One-shots AllSteve

Stony

Nadie sabe quién es, ese hermoso y precioso rubio que tarareaba una triste y nostálgica melodía era todo un misterio.

Cuentan los hogareños, que hace tiempo, un doncel de nombre Steve vivió en ese pueblo. Era un joven amable, tierno y lindo, hijo de una prestigiosa familia y era el único hijo de aquel matrimonio.

Joseph y Sarah Rogers, ambos padres cuidaban muy bien de su retoño y luz de su vida.

Steve creció con educación, clase y sobre todo con belleza. Muchos lo amaban, otros lo odiaban.

Pero sin duda, Steve era una joya.

Se cuenta, que aquel hermoso doncel se enamoró del joven mecánico que servía al mayor de los Rogers. El amor joven, oh, amor, era un hermoso sentimiento que solo ellos podían sentir del uno hacia al otro.

Steve se enamoró de aquel coqueto, juguetón e inteligente joven Stark. Hijo de los mejores mecánicos del pueblo y que seguía fielmente a los Rogers. El par de jóvenes vivieron su amor a escondidas, con besos inocentes y frases cursis vivían en su burbuja de fantasía.

Sin embargo, las cosas no siempre solían ser de color rosa.

El mayor de los Rogers al enterarse, alzó por primera vez la mano ante su único hijo y mando a encerrar en su habitación. Con bara en mano, castigo con crueldad y violencia aquel joven castaño que sin soltar ninguna lágrima, se mantuvo firme.

- ¿Qué puede ofrecerle un simple mecánico a mi único hijo? - soltó con soberbia Joseph ante un muy lastimado Anthony - No eres más que un simple pueblerino que solo busca enredarse con mi hijo para obtener algo a cambio.

Rogers furioso, azotó la espalda del castaño hasta hacerlo sangrar al ver qué aquel joven se mantenía firme aún cuando estaba herido.

- Tiene razón, no tengo mucho que ofrecer al hermoso Steven... Pero tengo algo que otros no, le tengo amor. Lo amo, daría mi propia vida por él porque lo amo y porque es mi razón de vivir...

Tony se atrevió a mirarlo y retarlo antes de caer al suelo por las heridas. Joseph gruñó y grito molesto, amor, no era más que una estupidez. Su hijo merecía más, sabía que su amado hijo era una joya preciosa que podría tener todo lo que quisiese.

- Veremos si es verdad que darías tu miserable vida por mi hijo - soltó con repugnancia antes de ordenar a sus hombres llevarse el cuerpo desmayado del joven.

A los días siguientes, se murmuraba en el pueblo que el joven mecánico murió en la horca por querer profanar al hijo de los Rogers.

Steve al lograr salir de su habitación gracias a la ayuda de Bucky, se enteró de tan desagradable noticia.

Cayó de rodillas al ver el cuerpo inerte de su amado aún colgado.

Llorando e implorando que solo fuese una terrible y mala pesadilla, se aferraba a las sucias e inertes piernas colgantes de Tony sobre la horca. Joseph al ver tan humillante escena fue por su hijo, en medio de jaloneos y empujes solo separarlo de aquel muerto.

- ¡Yo lo amaba! - grito con coraje Steve para alejarse de su padre - ¡Tú me lo arrebataste! ¡Mataste al hombre que yo amaba!

- ¡Tú no sabes lo que es el jodido amor! - calló Joseph ante la mala imagen de su hijo - Solo eres un mocoso, no ibas a tener una buena vida con ese asqueroso mecánico que apenas comía unas migajas. ¡Así que cállate y comportarte como un doncel perfecto!

Steve fue cruelmente castigado al momento de llegar a casa con latigazos en su espalda al alzar la voz y perder el comportamiento.

Aquel hermoso rubio se fue apagando poco a poco, llorando por las noches por aquel amado que perdió.

A la edad de veintisiete años, Steve Rogers murió por la noche mientras que tartamudeaba una triste y nostálgica melodía. Oró e imploró, volver a reencontrarse con su amado hasta que sus ojos se cerraron eternamente.

Pero el destino era un cruel y mal enemigo, que lo odiaba profundamente y eso lo sabía muy bien ya que, a pesar de los años, Steve aún esperaba por su amado mientras que tartamudeaba una triste y nostálgica melodía.

Y sin importar los años, décadas o siglos, él seguiría esperando por su amado.