17.5 No es personal

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29 de enero de 2021

¿Prueba de fuego? ¡Superada!

Se suponía que la directora Ivanova me respaldaría mediante su presencia en la sala de juntas, pero ella nunca llegó. Sí, el corazón me saltó de golpe al escuchar a su asistente decir que empezasen sin ella la reunión. La mesa directiva estuvo conformada por gerentes de una empresa automovilística alemana, los asesores financieros de estos, un par de abogados y tres banqueros seniors de Barclays. Podría elegir al azar a cualquiera de ellos, y estaría segura de que tienen más años de experiencia en estas cuestiones que mi propia edad.

Sin embargo, solo di un profundo respiro, me aclaré la garganta y empecé con mi exposición sobre la calidad y cantidad de riesgos que traería el proyecto que los alemanes quieren hacer con la financiación del banco. Hablé durante casi una hora seguida. Cité casos de inversión pasados a diestra y siniestra, mostré gráficas y análisis de proyecciones de retornos que traería el proyecto para ambas partes. Es cierto que al principio se invertiría a pérdida, pero en solo 18 meses, esos números pasaría del rojo al azul.

Lo que me atemorizaba no era exponer -he hecho cosas más difíciles durante estos años- sino la siguiente hora que sería solo de preguntas. Pero no cualquier tipo de preguntas. Los alemanes con su séquito de abogados y economistas me comerían viva con preguntas rebuscadas. Confiaba en tener a Mila Ivanova, ya que sería mi "salvavidas" ante cualquier eventualidad. Sin embargo, en ese momento me di cuenta de que ella nunca llegaría. Me había dejado enfrentarme a solas contra los alemanes para así curtirme más temprano que tarde. Ella misma me lo dijo: "Veo muchísimo potencial en ti, Tatiana. Lo que quiero es ayudarte a explotarlo".

¿El resultado? Pues solo faltan cuestiones legales para que los germanos firmen con Barclays en los próximos días. Me llevé un "excelente trabajo, señorita Rozhdestvenskaya" de parte de la señora Moore -es la banquera senior principal de Barclays- quien terminó invitándome a cenar con otros economistas senior este fin de semana como celebración por cerrar el millonario proyecto.

Por fin se ha terminado esta ansiedad que me consumió durante estos últimos días de enero. La próxima vez me será más fácil desenvolverme en las exposiciones de proyectos. Ahora solo siento un placer irrefrenable en la sangre por haber quedado muy bien ante los banqueros de la empresa. Mi "escasa experiencia" -debido a mi juventud- es suplida por mi habilitad innata en las finanzas gracias a mi sangre fría. Sin embargo, tampoco puedo dejar que se me suba a la cabeza este primer logro. Solo basta que regrese a las oficinas de Riesgos & Inversiones para que mis expectativas se reduzcan de golpe al cruzar miradas con la "encantadora" de Yelena Belova.

Sé a la perfección que Yelena lleva cinco importantes contratos cerrados desde que le asignaron esta área. Por lo cual, no puedo vanagloriarme con mi primer negocio cerrado. Además, esta chica es cien mil veces más soberbia y creída que yo. Desde el primer día en que me presentaron como su "compañera" me dejó muy en claro que existe un -supuesto- abismo entre ella y yo. Y todos los días aprovecha en recordármelo con su palabrita mágica:

- Novata, ¿y qué tal salió todo? ¿La directora Ivanova te salvó?

Seguro que desearías oír que Mila tuvo que socorrerme ante las preguntas de los inversionistas alemanes, pero no hoy perra.

- Ella no pudo presentarse a la junta de inversión. Así que asumí la responsabilidad de cerrar el trato con los alemanes.

Su maldita sonrisa de superioridad tembló unos imperceptibles segundos, pero al instante se recompuso.

- Suerte de novata, supongo. En fin... No es día libre por haber terminado las negociaciones. Así que vuelve al trabajo...

- Eso hago, pero tú me preguntas y yo respondo. Lo cual hace que perdamos tiempo y así se reduzca la productividad del área.

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