Stony

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Los pétalos de los cerezos caían alrededor suyo, aquellas hermosas flores brillaban al contraste de la luz del sol mientras que la calidez en su mano entrelazada junto aquella chica provocaba que su corazón palpitar.

Un leve sonrojo apareció entre sus mejillas, miro de reojo a la chica de sus sueños que le sonreía con cariño. Soltó un pequeño chillido, Park She Hin estiro su mano libre hacia sus cabellos y retiro un pétalo que había caído.

- Listo... Ya te ves lindo.

Zhin Ji fu asintió torpe, la cercanía de ambos era palpable, sus rostros rozaban al igual que sus labios. La puesta de sol tras de ellos y al momento en que el sol se oculto junto todo el valor que tenía para terminar de rozar sus labios con los de Park She Hin haciendo que empezaran un lindo y tierno beso.

Ese era el comienzo de su historia de amor...

- Tan indo... Algún día tendré un amor así - comento un joven Omega mientras que cerraba la aplicación de su celular y suspiraba con añoranza.

Steve Rogers era un joven omega de 27 años, amante y fan de los manhwas románticos.

Siempre había soñado con conocer a alguien, enamorarse, vivir un amor así como en sus manhwas favoritos. Sin embargo su suerte no estaba de acuerdo, todos los alfas se asustaban al verlo, pues, tenía un cuerpo alto, fornido, lleno de músculos, pectorales y demás y a los alfas si bien les atraía nunca estarían enlazados con un Omega así. En cambio, los omegas tanto varones como mujeres se acercaban emocionados a él creyéndolo alfa pero cuando veían que era uno de ellos se iban decepcionados y con asco al ver a un Omega tan fornido.

- Tal vez podríamos tener dos o tres cachorros... Unos lindos cachorritos... - susurró mientras que se bañaba. Ahh... Leer historias románticas siempre revivía esa ilusión de enamorarse.

Cuando salió del baño, notó que habían nubes oscuras, el cielo estaba completamente nublado y suspiro... Estaba seguro que llovería así que busco su sombrilla al igual que sus llaves cuando termino de alistarse. Esa tarde le tocaba trabajar en McDonald's así que con el uniforme puesto y con su abrigo salió de su departamento en dirección al trabajo.

*****

La lluvia caía estruendosa aquella tarde, las nubes oscuras llenaban mayormente el cielo mientras que sentía las gotas caer de forma violenta sobre él.
Había perdido... O más bien, había caído en la trampa. Sonrió maliciosamente al recordar a sus traidores, creyendo que con acabar con él serían beneficiados a su voluntad pero lastimosamente acabaron muertos.

Lamentablemente, había acabado herido, sus subordinados llegarían pronto así que tenía que esperar bajo la lluvia. Suspiro agotado, alzó su rostro hacia el cielo y cerro los ojos de forma cansada mientras que volvía a soltar otro suspiro. Se acomodó en la pared de aquel sucio callejón mientras que continuaba con los ojos cerrados. Ahí, de un momento a otro dejo de sentir la lluvia... Un muy pequeño e insignificante aroma a rosas llegó hasta sus fosas nasales, y abrió los ojos deprisa al sentir una presencia nueva y ahí lo vio.

Vio al alfa más hermoso y divino que sus ojos hayan vistos, era un rubio de piel sumamente blanca, alto, fornido, con una cintura exquisita al igual que un trasero gordo, tenía unos ojos hermosos de color azul y ni hablar de esa sonrisa que le quitó el aliento junto a esos ojos que solo reflejaban la inocencia y preocupación pura.

- Tenga señor, creo que usted lo necesita más que yo - su cuerpo se paralizó al momento de oír aquella voz, era tan varonil y suave a la vez. Aquel alfa le extendía una sombrilla y era la razón por la cual había dejado de sentir la lluvia, miro aquel alfa, buscando la mentira o por lo menos la trampa pero lo único que encontró fue la inocencia. Lentamente extendió su mano, como si su propio cuerpo le ordenará para tomar la sombrilla que le era ofrecida, sus manos se rozaron de forma lenta y sintió su cuerpo estremecer. En ese momento se dio cuenta, ese rubio no era un alfa, era un jodido Omega, ¡Un jodido omega! Podía sentir su lobo regocijarse ante la presencia de aquel rubio.

- ¿Cómo te llamas? - Pregunto ronco. Aquel aroma a rosas le envolvía, miro con un brillo en sus ojos al Omega quien sonrió ingenuamente.

- Steve Rogers. - Se presento el omega quien buscaba algo en su mochila. Le extendió una pequeña bolsita de papel y un aroma muy conocido le hizo sonreír - Es una hamburguesa... Trabajo en un McDonald's y me traje algo. Puede quedarselo si gusta.

Sonrío ante aquella inocente sonrisa, aquel Omega era exquisitamente lindo y sin perder tiempo acepto la ofrenda.

- Mucho gusto Steve... Yo me llamo Anthony Stark, pero puedes llamarme Tony - contesto para guardar la hamburguesa entre su abrigo.

Ambos se sonrieron como si fueran los únicos en ese momento, el omega asintió para despedirse de manera dulce y seguir su camino. El alfa siguió el cuerpo del omega hasta que desapareció de su campo visual, escucho unos pasos y gruño al sentir las presencias de sus hombres. Se levanto con trabajo y no importo el daño de sus heridas, paso sobre sus subordinados y llego hasta el auto negro que aparco frente suyo, del auto bajo una omega pelirroja casi rubia con pecas y traje de color marfil con una sombrilla para cubrirlo de la lluvia que de poco a poco se iba parando.

- Pepper, necesito que me investigues a alguien - menciono mientras que subía al auto y sonreía de forma burlona. Saco la bolsita donde guardaba la hamburguesa para sacarla del papel que lo cubría y darle un mordisco, gruño con éxtasis al sentir su comida favorita en su paladar y miro de reojo a la pelirroja - Investiga a un tal Steve Rogers...

- ¿Steve Rogers? - La voz de la mujer se escucho confusa y aquello hizo que hiciera una mueca de molestia. Solo basto con mirar con frialdad a Virginia para que ella bajará la mirada de forma sumisa.

- Si... Quiero que investigues a mi futuro omega.

One-shots AllSteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora