One-shots AllSteve

Thundershield

- "No lo mires... Mantén tu mirada de frente y evita verlo... Pase lo que pase, no lo mires"

Pensaba y se ordenaba Thor. A lado suyo tenía a un hermoso espécimen que no era nada más ni menos que al mismísimo Capitán América.

Un fuerte y valiente hombre que lucho en la segunda guerra mundial, un hombre que estuvo enterrado en el hielo durante años para despertar y pelear a su lado. Y ahora, él luchaba por mantener su vista alejada de ese hombre que le ponía mal.

Steve Rogers, alías, el Capitán América era un hombre hermoso, con ojos azules y cabellos dorados, con enormes pectorales siendo similares a los pechos de una mujer, con brazos fuertes, cintura pequeña pero con caderas y trasero enormes y regordetes, con piernas esbeltas y torneadas...

Ese hombre, sin duda era la misma tentación en persona.

Trato de no mirarlo, contaba hasta perderse entre los números para no ponerle atención y no caer en la maldita tentación, pero todo su esfuerzo fue en vano, sus ojos, de forma discreta viajaron a los voluptuosos pectorales del hombre. Bajo de poco a poco su mirada, encontrando con el apretado pants que el rubio usaba y que no dejaba nada a la imaginación.

Se sintió duro, solo era cuestión de mirarlo para ponerse así.

Soltó un pequeño gruñido al descubrir que no era el único que admiraba el hermoso y sensual hombre. Los demás vengadores, incluyendo a la viuda negra, miraban al capitán como si fuera un pedazo de carne.

- Capitán - llamo al rubio quien le miro ajeno a las miradas.

Su humor estaba cerca de lanzar truenos y tormentas sobre esas personas, pero la amable y tierna sonrisa del Capitán le hacía dudar.

- ¿Thor?

Escucho la voz de Rogers, mordió su labio interno para buscar alguna excusa pero pronto vio al hombre de hojalata abrazar a su hermoso capitán para hablarle sobre un restaurante italiano.

Cómo lo odio, enserio que lo odio ya que no solo lo abrazaba sino que acariciaba su cintura y se veía como esa mano iba bajando hacia el trasero gordo de Rogers.

Ahí no lo soporto más, con pasos firmes se colocó frente al capitán y sin decir nada junto sus labios con los del rubio.

Fue un beso demandante, rudo e incluso violento. Se encargo de morder los labios del otro, de meter su lengua en la húmeda y casi virginal boca de Rogers mientras que lo sujetaba de la cintura para pegarlo a su cuerpo.

Todo eso, dejando en claro que el Capitán era suyo aún cuando no eran nada.

Satisfecho, sonrió al ver el rostro sonrojado y agitado de Steve, el ver cómo sus ojos brillaban por el beso le hizo sentir dichoso.
Sin importar los demás presentes, cargo al rubio como si fuera un costal de papas para ir a su habitación.

Sin duda, dejaría en claro que el capitán gobernará a su lado.