La verdad es desvelada

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Andrew salió lentamente de su cápsula de realidad virtual mirando alrededor, tal y le había explicado Yllianni, su habitación era completamente individual y la cápsula había sido colocada dentro de ella, la cama era bastante ancha y grande, pero la habitación estaba amueblada con mucha sencillez: una cama, una mesita, una mesa y un par de sillas, un armario ropero, un cuarto de baño y poco más, la decoración brillaba por su ausencia, pero para dormir era más que suficiente

Salió de allí ya que en breve habría una reunión con el resto de jugadores que habían sido elegidos para salvar al mundo de Elerianna ya qué tal y como la elfa le había explicado, no era un juego de realidad virtual sino que las cámaras contenían un poderoso hechizo que permitía que su alma tuviera en ese mundo forma corpórea y se transformara en lo que se llamaba un avatar aunque Andrew no entendía el porqué los primeros jugadores habían sido escaneados para poder tener su cuerpo tal y como era en realidad y no el que hubieran querido elegir, el joven estaba convencido de que eso había sido un fallo catastrófico en los planes del archimago ya que los personajes que cada cual había formado no tenían porque parecerse a su forma en la Tierra y debido a eso de los primeros 50 que habían entrado solo él tenía un cuerpo tal que había podido ser escaneado, eso le había costado mucho ya que, seguramente, los primeros 50 habían sido elegidos como los mejores.

Cuando llegó a la sala de reuniones vio que tenía razón en sus pensamientos ya que la mayoría, y sin menospreciar a nadie era gente común o bien altos y muy delgados o bajitos y rechonchos incluso había muchacho que tenía 13 o 14 años a lo sumo, pero aunque él se codeaba con los mejores jugadores del mundo de Elerianna incluso a la mayoría los había visto en persona, no reconoció a ninguno de los que se encontraban allí

Andrew de normal era una persona cordial y le gustaba relacionarse con la gente, pero por alguna extraña circunstancia prefirió quedarse al margen y no tenía ningunas ganas de acercarse a ellos, aún estaba asimilando lo que la elfa me había comentado acerca del mundo en el que ella vivía, le había explicado en ese mundo había una poderosa criatura que protegía un árbol el cual brotaba una fruta que era la fruta de la inmortalidad y habían muchas criaturas extrañas y demonios qu harían lo que fuera con tal de conseguir esa fruta, por eso a veces se habrían portales dimensionales en otro lugar ya que una de las criaturas era tan sumamente poderosa que podía invocar a otros guerreros para que lucharon por ella, no estaban seguro de quién se trataba, pero creían que era Bahal, un dios oscuro de la destrucción.

Mientras esperaban se abrió una puerta lateral y un anciano de unos sesenta años con el pelo largo y canoso recogido en una coleta, vestido con un traje de teed impecable y apoyado en un bastón con el cabezal de plata se acercó hacia ellos con lentitud mientras que tres personas exactamente iguales caminaba en silencio tras de él, Andrew reconoció que eran como el que le había vendido la máquina y observo como los otros tres caminaban un par de pasos detrás del anciano como si le mostraran cierto respeto.

-Antes de nada saludos jóvenes y valientes guerreros, sois lo mejor de la alianza entre hombres, elfos y enanos y si estáis aquí es porque habéis aceptado la invitación que la elfa Yllianni os ha transmitido, debéis saber que mi nombre es taliesin -habló del anciano con voz suave y susurrante-, y después de crear el juego gracias a la ayuda de la gente de La Tierra utilicé magia mezclada con tecnología para crear las cápsulas con las cuales habéis estado luchando en mi mundo, pero ahora es el momento en que la lucha se centre en un 100% ya que el señor de la destrucción está planeando entrar, como decís vosotros, a saco en mi mundo, no sabemos exactamente el tiempo que tardará en hacerlo, pero debemos estar preparados para cuando llegue.

Andrew suspiró y se acercó con determinación al anciano mientras enarcaba una ceja con ironía

-A ver, mi señor Merlin, no sé si a ellos se les ha invitado o no, pero a mí simplemente se me secuestró, no sé qué habéis pensado, pero a mí no se me preguntó en ningún momento que yo quisiera participar en esta extraña aventura, no digo que no lo haga, solo digo que si me podría haber advertido primero.

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