Había pasado casi una semana desde que había partido de Silverstone y aún sentía sobre su piel el sabor y el calor de los besos de la elfa, después de esos días, ella simplemente se había vuelto a ir con un beso y un "hasta pronto"
Andrew iba hacia la capital ya que quería aprender la profesión de Beast-master y ahora tenía las cualidades más que necesaria para ello, aunque estaba la duda de cuál iba a ser su bestia Guardiana y dónde la encontraría.
Acompañaba como guarda a la caravana y había conseguido un caballo de guerra enjaerezado con una cota de mallas, un gran frisón negro que había sido entrenado para ser mortal si hacía falta, pero mientras tanto se comportaba como un potrillo cada vez que Andrew le daba un azucarillo.
Andrew había aprendido a montar en la vida real, ya que aunque tenía una gran imaginación y en varios de sus libros había creado nuevos mundos, dioses y civilizaciones, no tenía tanta como para saber que hacer en un combate a caballo, así que durante un tiempo, aprendió a montar a caballo, combatir con espadas incluso hizo una justa a caballo, no en el mismo tipo de caballo que montaba ahora mismo, pero muy parecido y había aprendido los fundamentos para poder cargar con él, lo único que no había aprendido era a tirar con arco a caballo, algo que utilizaban con normalidad los mongoles, pero aunque él había estado meses intentándolo al final había desistido.
De repente, el enorme caballo se detuvo en seco y se encabrito levantando de los belfos, mostrando los dientes mientras resoplaba y el vaho se condensaba en los ollares del animal.
Ver a un caballo de más de setecientos kilos a dos patas y lanzando patadas a diestro y siniestro era algo aterrador, lo que hizo que todos se pusieran alerta, pues ya sabían que significaba eso.
En un principio el jefe de la caravana no estaba muy contento con la llegada de Andrew y su caballo, al igual que el carruaje que había llegado a última hora, completamente negro y con las cortinas echadas sin que se pudiera saber quien viajaba adentro, por lo menos no hacía falta que nadie se encargará de vigilarlo, ya que, o eso dijo el conductor del carruaje, ya que contaban con sus propias guardianes ya alrededor del carruaje siempre iban tres jinetes a cada lado además dos sentados en el pescante de detrás y otro al lado del conductor.
Los escasos esfuerzos del resto de la caravana por entablar algún tipo de conversación con ellos habían resultado completamente inútiles y ninguna palabra había salido de sus labios.
En cambio con Andrew, las cosas habían sido diferentes, ya que muchacho estaba eufórico al ver que muchos aventureros sabían quién era debido a que durante los siete días que duró la celebración de la vida después de que el portal fuera destruido, Godrik, el señor de la ciudad lo agasajó de mil formas diferentes, lo cual era extraño, ya que el señor de Silverstone tenia fama de seco y reservado.
El jefe de la caravana ordenó que las carretas formaran rápidamente un circulo, ya que los movimientos del caballo solo podían significar una cosa: alguien iba a asaltarlos, no era la primera vez que pasaba, ya que en lo que llevaban de viaje habían sufrido tres viajes anteriormente y, aunque la primera vez no habían hecho caso del caballo, aprendieron a hacerlo cuando aparecieron unos cincuenta Gnolls, una especie de Hienas bípedas salvajes, empuñando con fuerza hachas oxidadas y cotas de cuero tachonado, las cuales fueron rápidamente rechazadas y exterminadas, sin que ninguno pudiera comprender que llevo a los Gnolls a atacar a un caravana cuyos guardianes casi los doblaban en numero.
El segundo ataque llego también después del aviso del caballo, pero esta vez no los pillo de sorpresa, aunque si el descubrir las criaturas que los estaban atacando: kobolds, un centenar de pequeñas criaturas de apenas cincuenta centímetros de altura parecidas a una lagartijas bipedas y armadas apenas con piedras y palos, pero ante la sorpresa de todos se dirigieron hacia el carruaje negro, ignorando a todos los demás, pero no llegaron hasta allí cuando el jefe de la caravana ordenó acabar con ellos, pero Andrew prefirió acercarse lentamente hacia el carruaje caracoleando alrededor con el caballo, pero a pesar de tener la VISION, no pudo ver que había dentro, en cambio, descubrió que los guardianes del carruaje eran CABALLEROS de nivel 15 y el conductor, un ser supuestamente inofensivo, era un SACERDOTE de nivel 25.
Antes de que pudiera acercarse mas, varios de los Caballeros se acercaron a él rodeándolo con sus caballos con las manos apoyadas en la empuñadura de sus espadas, tras lo cual simplemente retrocedió, no por que les tuviera miedo, si no por que tenia curiosidad de ver que mas cosas vendrían después y no se decepciono, el tercer ataque fue mas rápido y mas extraño, ya que una treintena de Drows jinetes de saurio y una docena de enormes drarañas atacaron la caravana a pleno dia sin que, aparentemente, les importara ni les molestara la luz del sol, además iban acompañados por una sacerdotisa que lanzó un rayo de oscuridad contra el sacerdote, pero uno de los caballeros se interpuso entre ambos desapareciendo sin dejar huella mientras lanzaba un grito aterrador que fue desapareciendo junto con el.
Los drow eran mejores que los guardas e incluso que los caballeros aunque su numero era ligeramente inferior, pero la luz de sol disminuía sus habilidades de combate y pronto la superioridad numérica de los guardias se fue imponiendo cuando Andrew cargó con su caballo enfrentándose a los jinetes de lagarto, arrollándolos, abriendo una brecha entre ellos mientras que los magos y los hechiceros atacaban con todo lo que tenían a las drarañas, las cuales solo tenían ojos para el carruaje y Andrew se los llevó por delante mientras que el caballo pisoteaba con fuerza los cuerpos de los caídos, en ese momento, la sacerdotisa sacudió de repente la cabeza, aturdida como si despertara de un sueño y ordenó a su ejercito que se retirara, sin comprender por que había atacado una caravana y menos a plena luz del dia.
Después de esa batalla y mientras los sacerdotes curaban a aquellos con heridas leves y daban la extremaunción a aquellos con heridas graves y se preparaban piras para quemar a los muertos y que no se pudieran convertir en no-muertos o cosa peores, el jefe de la caravana exigió saber al conductor de la caravana el por qué tantas criaturas, que normalmente no se molestarían en atacar una caravana con tantos guardianes no hacían más que atacar con intención de ir a por el carruaje, pero el sacerdote sacó un pergamino y se lo mostró, en él explicaba claramente que se debía dar todo el apoyo necesario al portador de la carta, ya que su "santa" misión había sido encomendada por la Santa iglesia y que todo aquel que les diera apoyo seria bendecido por el santo Apóstol Demetricus, pero que aquel que le negara dicha ayuda seria perseguido por el santo capitulo de la Justicia divina.
El jefe de la caravana no dijo nada mas y simplemente, después de casi tocar el suelo con la cabeza de la inclinación, dio media vuelta con el terror impreso en su cara y ordenó ponerse en marcha, aunque aun no habían sido curados todos los guardianes todavía, algunos intentaron protestar, pero la cara del jefe le dejo claro que no debían hacerlo, asi que, con cuidado, los cargaron en las carretas y los sacerdotes fueron con ellos para curarlos.
Andrew miro la carreta con odio, pero no podia hacer nada, además, aparte de los casi veinte guardias que habían muerto, solo había caído un Caballero, el que se había interpuesto entre el rayo de la sacerdotisa Drow y el sacerdote humano, el cual, tal y como había podido VER Andrew, era un sacerdote con muchos hechizos de curación que incluso podia unir miembros amputados y a pesar de eso no ayudó al resto de sacerdotes a curar a los heridos, solo miró como gastaban su magia en ellos como quien ve comer a los perros, con total desgana y algo de asco.
El caballo retrocedió tres pasos ante el cuarto ataque mientras que, delante de la caravana, los arboles temblaban visiblemente, algo se aproximaba, algo muy grande y cuya presencia asustaba a un caballo que se había enfrentado a Saurios incluso mas grandes que él sin que le temblara una pata.
Andrew también lo sentia, su piel se había puesto de gallina, se acercaba algo muy grande, mucho mas poderoso que él y mucho mucho mas malvado que él, sentia un aura tal, que todo su cuerpo deseaba dar media vuelta y salir corriendo, pero al final no lo hizo, ya que al fin y al cabo esto solo era un juego y esta vez si que se había acordado de bajar la tasa de asimilación después de que la elfa se fuera, pero cuando los arboles mas cercanos a él fueron cortados por una enorme cola roja afilada como una cuchilla y un enorme dragón rojo irrumpió en el claro penso que seria un juego, pero no le apetecía para nada ser masticado por un dragón hasta la muerte o quemado por su fuego.
ESTÁS LEYENDO
ELERIANNA
FantasíaAndrew, un escritor que en la vida real lo tiene todo: es joven, rico y con mujeres a su alrededor, no es feliz, la vida le parece monótona y aburrida y para él, ha perdido la chispa. Por eso cuando sacan un nuevo juego, basado en un MMORPG que el j...