Cap 26

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- ¿Quieres ir a un lugar más privado?- pregunté entre besos.

El se alejó de mí y sonrió de manera burlona.

- No voy a hacerlo contigo mientras estás ebria.

- ¿Por que no?.

- Porque no estoy ebrio, no quiero aprovecharme de tu condición.

- Entonces pongámoste ebrio a ti también- sonreí mostrando mis dientes.

- Me gustaría recordarlo si lo hacemos.

Suspire cansada.

- Te doy una solución y me das cinco problemas más- me queje.

- Estás muy ebria Zoe, jamás dirías algo como eso.

Tenía un punto muy válido, así que por alguna razón terminamos en la hermosa y privada terraza en una de las habitaciones del lugar, pero claramente con la distancia que Eros insistía en tener, me resultaba indignante en verdad.

El se encontraba reclinándose en una silla con los pies en el borde del balcón al igual que yo mientras admirábamos el bosque.

- No puedes estar molesta.

- No lo estoy, solo no volverás a tener una oportunidad cómo está.

- Correré el riesgo- sonrió- dijiste algo que llamó mi atención.

- Dime.

- ¿Que es lo que te impide estar conmigo?.

-Pues.. -bebí un trago grande de agua, ya no me sentía mareada ni estupida- ¿quieres que sea sincera?.

El asintió.

- Eres un desalmado, torturas personas y dejas que tu gente los torture de maneras enfermas, tu abuelo era un loco, estás metido en todo lo que mi moral no me permite aceptar, y si hablamos puntualmente me refiero a cosas como la corrupción, que impide que nuestro país progrese, las drogas que afectan y terminan con vidas, y no puedo imaginarme como alguien tiene el corazón para dañar a otros y sentirse orgulloso del dinero sucio que ganó manchando sus manos con la sangre de otros.

Eso salió todo como vomito verbal y me di cuenta cuando lo vi mirando el suelo pensativos, me quede en silencio aguardando una respuesta, era algo tarde para arrepentirme.

- No es tan fácil Zoe, no puedo simplemente rechazar mi legado, yo..- noté que dudo un momento para luego hablar de nuevo- yo intente hacerlo, y me dejaron saber que eso no era una opción- se paro de su silla, se volteó lentamente captando toda mi atención, el ambiente estaba tan tenso que podía cortarse con un cuchillo, se quitó la remera y en su marcada espalda me dejó ver... una marca de fuego, la que normalmente se hace en las vacas, se requiere la aplicación de hierros candentes directamente sobre la piel del animal, con el ardiente dolor que se imaginarán. La marca que Eros me estaba mostrando era una marca mediana en la parte de arriba de su espalda, era una "G"- Esto fue lo que me hicieron cuando intenté rechazar el imperio y dar mi opinión sobre ello, y si volvía a hacerlo, marcarían el apellido completo letra por letra en mi piel.

Estaba avergonzada, con la yema de mis dedos toque la marca, el se volteó y quedamos cara a cara, acaricié su rostro, mi corazón se apretujó.

- No volveré a juzgarte, lo lamento- susurre.

- No quiero que sientas lastima- se tenso- solo quiero que no vuelvas a cuestionar mis acciones.

- No hagas eso.

- ¿Que?- me miró inexpresivo.

- Endurecerte y cerrarte cuando estamos hablando de algo relacionado a ti o a tu vida.

Jord CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora