Cazando a un Demonio

286 39 2
                                    

Godrik se asustó al ver el inmenso tamaño de la serpiente qué enroscada, parecía dormitar en el centro de la gigantesca cámara, en el interior de la pirámide, la cual estaba completamente hueca para que cupiera el gigantesco cuerpo de Apofis, mientras que poco a poco se cerraban las inmensas heridas que Seth le había ocasionado al defender la barcaza de Ra.

Tal y como Andrew le había predicho, estaba defendida por un ejército de hombres con cabeza de serpiente armados con baculos que chisporroteaban con rayos de luz y cobras gigantes de más de 5 metros de longitud que siseaban en todas direcciónes intentando detectar los intrusos.

El señor de Silverstone ordenó que las bestias que había invocado el druida atacaran a las cobras, ya que este, antes de irse con el Visitante, le había dejado el mando de ellas, así gigantescos hipopótamos, enormes cocodrilos y muchas otras criaturas se enzarzaron en combate cuerpo a cuerpo contra aquellas bestias que estaban protegiendo a Apofis, el cual no hizo movimiento alguno y siguió dormitando.

-¡Pase lo que pase no ataquéis de ninguna manera a la serpiente gigante, hay que acabar primero con los enemigos menores, no sabemos si al ser atacada despertará y vendrá a por nosotros y tener en cuenta que es un Dios-Demonio lo cual significa que aunque esté mal herido es mucho superior a todos nosotros, a sí que hacerme caso y a quien se le ocurra atacar a la serpiente antes de tiempo será ejecutado por mi aquí y su cuerpo no será llevado de vuelta cuando regresemos a Elerianna!

Todos quedaron asustados ante las palabras de Godric ya que en Elerianna tenían la fe de que al morir y ser enterrados, su alma ascendería a los cielos y volvería a reencarnarse pudiendo vivir otra vida.

Solo aquellos que habían sido puros en alguna de sus vidas podían ascender al cielo y quedarse allí, si morían y su cuerpo no era enterrado, su alma no podría subir al cielo y no podrían volver a reencarnarse.

-Ademas pensar en la recompensa que nos pueden dar por salvar a un Dios así que ahora ayudar a los animales y destruir a los hombres bestias y a sus serpientes.

-Mi señor, sinceramente no me importan las recompensas que nos puedan dar por hacer algo así, lo único que me importa es la gente de Elerianna y que impidamos que el portal se rompa para que criaturas cómo estás salgan y la destruyan, sé que no soy digno de pensar tal cosa, pero lo más importante de todo esto es que se está haciendo el Bien.

Godrik miró al que había hablado esperando ver a uno de sus caballeros, pero en cambió vio al orco que lo miraba desde sus más de dos metros de altura y vió un brillo extraño en ellos, asintiendo en silencio.

Después de sonreírle y casi palmearle la espalda para darle ánimos, el señor de Silverstone, desenvaino su espada y gritando "Por el bien de toda la gente buena" se lanzó al ataque seguido de todos los demás.

Los hombres-serpiente alzaron sus baculos y lanzaron sus rayos contra los soldados acorazados, algunos de los cuales no pudieron evitarlos y fueron atravesados por ellos, muriendo en el acto.

Pero no pudieron lanzar más que una andanada, ya que Godrik ordenó a las bestias que los atacarán, dejando de lado a las cobras, mientras que los arqueros y los magos daban cuenta de las serpientes, protegidos por los soldados y los aventureros.

Por su parte, Crockta luchaba junto al pequeño grupo de enanos, abriéndose camino por uno de los flancos, con su espada y sus hachas, partiendo a las cobras como si fueran simples ramas.

Los enanos lo miraron y sonrieron, pudiera ser que sus razas se odiaran, pero definitivamente como guerrero, el orco no tenía parangón a pensar de su raza.

De repente una de las cobras lanzó un escupitajo venenoso sobre uno de los enanos que luchaba contra uno de los hombres-serpiente y no lo vio venir.

ELERIANNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora