Y el infierno le seguía

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Debido a la diferencia de niveles entre los guardias y los aventureros la victoria se había decantado de forma abrumadora hacia el grupo de aventureros y mientras los dos con un nivel inferior al veinte: Sofía y Beldwyr eran protegidos por Yllianni, los otros cuatro: Marcus, Grimnur, Andrew, que ni siquiera había necesitado invocar a las nagas y el lanzador de cuchillos, Malcom, se habían desecho con rapidez de los guardias los cuales ni siquiera habían podido tocar, con sus armas, la armadura de ninguno de ellos.

Al ver cómo sus guardias habían sido vencido tan fácilmente, el cuerpo el alcalde pareció explotar de repente y la muchacha salió despedida hacia la pared donde chocó con un crujido siniestro, luego cayó al suelo como un títere al que le han cortado las cuerdas.

El alcalde comenzó a crecer tanto en altura como en grosor mientras su ropa se desgarraba en pedazos, su piel se ennegrecia y unas escamas oscuras y vrillantes cubrían su cuerpo, mientras su boca se estaba alargando como la de un cocodrilo a la vez que docenas de filas de dientes iban apareciendo en ella, un par de brazos mas, ligeramente más pequeños surgieron de su torso, pero en vez de manos, tenía una par de enormes pinzas y unas enormes alas negras como la de los murciélagos surgió de su espalda así como la cola de un escorpión, la cual rezumaba veneno.

Andrew estaba asustado, su adversario era un dopleganger y se estaba transformando en un Istaru de nivel 80, todos juntos no podrían ni rozarlo.

-¡Jajaja, veo que estáis asustados y es lo más normal -rugio el demonio de más de cuatro metros de altura con una voz gruesa y cavernosa-, debéis saber que vais a tener el honor de morir a manos de AAAAAAAAAAH!!!

De repente, un enorme rayo de luz blanca y pura surgió de detrás de ellos e impactó en el cuerpo del Istaru, haciéndolo chocar contra la pared debido a la fuerza del impacto, derrumbandola y atravesandola.

De entre los escombros, surgió el demonio con el pecho, el lugar donde el rayo de luz había impactado, humeando y con un enorme agujero que parecía hacerme más grande a cada momento, el Istaru miró asustado a Beldwyr, el cual le sonrió de forma guasona y le guiño un ojo, desenvainando su espada que pareció brillar durante un segundo.

-¡Te recordaré, Cazador de sombras -escupió el dopleganger antes de convertirse en un elemental de aire y escapar por una de las ventanas, ese rayo no solo lo había herido si no que además lo había debilitado lo suficiente para que entre otros pudiera ser vencido.

-Te estaré esperando, espantajo -murmuró el muchacho antes de caer sin sentido en el suelo.

Marcus esbozó una sonrisa amable al ver a Beldwyr de nuevo en el suelo.

-Este muchacho tiene tendencia a caer al suelo cada vez que vence a un poderoso enemigo.

Andrew miró asombrado al Cazador, había gastado todos sus puntos de magia en un solo ataque y aunque no había derrotado a su adversario lo había debilitado lo suficiente para que el resto del grupo pudiera derrotarlo, así que al final había decidido huir, pero estaba seguro de que volverían a saber de él más tarde o más temprano.

Mientras tumbaban al muchacho en un sofá, Andrew se acercó a Yllianni ya que había una cosa que no entendía, ya que había MIRADO al alcalde antes de que se transformara y no había visto nada raro en él.

La elfa le explicó que eso era posible debido a que en el momento que un dopleganger adoptaba la forma también adoptaba su alineamiento, al menos de cara al resto de la gente, el suyo de base era caótico malvado, pero se sabía que algunos que se habían infiltrado en órdenes de paladines, en teoría, hombres y mujeres impolutos que detectaban el mal a simple vista.

La elfa le explicó que otra cosa que hacían esas criaturas oscuras, al menos siempre que tenían la oportunidad, era devorar a la criatura a la que replicaban, ya que de esa forma se podían monetizar de forma completa más fácilmente y evitaban sufrir una choque de realidad, ya qué cuando el dopleganger y la criatura original se encontraban, automáticamente el doble perdía el control de su transformación y se convertía en su yo original, una extraña criatura oscura de casi tres metros de altura y delgada, parecida a un gusano lleno de pelos urticantes, pero con dos brillantes ojos rojos.

