One-shots AllSteve

Michelle Monroe x Steve Rogers

Había conocido al modelo cuando fue de vacaciones a Italia.

Había ido en "familia" con sus amigos y pareja, y aunque en el fondo sabía que lo que estaba haciendo estaba mal no podía evitar seguir con esos juegos y escondites en donde solían comerse entre ambos.

En el fondo, Steve sabía que estaba rompiendo su relación con Tony, pero si de algo debía aclarar, era que Tony había empezado todo aquello cuando se metió con Romanoff así que no podía reclamarle nada.

Monroe se había acercado a él por curiosidad, habían intercambiado palabras, una que otra copa y al final, unos intensos besos que los hicieron llegar a dónde se hospedaba el actor.

Ahora, apenas llegando al hotel donde se frecuentaban, los besos y caricias agarraron forma y en un momento a otro, ya se encontraba brincando sobre el grueso y jugoso pene del actor.

Sus nalgas chocaban contra la pelvis del pelinegro de forma violenta y rápida, un cosquilleo en su vientre le hizo saber que se correría pronto así que apresuró su sube y baja hasta el momento se correrse.

Sintió el muy delicioso semen de Michelle llenarle y gimió gustoso en forma de respuesta.
De forma agotada, se dejo caer sobre el cuerpo contrario que sin perder tiempo lo rodeo con sus brazos. Sonrió por inercia cuando sintió los tímidos besos sobre su cabellera y suspiro más que feliz.

Ya llevaban casi un año en ese juego, podía decir que apesar de tener un amante era feliz, incluso más de lo que vivía con Tony. Y eso era porque en algún punto de todo, se había enamorado del Italiano.

- Te amo... - confesó de manera cobarde, en todo ese tiempo, no se animó en alzar mirada y el silencio reinó entre ellos.

Mordió su lengua y sintió un nudo en su garganta al saber que era rechazado. Con eso en mente, se separó del modelo para ir por sus cosas y empezar a vestirse bajo la mirada de Monroe.

- Quédate conmigo...

Soltó un pequeño jadeo de sorpresa al oírle y dejo el botón de su camisa a medio abotonar para verle sorprendido.

- ¿Qué? - soltó apenas mientras que veía a Michelle pararse, sonrojo al verle desnudo y se sintió avergonzado por cómo se ponía después de haber tenido sexo.

Notó el cuerpo contrario frente suyo y se aventuró a verle. Sus ojos chocaron con la achocolatada mirada de Michelle y se encogió un poco para escucharle.

- Que te quedes conmigo, Steve... Quédate conmigo después de intimidar, quédate conmigo al dormir, al comer, al bañarnos y al salir, quédate como mi pareja, como a alguien a quien deba presumir con orgullo y amor, quédate porque te amo como hombre, como persona... Y no soportaría verte a brazos de otro fingiendo ser feliz cuando no lo eres...

Sintió su corazón palpitar con rapidez mientras que negaba y bajaba la mirada todo penoso.

- Por favor... No juegues conmigo - rogó sintiéndose triste al imaginar que solo lo decía por el momento.

¡Por Dios! Eran amantes, se suponía que esto no debía de estar pasando, no cuando habían quedado en no meter sentimientos y solo ser de una noche a cada cinco días para no levantar sospechas.

Sintió el suave agarre en su mentón y ser alzado con cuidado. Nuevamente, sus ojos chocaron con los de Michelle y en ellos solo pudo ver qué hablaba con la verdad.

- Te amo, Steve.

Sonrió levemente para aventarse contra el cuerpo contrario y asentir con emoción.

- Me quedó contigo...

Los brazos de Michelle le rodearon y ambos pegaron sus labios con los contrarios para hacer un beso que solo transmitiera lo que en ese momento sentían.

A los próximos días, su relación se hizo tendencia después de que se les viera compartiendo uno que otro beso en un restaurante de Manhattan.

Ahora podían ser libres y amarse públicamente y sin miedo de ser descubiertos.

Porque de eso se trata el amor. Amar sin miedo.