Combate a muerte

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Andrew se levantó al día siguiente después de haber descansado en la Torre de Harn, había descubierto que sus dos cachorros estaban en sus cavernas y que incluso jugaban entre ellos, así que no debía preocuparse por ellos de momento, aunque Cristal le habia dicho que debía jugar con ellos y entrenarlos para crear un vinculo, también había decidido que las nagas tuvieran su lugar en la torre, las cuales parecieron sonreírle, pero lo hizo a costa de quedarse más pelado que la cola de una rata, aunque de momento no era importante, ya que había alquilado el terreno en el que se edificaba la Torre durante seis meses, el problema más acuciante era el de conseguir o dinero para dar de comer a los dos cachorros o darles de comer criaturas poderosas, para lo cual la misión a la que se había comprometido podría darle algo de comida, todo dependía del poder de los hombres-jabalí. 

Se dirigió hacia la arena donde iba a tener lugar el duelo a muerte, pero no estaba preocupado, había MIRADO a los tres tontos que los habían retado y el más poderoso de ellos apenas si era de nivel 30, Marcus solo era capaz de enfrentarse a ellos sin apenas cansarse y la elfa, Yllianni, podía hacerlo con los ojos cerrados, incluso él, apoyado por las nagas, podía con ellos.

En el castillo de su orden, Diácono sonrió, su ejército de NO-MUERTOS estaba creciendo a ojos vista, aunque aun no era muy numeroso y sus niveles no era muy alto, apenas 3/4 partes del suyo, ya tenía a cerca de cincuenta esqueletos de nivel 15 a sus ordenes, a los cuales había armado con cotas de malla, yelmo, espada y escudos, con ellos había conseguido doblegar a un par de pequeñas aldeas que estaban alrededor de sus fortaleza y había hecho numerosos esclavos para que trabajaran a las ordenes de su grupo.

Otra cosa que había descubierto era que su mayor enemigo, estaba en la capital del reino donde había ocurrido la rotura del Dungeon y de momento era intocable, pero ya saldría de ahí, lo conocía y sabia que no era un persona que se quedara mucho tiempo, así que solo era cuestión de tiempo que lo encontrara fuera de ahí, de momento lo dejaría estar, sus espías le habían dicho que solo era un simple Arms-master, así que no era preocupante, él mientras tanto iba a ir a un bosque cercano, en el que se decía que habían criaturas feroces, necesitaba algo mas que esqueletos humanos para dominar este mundo.

-¡Mierda! -Exclamo Marcus mirando a sus adversarios-. ¡Los retadores han sido cambiados!

-¿Pueden hacer eso? -preguntó Andrew a Marcus sin comprender a que se refería, ya que no recordaba como eran las reglas de la Arena de la Muerte, ya que nunca había sido algo que le hubiera interesado: en el juego, te enfrentaban a PNJ y a PJ por algo de dinero, fama y fortuna, pero requería estar en la ciudad para que alguien te retara y no le interesaba, sabia que había gente que si lo hacia, sobre todo.... Andrew se quedo parado, había un grupo peligroso de jugadores, que se habían dedicado desde el principio del juego a destruirlo y a esquilmarlo y estaba mas que convencido de que estarían aquí también, no recordaba como se llamaban, pero no podía desconectarse ahora mismo para comprobarlo, ya que tenía un libreta en casa con todos los datos de interés del juego.

-En teoría es algo que si se puede hacer, pero solo cuando el retador es mucho mas poderoso que retado y se hace para evitar que hallan abusones que se dediquen a robar de forma legal a gente mas débil que ellos, entonces los administradores de la arena contratan a gente de entre sus propios soldados para equilibrar la balanza.

Andrew MIRO a sus adversarios y sonrió, dos soldados y un arquero de nivel 50, eso no era equilibrar la balanza, era decantarla hacia el hijo del consejero, esa era la razón por la que no le gustaban las ciudades, el poderoso y el rico hacen lo que quieren mientras el resto sufría y ellos se reían, en el juego lo había solucionado ya que cuando había sido lo suficientemente poderoso había cambiado las cosas, aquí haría lo mismo, pero aun debía de crecer y con él su ejército.

El aventurero miro a su alrededor, la zona en la que se encontraban tenía unos cien metros de lado lleno de arena roja, tenía asientos en las gradas para unos cinco mil espectadores, pero en esta momento habían poco mas de dos mil, pero le llamo la atención de que en el palco de honor estaban los tres retadores originales, bebiendo vino, con un grupo de mujeres a su lado, bebiendo con ellos y recibiendo pellizcos y manoseos, incluso uno de ellos, al ver como Andrew lo estaba mirando levantó la copa saludándolo.

