El fin de los días

295 47 6
                                    

Andrew miró al orco, estaba sentado y alejado del grupo, a unos 50 metros con la cabeza entre las piernas, visiblemente apenado y con la mirada perdida.

El aventurero se acercó a Crockta, cómo se hacía llamar el orco y se plantó delante de él acercandole la botella que uno de los enanos le había dado con ciertas reticencias ya qué era de común conocimiento que a pesar de que se respetaban como guerreros no quería saber nada los unos de los otros.

-¿Qué ha pasado? -preguntó Andrew mirándolo fijamente.

-Que simplemente me mandaron al grupo más lamentable de orcos que te pudieras echar a la cara y todo por culpa de los programadores de este juego, ¿a quién se le ocurrió que quisiéramos ser como somos en la vida real, que no se les ocurrió que no todos somos fuertes, altos, guapos cómo se supone que eres tú, sabes qué es un Ikkikomori?

Al ver que Andrew negaba con la cabeza el orco se lo explico: un Ikkikomori es una persona que debido a un trauma o un problema personal decide no salir de su habitación, él por ejemplo, llevaba 3 años sin salir y le hubiera gustado en este juego ser algo que no era la vida real como un caballero o un paladin, alguien bueno y noble, pero por culpa de los programadores había tenido que escoger otra raza y la verdad el intentaba portarte siendo orco como le hubiera gustado portarse siendo paladin y alguien así no está bien visto entre las tribus de los pieles verdes.

-¿Y que te impide ahora que estás solo comportarte como tal? No hay ninguna razón para que vuelvas con ellos una vez salgamos de aquí, estoy seguro que tu fuerza y tus habilidades vendrían bien para el reino de los humanos.

El orco lo miró fijamente y una cara de sorpresa y alegría se plantó en su semblante durante apenas un segundo.

-Me lo pensaré, pero ya te digo desde ahora que no traicionaré a mi raza, si he de comportarme cómo se ha de comportar un caballero no diré nada que pueda perjudicar a los míos, os ayudaré a partir de este momento y una vez tenga que enfrentarme al triunvirato, yo decidiré lo que hago.

Andrew sonrió y dándole la mano le ayudó a levantarse, pero de repente miró al cielo y vió que estaba anocheciendo y que el suelo parecía temblar cada vez de forma más violenta.

-¡Escondemos, rápido, escondeos en cualquier hueco que encontréis, pero no estéis a vistas cuando se haga completamente oscuro o estamos perdidos!

por suerte el terreno era lo suficientemente escarpado con grietas y salientes para que todo se pudieran quitar de la vista ya que tan pronto se hizo completamente de noche la pirámide pareció partirse en dos y una sombra oscura y gigante surgió de ella, elevándose al cielo

Andrew vió aterrorizado como una serpiente gigante de más de doscientos metros de largo y unos veinte de diámetro se elevaba en el cielo y luego se introducía salvajemente en la tierra lanzando enormes trozos de piedra por todas direcciones, para, según la mitología egipcia, luchar contra el barco de Ra mientras viajaba por el Inframundo para destruirlo y que la noche fuera eterna.

El agujero por el que se metió la serpiente se quedó abierto, al parecer saldría por ahí después de la lucha.

Andrew y Godrik se miraron aterrorizados, no era solo el tamaño de la bestia lo que les hacía temblar de miedo a ambos, solo ellos conocían lo peor de esa bestia inmortal y ambos sabían que no había forma humana de vencer.

El nivel del Dios-Demonio Apofis era 200 y el nivel más alto del grupo era el del señor de la ciudad, de solo 50.

El señor de la ciudad y el aventurero se retiraron aparte a hablar mientras el resto se reagrupaba aterrorizados después de ver a la serpiente.

ELERIANNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora