Brokenstony 3/3

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Los años habían pasado, diez para ser exactos.

Desde hace diez años se había ido al otro extremo del mundo, huyendo del temor de ser padre.

Tony Stark había regresado a la ciudad que abandonó... Regreso por el Omega que dejó.

Busco información de su Omega, de Steve pero no había nada de registros de él en estos años. El hospital donde estuvo internado y dado a luz fueron borrados su historial e información.

Con una pequeña esperanza de encontrarlo y de recuperarlo, fue a la antigua casa donde vivían juntos. Sin embargo, está estaba vacía y desolada, estaba abandonada.

Decidió ir a pensar en el parque, ahí buscaría una manera de encontrar a Steve.

Siempre le había gustado ir al parque central, ese lugar fue en donde conoció a su amado Omega.

Se sentó en un viejo banco, miró el lago y a los patos nadar tranquilamente. Sonrió por los viejos tiempos y soltó un suspiro largo y profundo.

En cuestión de minutos, pudo ver a un cachorro, a un niño cerca de él que lo miraba fijamente y serio.

Ese niño, le recordaba tanto a alguien.

- Hola amiguito, ¿Necesitas algo? - pregunto un tanto incómodo.

El menor lo miró serio, molesto e incluso furioso. Un fuerte aroma de canela y leche hicieron cosquillar su nariz, ese aroma lo mareo e incluso intimidó su lado alfa.

- Hey amiguito, no te he hecho nada... - dijo mientras que alzaba sus manos en son de paz.

- Lo sé... Pero algo en usted me hace sentir molesto - gruñó el menor y lo amenazó con unos colmillos pequeños.

Tony sonrió, ese pequeño le recordaba tanto a su Omega cuando se molestaba...

Incluso compartía el aroma de leche.

Su Steve... Su Omega, lo había dejado a la deriva por temor de ser un mal padre, de ser un mal ejemplo para el cachorro que esperaban.

¿Que no quería tener hijo? ¡Eso no fue más que una vil mentira! Era claro que quería, quería muchos y que todos ellos se parecían a su amado y hermoso Omega.

Pero el miedo lo llenó, tanto que decidió irse y solo dejo una maldita carta donde no dio razones para abandonar a su amado Omega.

Ahora, después de tanto tiempo decidió buscarlo, pedir su perdón y de rogarle ser parte de su vida y de su cachorro.

- ¿Cómo te llamas? - pregunto Tony sonriendo y tratando de calmar el enojo del cachorro.

- ¿Por qué debería decirle? Es un extraño.

Tony rió y asintió.
- Tus padres te educaron bien mocoso, nunca le digas tu nombre a un desconocido si no quieres que te secuestren - bromeó pero su sonrisa se esfumó cuando vio la mirada triste del pequeño.

- No tengo papás... Mi papá nos abandonó cuando mi madre me tenía en su vientre... Desde entonces, mis tíos me han cuidado. - respondió el pequeño.

Tony sintió un golpe en su pecho, la historia era tan parecida a la de él y Steve.

- Tu madre... ¿Qué pasó con ella?

- Él murió... Lo hizo cuando me dio a luz - el pequeño apretó sus manitas en puños, su rostro sonrojo por el esfuerzo que hacía por no romperse a llorar.

- ¿C-como se llamaba? - pregunto Tony en un hilo de voz. Miro al cachorro dudar y después de unos minutos respondió.

- Steve, mi madre se llamaba Steve Rogers. - el pequeño lo miro serio, y sin decir nada más se dio vuelta para irse y dejar al alfa solo.

Tony quedó en silencio. Vio al pequeño irse y desaparecer junto a una Omega pelirroja que conocía a la perfección.

Su lobo aulló al ver al cachorro irse, una parte de él se sintió abandonada y corrió, corrió al cementerio para saber la verdad.

Corrió y busco en cada rincón del lugar. En cada tumba o lápida, debía confirmarlo por si mismo.

Y ahí lo vió, en una lápida mármol blanca estaba el nombre de su Omega.

Su Omega se había ido y él lo dejo solo hasta el momento de su muerte.


One-shots AllSteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora