Últimamente había notado la lejanía en Tony, su amado castaño lo ignoraba y evitaba, por las noches buscaba su calor pero su amado solo lo recibía con total frialdad. Así que esa tarde, después del trabajo decidió llegar temprano para sorprenderlo con una agradable velada pero apenas entró a la casa, sonidos raros y sucios llegaron a sus oídos.
Camino lento, en silencio y con una mueca seria, vió a su amado esposo en la cama con quién consideraba su mejor amigo.

Tony, James, James, Tony.

Ambos castaños en la cama, desnudos y agitados en señal de haber tenido una revolcada salvaje.

Steve solo negó, se aguanto una leve risita y salió de la casa en total silencio.

En la calle, pensó seriamente.

Todo había sido una jodida mierda, una asquerosa, jodida y repugnante mierda.

Se dejo caer a mitad de unas escaleras de algún edificio, saco una cajetilla de cigarros y encendió uno. Inhaló y expulsó el humo mientras que el tabaco quemaba su garganta y pulmones.

Fumo ese cigarro, luego otro, otro y otro hasta acabarse la cajetilla.

Tony era su esposo, estaban casado casi siete jodidos años, le dió lo mejor de él, sacrificó mucho para le hiciera eso.

James Barnes, una mueca de asco se colo en su rostro al recordar a su amigo. Bucky había sido si mejor amigo desde que tenía memoria, se conocían de pequeños y no podía creer la mierda que le había hecho.

Tony, James, James, Tony.

Ambos le habían traicionado, ambos le habían engañado, le habían visto la cara de estúpido y eso lo enfurecía.

Golpeó el escalón en donde estaba sentado, ignoro las miradas de aquellos que voltearon a verlo y solo suspiro.

Debía calmarse, debía hacerlo para evitar hacer una estupidez.

Se quedó ahí sentado un par de horas más, regreso a casa por la noche y ahí los vio. Acurrucados en el sillón mientras que veían una película de miedo sin siquiera notarlo.

Apretó sus manos en puños al ver cómo se besaban, parecían una jodida pareja a excepción de que no lo eran.
En completo silencio, camino hasta la cocina y ahí trato de calmarse.

El dolor había pasado a segundo plano, el rencor, odio y molestia era una mala combinación cuando aún estaba procesando todo eso.

Lo normal sería encararlos, pelear por su hombre o simplemente pedir el jodido divorcio para ser libre pero no, su cuerpo y alma pedía otra cosa.

- Odio hacer esto... - escucho la voz de James quejarse - No me gusta engañarlo... Es mi mejor amigo, Tony.

- Oh vamos, no me vengas con que ahora sientes culpa - dijo Tony con un tono bastante irritante - Eso no es lo que tú sientes cuando te follo Barnes... Confiesalo, amas cuando te toco, cuando te beso, cuando mi piel toca la tuya...

James sonrió juguetón, abrazo el cuello de Tony para acercarse peligroso y dispuesto a besarlo.

- Si James... - Steve interrumpió sorprendiendo a la pareja - Confiesalo...

El rubio sonrió tan frío, tan divertido de ver sus rostros asustados y más cuando empuño el cuchillo.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco... Contó hasta perder la cuenta y solo apuñalaba sin parar.
Cuando su cuerpo no pudo más, aventó el cuchillo sin importar donde había caído y sonrió de forma cansada.

El olor a sangre llegó a él, miró como el par de castaños, tirados uno sobre el otro, aún seguían en el sillón y se dejo caer a lado de ellos mientras que tomaba el bote de palomitas y comía de ellas como si nada hubiera pasado.

Dios, nunca se había sentido tan... Wow, ni siquiera sabía cómo describir la emoción que tuvo al hacer lo que había hecho. La emoción, éxtasis y extrañamente alegría, era algo que nunca había sentido.

Noto como los pechos de ambos castaños aún subía y bajaba lentamente, casi nulo y sin esperanzas.

Acarició el húmedo cabello de Tony y suspiro. Ahora y en un futuro, no le verían la cara de estúpido.