14. Regla #6

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Regla #6: Hacerte la fuerte y fingir que no te duele solo provoca que te duela el doble.

21 de noviembre de 2020

La exposición de esta noche resultó ser uno de mis más grandes sueños hecho realidad. Los críticos a los que tanto temor les tenía se quedaron fascinados ante mis pinturas. El sonrojo de orgullo ya no tenía cabida en mi feliz rostro, pero la sorpresa mayor llegó cuando el director del museo nacional de Berlín me pidió conversar en privado unos minutos. Allí fue cuando me propuso una exposición de un mes en el museo alemán. Todavía no me lo creo. Hasta el hecho de no haber saltado al techo y caminado por las paredes de tanta emoción se me hace complicado de comprender ahora mismo.

En una sola noche conseguí tres exposiciones en las principales ciudades del mundo. Aunque Londres ya era un hecho, así como París por la buena relación profesional que tengo con la directiva. ¡Pero Berlín! ¡DIOS! Eso sí que no me lo esperaba ni en mis mejores fantasías.

Aún sigo con las emociones contenidas dentro de mi pecho. Aúllan de dolor por querer explotar. Llegué a considerar el encerrarme dentro del baño y gritar de satisfacción, saltar y chillar como una niña. Pero dese que acabó la exposición, no he tenido oportunidad ni para recuperar el aliento. Mis lienzos los tengo que guardar como oro durante los siguientes meses -hasta que sean subastados luego de su travesía europea-, pero al menos por esta noche tendrán que dormir lejos de mí. El servicio del hotel fue muy amable al darme una de las suite principales para guardar las pinturas ya que la seguridad es máxima en este sitio. El lunes ya me encargaría de llevarlas al museo de Londres donde se quedarán bajo custodia unos días antes de la inauguración de mi propia galería. Luego, en enero, la galería se trasladará a París y Berlín tendrá la exhibición para febrero. No me sorprendería que los museos de España o Italia me lleguen a contactar en los siguientes meses.

Nunca he sentido algo tan fuerte y duradero en mi interior. Esta emoción es un éxtasis interminable. La piel me pica de una manera tan deliciosa que solo debo cerrar los ojos y dejarme llevar por la adrenalina...

- ¡Mika! ¡Felicidades!

Oír los efusivos grititos de Gianna me traen de vuelta al mundo real al abrir los ojos y encontrarme con el castaño de los suyos. La piel se me pone chinita de la excitación y sorpresa de ver personificada a mi tan ansiada musa que me ha regalado la mejor noche de mi vida.

- ¿Puedes creerlo? Los directores de París y Berlín quieren que lleve mis pinturas a sus museos -hablo entre gritos alegres saltando fuera del sofá hacia su dirección-.

- ¡Oyeeee! Eso es fantás...

La besé. Ella me besó. Nos besamos.

Mucha furia en la manera en que nuestras bocas se devoran. Solo soy consciente de que estoy enojada conmigo misma por habérmelo negado tanto tiempo. No pensé en detenerme a tomar una bocanada de aire, ya que preví cómo terminaría todo esto. Si voy a morir, prefiero que sea probando algo prohibido, pensé.

Le metí la lengua en su boca. No la detuve hasta saborear la delicia de su saliva. Sin embargo, sentí la sorpresa de Gianna por mi arrebato, pero considerando que ella me viene provocando desde el día que nos conocimos, pronto se hizo la idea.

Ambas dejamos que el beso se extendiera mucho más tiempo. Ella acurrucaba sus firmes dedos en la profundidad de mi melena rubia, mientras yo presionaba mi cuerpo contra el suyo para que sintiera la excitación que brotaba de mis pechos. Unos pasos atrás, su espalda deteniéndose al tocar una de las paredes, pero eso no cortó al beso. Profundicé mi exploración metiendo más al fondo mi lengua para encontrar el dulce elixir que me ha vuelto adicta al sabor de sus labios.

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