XX. De Vez en Cuando

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Primavera de 2023

Irónico. El día en que nos conocimos, yo andaba arrodillada en el suelo buscando un juguete de mi hijo. Estuve a sus pies. Y ahora tengo a la señorita Rozhdestvenskaya a mis pies y bajo mi control. Llevaba mucho tiempo esperando esto... Quizá desde que cruzamos miradas.

Su belleza es tan atrevidamente peligrosa como su personalidad. En Tatiana todo es tan inhóspito que te hace dudar si es seguro dar o no el siguiente paso. No puedes afirmar que su cabello es castaño clarito u oscuro porque las puntas sí brillan, pero mientras asciendes, estas se tornan negras como las alas de un cuervo. Un rostro tan tierno como de ángel, pero corrompidos por la mirada oscura de sus ojos castaños adornados por múltiples y largas alas de demonio llamadas pestañas. Y para ponerle la cereza al pastel estaba su coqueta y carnosa boca que brillaba por el pintalabios.

Sin embargo, lo que en verdad erizó a mi piel fue ver sus deliciosas manos. Delgadas, un poco largas y blancas como la nieve por las que se filtraban los senderos de sus verdosas venas. Sus esplendorosas uñas relucían un tono rosado clarito y luminoso.

No, no es una manía. Solo un gusto particular que adopté hace pocos años hacia las manos femeninas que tanto me excitan. El solo imaginarlas rasgar con fuerza la superficie de mi piel más íntima y ardiente, luego sumergirse en el ardor de mi boca y degustar mis propio néctar me arranca fantasías prohibidas para una mujer casada.

De cualquiera manera, mi deber era actuar como una profesional y eso hice. Dejé las fantasías de lado y empecé la entrevista como si la linda rusa de manos de diosa fuese cualquier persona equis. Una vez que empezó a trabajar y demostrarme todo el potencial que tiene para las finanzas, no pude evitar que mi admiración hacia ella creciese.

Tatiana se volvió en mi fruta prohibida. Ya era hora de que tuviese una, ¿no? Me la merezco. Pero no solo poseerla en silencio sino también tener la oportunidad de probarla. Aunque esto último ha implicado usar toda mi paciencia contra mis impulsos.

Cualquiera pensaría que es fácil para alguien exitosa y bella como ninguna el tener a quien me dé la gana. Sí, es cierto. Pero cada paso debo darlo con cuidado. Tengo demasiado qué perder como mi perfecta reputación como directora financiera de Barclays. O el hecho de que tengo un matrimonio de diez años y tres hijos. Dicen que hay líneas que no se deben de cruzar, pero solo se vive una vez. Deberíamos probarlo todo, ¿no?

Pasaban los meses, nuestras reuniones laborales se distanciaban, pero el rumor sobre su destreza en el área de inversiones y riesgos llegaban más fuertes hasta mi oficina. La única chica que ha logrado rivalizar con el magnánimo ego de Yelena Belova, su hambre por reconocimiento en todo lo que hace y la sangre fría para negociar incluso su alma al mismísimo diablo. Tatiana Rozhdestvenskaya es un filoso diamante que quizá nadie pueda romper.

Sí, solo "quizá! porque incluso la persona más férrea e indomable se derrite ante una pandita. Así lo hizo mi leona española cuando me conoció. Me pregunto quién será la afortunada -o desafortunada- que deba de enseñarle buenos modales a la rusita de ojos castaños.

Entre mi papel de mamá, esposa y jefa de un importante área bancaria pocas veces tuve tiempo de pensar cómo atraer a Tatiana hasta mi telaraña sin que se diese cuenta. Primero que nada, ¿yo le interesaba? ¿Y qué tanto era su interés hacia mí? Ese detalle es muy importante para una posible aspirante a mis juegos. Solo si mi ser la embriaga lo suficiente, ella estará dispuesta a hacer de todo. Incluso, estar bajo mis órdenes. Un problema era su juventud, ¿23 años? Demasiado joven para mi gusto, inexpertas por lo general y casi nada curtidas en saber obedecer lo que le pides. Sin embargo, eso me hacía desearla más cada vez que me acordaba de esos filosos dedos.

Las Reglas del JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora