¿Y que más?

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Andrew estaba contento, por fin, después de cuatro días de duro trabajo, había conseguido las quinientas monedas de plata para su cambio de profesión.

Lo había investigado en la ciudad y había leído la sección relativa a ello en el libro del juego cuando se había desconectado algo más tarde.

Se podían contratar a maestros para que te enseñaran algunas profesiones, algunas eran básicas: guerrero, mago, sacerdote, ladrón, pero en cambio, algunas eran únicas y solo se podían aprender después de pagar altas cantidades de plata, como elementalista, alquimista, invocador e incluso algunas que solo se podía escoger si previamente se había escogido otra, como paladin que solo se podía escoger si previamente habías decidido ser caballero y eso era algo que él había aprendido a las malas.

La primera vez que había jugado había elegido la clase guerrero casi sin pensar y luego al ver las otras se había arrepentido, ya que se podía escoger una segunda profesión, pero solo cuando se era nivel quince y para llegar a eso la cantidad de experiencia era simplemente abrumadora, pero ahora iba a escoger una profesión que le gustaba mucho: MAESTRO DE ARMAS.

A pesar de lo que su nombre indicaba, no era solo un guerrero, si no un mago dedicado solo a mejorarse a sí mismo y a las armas y armaduras que utilizaba, dándoles más poder para luchar, pero solo durante un tiempo, pero no le importaba, además de tener listas de ataque y mejora personal, tambien tenía una lista de curación, pero de uso propio y exclusivo, era un guerrero que luchaba solo y eso le gustaba a Andrew.

En los cuatro días no había nada más que picar y limpiar, sin contar los diez minutos que había tardado en explorar la mina por si hubiera algún peligro, pero la galería acababa a los cincuenta metros y no había encontrado nada, aparte de más hierro en el suelo.

Lo mejor era que mientras había estado picando la Fuerza y el Aguante habían subido cinco puntos cada uno, con lo que no se fatigaba tanto y la pericia con Minería había subido al 2/10 así que la habilidad permitía usar un 20% de los puntos de Fuerza y Aguante para ello, con lo cual la subida era mayor.

Respecto al segundo oficio también lo tenía claro, él era un solitario y no había entrado en ningún gremio y aquí tampoco lo haría, así que estaba claro, la segunda iba a ser Domador de monstruos, pero en la ciudad en la que estaba no había nadie que la enseñará, así que de momento no era una opción.

Pero cuando llegó frente al Maestro de Armas su ilusión se cayó como un cristal y se partió igual de frágil.

REQUISITOS PREVIOS PARA LA PROFESIÓN:

NIVEL 5 EN PROFESIÓN CIVIL PARA LA PRIMERA OPCIÓN

NIVEL 15 EN PROFESIÓN CIVIL PARA LA SEGUNDA OPCIÓN.

CARACTERÍSTICAS MÍNIMAS:
FUERZA:50
DESTREZA:25
AGILIDAD:25
AGUANTE:50
SABIDURÍA:30
INTELIGENCIA:30

Andrew salió de la capsula y abriendo la puerta chilló y gritó maldiciendo sin pausa durante varios minutos: había estado cuatro días picando sin parar para sacar hierro y poder aprender ese profesión y ahora no podía, tenía que subir su nivel de civil para poder aprenderla, pero no podía dejar la mina desatendida ya que eran muy buenos ingresos.

Después de un rato, volvió a entrar y se dirigió hacia el gremio de mercaderes.

-Buenas tardes, ¿En que puedo atenderle? -pregunto una joven oficinista beast-skin.

Andrew la miró y suspiro, la chica era una beastkin con orejas de lobo, lo cual, desde el punto de vista del muchacho la hacia atractiva, quizás en otras circunstancias hasta le hubiera firmado donde ella hubiera querido, pero ahora mismo no estaba de humor para nada.

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