Andrew se acercó a Madeleine mientras el resto estaba con el Cazador y la MIRÓ con tristeza, la muchacha estaba muerta, con el cuello doblado en una postura imposible y una lágrima rebelde asomó por sus ojos, quizás si se hubiera dado cuenta la hubiera podido salvar, pero llegó tarde.

Con delicadeza para que la cabeza no se doblara más, la recogió del suelo, apoyándole la cabeza en su pecho y, ayudado por el siempre silencioso Malcom, fue recorriendo todas las habitaciones de la casa hasta que encontró la de la muchacha, sonrío con tristeza, ya que esperaba una habitación femenina, pero está no solo era eso, ya que además de muñecas y algún castillo de madera infantil, también vió una manoplia de armas en una de las paredes y dibujos en los que se veía a una chica salvando a un muchacho de las garras de un dragón, esa muchacha no pensaba ser la princesa del cuento, sino una heroína, lastima que todo hubiera acabado así por culpa de una demonio traicionero.

Con mucha delicadeza, la tumbó en la cama y la colocó como si durmiera esperando a su príncipe, alisando su ropa y aunque no era creyente, rezó una pequeña oración por ella, después cogió una espada de la pared y la colocó en sus manos, con la empuñadura entrelazada entre sus dedos, mientras lo hacía, Malcom encendió una antorcha de la pared y con un movimiento afirmativo se la dió a Andrew, el cual prendió fuego a la cama y a las cortinas.

Al darse la vuelta vió una espada en la pared que le llamó la atención, era una Varkalla: una espada que podía ser usada a una mano como una espada ancha y a dos manos como un mandoble y girandose hacia la cama, levantó la hoja en dirección hacia el cielo y beso la empuñadura en la zona de la cruceta.

-Prometo darle un buen uso.

Andrew salió de la habitación y la cerró con llave mientras maldecia a los creadores del juego, no podía desconectarse debido a que estaba en medio de una misión, de haber podido lo habría hecho y luego habría buscado por cielo y tierra a los creadores para que sus puños hablaran con ellos, esto era un juego y estaban hechos para que se divirtiera la gente, no para que la gente sufriera y lo pasará mal jugando.

Llegó al comedor donde el resto de grupo seguía alrededor de Beldwyr, los cuales lo miraron, pero ninguno se atrevió a preguntar nada, todos sabían de dónde venían y un puño les apretaba el pecho.

De repente uno de los aldeanos, de unos cuarenta años, flaco y famelico como un perro desvalido entró gritando, al parecer los hombres-jabalí habían llegado a la aldea, eran cerca de cien y unos diez minotauros gigantescos, de casi tres metros de altura habían llegado con ellos.

Andrew no dijo nada y desenvaino su espada inmolandola en electricidad mientras que Malcom se ponía una capucha negra y una máscara que le tapaba toda la cara, menos los ojos que parecían grises y tristes como los de un tiburón y empuñaba dos karambit.

Yllianni lo miró con otros ojos, Andrew se estaba tomando muy en serio lo que él creía que era un juego, estaba casi preparado para saber la verdad, debía hablar con Taliesin.

En ese momento Yllianni y los demás vieron como el humo y las llamas comenzaban a devorar la casa y observaron con más seriedad a Andrew mientras invocaba a las nagas, en ese momento recordó una parte de un libro que leyó hace mucho tiempo en la Tierra, en ese momento Andrew se había convertido en un ángel vengador, en un ángel de la muerte "Y el infierno le seguía"

-¿Dónde vas? -preguntó Grimnur mientras miraba asombrado a las nagas que el aventurero había convocado a su alrededor.

Andrew se giró y los miró al grupo de aventureros de tal manera que todos dieron un paso inconscientemente hacia atrás.

-Voy a cumplir la última última voluntad de Madeleine, vosotros haced lo que queráis, pero solo os diré una vez, no os metais en mi camino.

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