SODOMA: "Placer y Arena"

Capítulo 1: Sagrado

NOTA DE LA AUTORA: ¡Holaaa!! pues sí, aquí me tenéis de nuevo, para no perder las buenas costumbres de año nuevo, fic nuevo XD aquí  os traigo otra historia morbosa, sexual y ardiente en todos los sentidos con ambientación antigua-apocalíptica.

Es la primera vez que me atrevo con un género apocalíptico, sinceramente no me gustan mucho, pero lo he adaptado a mi modo y espero que resulte llamativo de leer. El lenguaje es explícito, las escenas también y hay mpreg, así que ya quedáis advertidos/as. Me apetecía volver a escribir algo con temáticas históricas, reglas y demás así que sin más dilación os dejo con el inicio de este fic que deseo de todo corazón que os guste mucho.

SODOMA: "Placer y Arena"

1-Sagrado

**Sen**

El corazón podría salírseme del pecho de lo nervioso que estoy. Hoy debería ser un día grandioso, conmemorando mi décimo tercer cumpleaños, aun a sabiendas de lo que esto significa. Se avecina el cambio más importante en mi vida. Mi inicio en la senda de la juventud. El verdadero significado de nuestra existencia en este mundo gobernado por los más fuertes y supervivientes.

- ¡Sen! - me sobresalto un poco al salir de mi cabaña encontrándome a mi hermano Mugetsu en el jardín el cual se tira a mi cuello para abrazarme haciéndome reír. Cuando sus ojos rojos, brillantes bajo la luz de sol, me miran, puedo apreciar su alegría contenida tras tantos meses de espera.

-Por fin estamos a la par, Sen, hoy partiremos- siento un escalofrío al ver lo decidido que está, aunque no me sorprende. Él lleva mentalizándose para esto desde que cumplió los trece, seis meses antes que yo, pero ha decidido esperarme para empezar ambos nuestro entrenamiento a la vez.

-Menos mal que os encuentro juntos, hijos- Mugetsu y yo le hacemos una reverencia de respeto a nuestro padre cuando le vemos aparecer en el jardín. - ¿Tenéis ya preparado el saco con vuestras cosas? –

-Sí padre, yo lo tengo listo desde hace meses- Mugetsu alza la barbilla orgulloso ante nuestro progenitor y yo meneo la cabeza sonriendo. Cuando los ojos grises de mi padre se centran en los míos, trago saliva y asiento.

-So...solo me queda guardar algunas cosas, pero estaré listo enseguida...- abro los ojos al ver como mi padre alza su mano para acariciar mi cabeza al notar mi preocupación.

-No tienes nada que temer. Todo joven pasa por este proceso antes de convertirse en hombre y doy fe a los dioses de que vosotros me enorgulleceréis con vuestros actos, al igual que vuestros hermanos mayores-

Sí, hermanos mayores que apenas conocí y al último que se marchó cuando yo tenía siete años, no le he vuelto a ver jamás, aunque por oídas y rumores que nos llegan a la aldea, sé que el apellido Kuchiki es conocido entre muchos.

Entro en casa para guardar las últimas cosas que quiero llevarme en el saco y veo como Mugetsu me espera algo impaciente apoyado en la pared. Sé que debería estar tan tranquilo y confiado como él, pero irnos a la aventura sin saber en qué manos vamos a acabar, me hace tener pájaros negros rondándome por la cabeza.

-No deberías llevarte eso. - Mugetsu me señala el reloj de pulsera que mi padre me regaló en mi anterior cumpleaños. Es una reliquia del pasado, de un mundo antiguo que mi padre conoció y vivió antes de que todo cambiara. Ni siquiera funciona ya que la pila se gastó hace años, pero...me gusta tenerlo como amuleto.

-Recuerda a dónde vamos. No creo que nos dejen tener cosas de valor- tuerzo el gesto al oír eso y estoy a punto de contestar a Mu cuando nuestro padre entra e interviene.