SODOMA: "Placer y Arena"

Capítulo 10: Torneo

10-Torneo

**Zangetsu**

El día que más temía que llegara al fin se ha presentado y no puedo más que suspirar cuando Sajin y yo llegamos con nuestros alumnos a caballo a la zona donde se celebran los torneos y las batallas en la arena dentro de un enorme coliseo gris hecho de hormigón, a la antigua usanza de los romanos, concretamente en el territorio de éstos, donde podemos ver como muchas carretas y caballos llegan con otros maestros y alumnos preparados para cumplir con su destino.

Mugetsu no deja de mirar de reojo a su hermano al cual llevo sentado delante de mí en el caballo, con la cara oculta entre sus cabellos, totalmente vacío y callado haciendo que mis nervios se vayan alterando más a medida que se acerca su momento. Komamura también me mira preocupado, aunque no creo que Mugetsu le haya dicho lo ocurrido a su maestro y más le vale, porque le amenacé con no abrir la boca si quería seguir respirando.

-Oh, hombres del famoso batallón sagrado, qué honor- chasqueo la lengua al toparnos con una víbora peligrosa del clan romano, Aizen Sousuke, que va acompañado de un chico joven de cabello azul largo trenzado y ojos de la misma tonalidad que nos mira con una soberbia que me gustaría arrancarle de un puñetazo.

-El primogénito de mi camarada Coyote Yhwach vuelve a la arena- gruño a Aizen mientras bajo del caballo y agarro a Sen por la cintura para bajarle a mi lado. –He visto los tablones de las inscripciones y parece que vamos a tener el placer de ver a nuestros alumnos enfrentados en la arena, Zangetsu. Espero que sea todo un espectáculo, ver a otro Kuchiki en la arena y entrenado de forma distinta a sus familiares...mm...me muero de curiosidad...-

-Cierra la puta boca ya. Me estás provocando- Aizen se sorprende por mi respuesta escupida con rabia, pero sonríe maliciosamente echándose algunos mechones de pelo hacia atrás sin perderme de vista.

-Éste es mi alumno, Grimmjow Jeagerjaques. Le he entrenado a conciencia para este momento- veo de nuevo a ese niñato soberbio el cual frunce el ceño al mirar de arriba abajo a Sen con estupefacción.

- ¿Voy a pelear contra esta nenaza? – hago el amago de echar un paso hacia delante y noto como Sajin me agarra de un brazo para contenerme. Aun así, la mirada que le lanzo al crío es tan odiosa que noto como traga saliva retrocediendo, lo que hace reír a su maestro.

-Sin duda no has perdido ese salvajismo que te caracteriza, Zangetsu. Deseo que tengas suerte y no pierdas a otro alumno en el harén, eso sería tan bochornoso...-

-Maldito cabrón, si fuéramos nosotros los que nos enfrentáramos, te destrozaría vivo en la arena- Aizen vuelve a sonreír haciendo que casi pierda los estribos y Sajin gruñe más fiero cuando tiene que usar más fuerza para engancharme.

-Zangetsu cálmate joder ¡eres el maestro! No puedes perder la compostura-

-Esa víbora odiosa me lleva jodiendo desde que empecé a ser maestro. Te juro que, si no estuviera en mi posición, le retaría en la arena-

-No podrías matarle si le vencieras, solo sodomizarle. ¿De verdad te gustaría tener un bastardo con ese tipo? - cuando Sajin dice eso veo directamente a Sen que se estremece abrazándose el vientre tras oírnos y aprieto los dientes mientras me alejo de Sajin y Mugetsu para llevarme a Sen con los hombres que se encargan de prepararle para la batalla. Para colmo nosotros somos los primeros en luchar, maldita sea...

Doy vueltas por uno de los pasadizos del coliseo viendo por una ventana como los espectadores están empezando a llenar las gradas. Todos esos hombres procedentes de distintos clanes y agrupaciones que se mueren por ver un buen espectáculo con los chicos iniciados y relamiéndose impacientes para hacer apuestas por ellos. Abro los ojos cuando veo aparecer a mi padre seguido de sus hombres, con mi hermano menor Starrk acompañado de otro hombre japonés que directamente relaciono con Sen. No me jodas... ¿ese hombre ha entrenado a mi hermano? En fin, lo único bueno de que Sen salga el primero a la arena es que sus hermanos no podrán hablar con él antes, lo que me ahorra la tensión de que sospechen qué le pasa a Sen al verle tan deprimido. Dios....