De repente, sonó un gong y dos de sus adversarios se dirigieron hacia ellos mientras que el tercero, el arquero, cargó con rapidez el arco y disparó contra la elfa, intentando evitar que ella lo hiciera, pero antes de que pudiera hacerlo, ella se volvió  invisible.

Andrew se había quedado mirando hacia el lugar donde estaban los tres retadores y ni se había fijado de que habían hecho las presentaciones de cada grupo, así que desenvaino su espada y se quedó mirando a su adversario.

Marcus por su parte, gritó una voz de mando y una armadura completa de acero cubrió su cuerpo, mientras que una espada larga y un escudo ovalado sin ningún símbolo heráldico en él y esperó pacientemente a que su adversario llegará hasta él.

Andrew esbozo una mueca al mirar a su enemigo, ya que era de nivel cincuenta y era mucho más poderoso que él, incluso su armadura le hacía inmune a todos los tipos de magia elementales, pero tenía un plan, se abalanzó contra su adversario y antes de llegar a su altura lanzó un impacto contra el suelo 2 metros delante de él que levantó una inmensa nube de tierra que los rodeo completamente cegandolo y mientras su adversario estaba dentro esperando que lo atacara, invocó a las 8 nagas alrededor de él lo que hizo qué murmullos de asombro se escucharan en las gradas ya que era de dominio común que un Beast-master debía tener su libro en la mano para poder invocar a las criaturas, pero Andrew no había hecho en ningún momento, cosa que les había sorprendido además las únicas nagas de las que se tenían noticias eran en la guarida de un dragón así que muchos pensaban que si tenía las nagas almacenadas también podría tener al dragón.

Su adversario se sorprendió cuando vio a las nagas rodeandole, solo tenían la mitad de su nivel, pero eran 8 y entre todas podrían vencerlo, con la diferencia de que él si que podía morir de verdad, a diferencia de las nagas que solo volverían a ser invocables una vez pasará el tiempo.

Mientras las nagas se ocupan del primer guerrero rapidamente, Andrew lanzó un impacto contra el adversario de Marcus. El combate entre ellos había entrado en un empate táctico, ya que los dos adversarios eran más o menos del mismo nivel y sus golpes eran repelidos por el escudo del contrario.

El impacto no causó daño real en su adversario, pero lo desequilibro lo suficiente para que Marcus le clavara la espada bajo el yelmo, atravesandole el cerebro y matandolo en el acto.

Por su parte Yllianni se había acercado al arquero lentamente, evitando que sus botas levantaran la más mínima nube de polvo y clavándole una daga en el cuello.

Andrew sonrió cuando vio la cara cenicienta de sus retadores, sus adversarios eran guerreros de nivel 50 y habían sido vencidos con facilidad, aunque sabía que si no hubiera sido por las nagas, a las cuales absorvio de nuevo, no habría sido tan fácil.

-¡Cuidado! -Gritó una voz desde la grada, señalando en la dirección de la elfa, mientras se levantaba y sacaba una daga del cinto, lanzandola hacia ella.

Yllianni se giró sin saber que estaba pasando, pero antes de que la daga le impactará, se pareció clavar en el espacio, pero un reguero de sangre surgió del lugar del impacto y un hombre, también vestido con un traje rojo apareció de la nada y mientras caía muerto al suelo, el que los había avisado, el cual era el muchacho que los había querido acompañar sin exito, caía al suelo sin sentido.

-¿Está muerto? -preguntó asustado Andrew mirando al muchacho en el suelo.

Yllianni negó con la cabeza y le dijo a Andrew que lo MIRARA y el aventurero se sorprendió cuando se dió cuenta de que el muchacho había subido de nivel cuatro a nivel diecisiete de golpe.

La elfa lo miró con una sonrisa

-Eso es lo que pasa cuando subes tantos niveles de golpe, al fin y al cabo, ha matado a un enemigo que lo superaba por cuarenta y seis niveles.

Andrew lo observó cuando, re repente, un escalofrio subió por su espalda, mirando fijamente a la elfa y a Marcus, diciendo en voz alta lo que más de uno pensaba

-Solo era de nivel cuatro, ¿Cómo pudo descubrir a un mago de nivel cincuenta invisible?

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