Cap 19

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Era un día nublado, el cielo no tenía vida y las calles estaban silenciosas como de costumbre en esta clase de días, era una tarde perfecta para leer con una taza de chocolate caliente, alrededor de algunas mantas, esperando el relajante sonido de la lluvia, pero me encontraba aquí sentada en la sala pensando, que divertido.

- ¿En que piensas?- me preguntó intrigado entrando a la sala.

- Estoy pensando en lo horrible que te sienta ese corte, te deja las orejas muy grandes, pareces dumbo- conteste sin mirarlo.

- Siempre tan dulce hermanita, no nos vemos después de cinco años y ni siquiera me das un abrazo- me reclamo frunciendo el ceño.

- ¿Ahora yo soy la mala de la película? tu eres el idiota que dejo solas a sus dos hermanitas con esos dos monstruos, cada noche esperaba tu regreso, por lo menos una llamada, te espere tanto para luego encontrarme con esta copia barata de nuestro padre.

El me miró con furia y un destello de dolor, sabía que Max no había tenido una vida fácil, desde pequeño sufrió mucho más que yo, mi familia no era normal y nunca nos mostraron señales de amor o comprensión, tampoco de atención para ser sinceros, Max nunca pudo ser un niño, nunca lo dejaron ser quien era, el si obtuvo atención, pero no de la manera correcta.

- No por no dejarte follar con la zanahoria que tienes de novio vas a tratarme como se te de la gana- escupió.

Simplemente me levanté y me marché en silencio, no pensaba discutir con él en un día tan tranquilo, fui a la cocina para pedirle a Amanda una taza de chocolate con crema y charlar con ella un rato, pero no la encontré, algo que me extraño bastante, la busque por toda la planta de abajo, pero no estaba, fui de nuevo a la sala para preguntarle a Max.

- Max, ¿sabes dónde está Amanda?

- No la vi en todo el día- contestó desinteresado tecleando en su computador con una mano y acariciando a Tomy con la otra.

Amanda nunca faltaba con sus deberes, y menos sin comunicárnoslo, me llamarán dramática pero algo no me olía para nada bien, decidí ir a buscarla en su habitación, la cual se encontraba en el fondo del jardín, no pensaba molestarla, solo pregúntale si estaba todo bien y saber si necesitaba algo, era lo mínimo que podía hacer por ella.

Salí al jardín y en eso finas gotas de agua empezaron a mojarme, las cuales fueron aumentando de a poco.

Al abrir la puerta de su habitación, la encontré recostada en su cama dándome la espalda, que raro, siempre fue una mujer madrugadora, escuche un trueno siendo suficiente impulso para entrar.

- Amanda- susurre- Amanda- repetí un poco más fuerte acercándome.

Le toque con delicadeza el hombro pero no obtuve reacción alguna de su parte, mis mojadas manos estaban igual de heladas que su cuerpo, ¿debería dejarla descansar en paz?.

- ¿Te encuentras bien?¿tienes frió?- insistí y volteé su cuerpo con delicadeza.

Me asuste al encontrar las fundas bañadas en sangre y a Amanda completamente tiesa, con los ojos bien cerrados y los labios blancos, lo que me dejó perpleja fue ver que la sangre provenía de sus muñecas y en una de sus palmas tenía una daga, otro relámpago se escuchó de fondo y en eso todas las luces se apagaron.

Retrocedí con las manos temblándome, mi corazón estaba acelerado y no podía respirar, choque con la puerta antes de salir corriendo desesperada llorando y gritando el nombre de mi hermano, la lluvia aumentaba cada vez más su intensidad al igual que los truenos y relámpagos, corrí lo más rápido que pude provocando que me deslice con los charcos de lodo, mi cuerpo calló al suelo ensuciándome por completo, me paré a duras penas y corrí a la sala, pero Max no se encontraba, nadie estaba en la casa,
los ladridos de preocupación de Tomy solo me desesperaron un poco más, acompañado de los fuertes relámpagos, me arrinconé en una parte de la sala, intentando recuperar la calma y pensar que debía hacer.
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Jord CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora