DesNivel

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¡Socorro! -gritó la muchacha mientras era arrastrada hacia el altar de piedra que estaba en el fondo de la iglesia y en el cual habían manchas recientes de sangre a la vez que una veintena de guardias se abalanzaba sobre Andrew y el resto de aventureros que estaban allí, pero el jugador sonrío, los guardias eran poco más de nivel veinte y, menos para el enano, que era de nivel siete, para todos los demás eran poco más que entrenamiento, incluso para él que había subido a nivel veintitrés al derrotar al dragoniano, a las nagas y al derrotar a la dragona, la cual era nivel sesenta y seis, mientra que Bowen no había sido capaz ni de VER su nivel, solo tenía interrogaciones hasta en el nombre, pero Andrew sabía su nombre de saberlo por el juego.

Vió sorprendido que el enano no estaba atacando a ninguno de los guardias, si no que parecía retroceder como si estuviera asustado, hasta que vió un cabeceó casi imperceptible por parte de Bowen en dirección a su pupilo.

Además de los guardias, media docena de magos oscuros se disponían a lanzar sus conjuros contra el grupo, pero las maldiciones fueron inútiles contra la dragona y el caballero mientras que Andrew era menospreciado por sus enemigos, lo que hizo que suspirara de alivio, que se abalanzaron sobre ellos después de que Rubí lanzara su aliento de fuego contra la primera fila de guardias, incinerandolos y abriendo un pasillo que intento utilizar para llegar hasta el altar, pero de repente una barrera de energía oscura se interpuso entre ellos y el sumo sacerdote que comenzó a reírse como un loco mientras los señalaba con el dedo.

-¡Insensatos, el gran dios Cthulhu llegará a este mundo en breve y todos morireis rápidamente debido a su magnanimidad.

-¡Inútil! -Gritó Andrew mientras derrotaba a uno de los guardias-, ¡Tú también morirás, ya que utilizas magia!

-Estoy dispuesto a morir por la grandeza de mi dios, ¿tú puedes decir lo mismo?

El aventurero no respondió, él no creía en nada que no pudiera ver y tocar, en cambio si que creía en que su espada atravesara a uno de los guardias que intentaba matarlo.

Mientras luchaban contra los guardias y los magos, tres sacerdotes estaban realizando un ritual mediante un cuchillo con el que se estaban haciendo cortes y en el momento en el que acabaron, usaron sus cuchillos para cortarse el cuello, pero la sangre no cayó al suelo si no que formó un círculo en el que se veía como una niebla espesa se estaba formando mientras aumentaba de tamaño, permitiendo que tres criaturas extrañas aparecieran a través de ellos.

Dos masas informes, de más de tres metros de envergadura se alzaba amenazador frente a ellos, decenas de ojos y tentáculos cubrían su cuerpo y en la punta de cada tentáculo, que median cerca de dos metros de longitud, una boca llena de sanguinolentos colmillos y con un olor putrefacto.

La otra criatura que había salido de uno de los portales media cerca de tres metros y medio de altura, con unas piernas altas y delgadas como las de las aves, pero cuyos pies tenían dos patas acabadas en afiladas uñas, su cabeza era como la de un cocodrilo, cuajada de dientes de más de quince centímetros de longitud y debajo de dos brazos humanos le surgían un par mas como los de los escorpiones: dos enormes pinzas capaces de partir en dos a un hombre e incluso tenia la cola de estos últimos de la cual goteaba un icor que siseaban al gotear en el mármol de la iglesia.

Andrew reconocía a las criaturas que habían surgido a través de los portales: dos Yinantis y un Istaru, criaturas oscuras que solo sabían matar y destruir a servicio de las personas más malvadas de Elerianna.

Las invocaciones oscuras se abrieron paso hacia Rubí y Bowen, a los que reconocieron como sus verdaderos adversarios, sin importarles si aplastaban a algún guardia por el camino.

El aventurero se apartó de su camino, no era rival para ninguno de ellos ya que los Yinantis eran de nivel 50 y el Istaru de nivel 80, sí podía ayudaría a vencerlos, pero tenía claro que aunque los matara él, no los absorveria, eran muy poderosos, pero no quería utilizar criaturas tan malvadas.

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