- Pero hablando en serio niña, soy una mujer con mucho tiempo libre, escuche cosas muy preocupantes, pero en los 80 años de mi larga vida jamás escuché nada como esto, es inquietante.
Como era de esperarse quise obtener más información sobre el chico de la otra noche y quien como Susan que podría brindarme buena información, el la conocía y me lo dejo claro la otra noche.
La mujer fue de gran ayuda, me enteré que nadie en la ciudad jamás logró ver la cara de ningún integrante de aquel hogar, es decir que nadie entra ni sale de esa casa, solo su mucama, todos los miércoles a eso de las cinco de la tarde una mujer vestida como mucama con un moño perfecto, de unos 34 años sale a hacer las compras de la semana, una vez Susan intento hablar con ella ya saben, quitarle algo de información, algo típico de Susan, la mujer solo salió corriendo alarmada, pero quien podría culparla, nadie quiere brindarle ningún tipo de información a Susan, rumores cuentan que tuvo más de 3 divorcios y que destruyó un matrimonio contándole a una mujer la infidelidad de su esposo con la secretaria.
A eso se refería ese atractivo y tenebroso chico, el pensó que yo mencionaría algo de lo qué pasó esa noche, "cuando preguntes por mi, pensarán que estás loca" pero la verdad no soy tan idiota para contárselo a Susan.
- Solo se tres cosas, son extremadamente ricos, son extremadamente temidos, quiere decir que nadie habla sobre ellos y.. en realidad solo sé eso- dijo para luego llevarse otro pedazo de pastel a la boca.
- Quiere decir que no sabemos nada- anuncie para mi misma.
- En realidad también se que suelen salir con sus autos deportivos a quien sabe donde a oscuras horas de la madrugada, pero en realidad nadie quiere meter demasiado su cuchara con esa familia, y aunque ganas no me falten yo estoy vieja para esas cosas.
Nos quedamos un largo rato en silencio, mientras me perdía en mis ideas hasta que Susan explotó mi burbuja con el comentario más raro de todo mi día.
- Tengo pensado invitar a tu mayordomo a cenar, ¿Que piensas?
- Es buena idea- conteste intentando no escucharme grosera y tragando mis ganas de reír.
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Me encontraba en la cafetería de siempre meditando con mi taza de café, estaba tan perdida en mis pensamientos, cuando escuché la campanilla de la puerta sonar (lo cual jamas ocurría), en mi campo de visión apareció un chico pelirrojo, hace unas semanas atrás diría que el era lo más relevante de la ciudad.
El chico entró sin notar mi presencia, era un chico alto y de piel blanca, tenía unas adorables pecas, no me sorprendería escuchar que era muy codiciado en este lugar, cuando entró puedo jurar que lo vi todo en cámara lenta, entrando con su sedoso cabello y su cuerpo perfectamente tonificado, sentía unas vibras increíbles, creía que era esa clase de persona con la cual querrías estar todo el tiempo y no te aburrirías, ¿saben de lo que hablo?.
El pelirrojo ordenó, volteo para buscar un asiento y su mirada se encontró con la mía, podía notar su sorpresa al verme, supongo que tampoco solía ver a muchas personas por aquí, para ser una persona tan atractiva y con tan buen estado físico, me era más fácil imaginarlo saboreando sus últimos momentos de verano con sus amigos deportistas en una piscina con una lata de cerveza fría y tal vez algunas chicas, pero no parecía un idiota, se veía más bien un chico dulce, pero tampoco voy a mentir, podría jurar que es popular aquí.
Tomé de nuevo mi libro, jamás lo admitiría en voz alta, pero su presencia me ponía tan solo un poco nerviosa, pero quien pueda que me juzgue, podría apostar que cualquier muchacha en mis zapatos estaría igual.
Levante mi vista del libro y pude notar como el pelirrojo me seguía mirando con un destello de ¿curiosidad?, le dediqué una sonrisa la cual devolvió.
Luego de unos minutos decidí tomar mi bolso, dejar el dinero en la mesa y marcharme, no pensaba admitirlo en voz alta pero esperaba volverme a cruzar con ese chico.
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A eso de las seis me encontraba disfrutando de mi pastel de frutas mientras Richard (mi mayordomo) limpiaba con un trapo amarillo los jarrones de vidrio quintándoles el polvo, el parecía muy concentrado en lo que hacía.
- ¿Richard, recuerdas lo que te conté? lo qué me mencionó Susan sobre la casa de enfrente- Richard y yo teníamos una muy buena relación, era como una mejor amiga, pero madura y masculina.
- Si- contestó sin dejar de mirar el jarrón.
- Voy a descubrir qué pasa en esa casa, se que no son personas comunes.
- Zoe- volteó por fin mirándome- puede ser peligroso, lo entiendo, eres joven, curiosa, pero no por eso debes arriesgar tu seguridad, me preocupa que puedas encontrar algo peligroso, todo esto me da mala espina, debe ser por alguna razón que esas personas no muestran sus rostros a la sociedad, no son normales.
- Dime, ¿no te da curiosidad saber qué ocurre en esa casa?, ¿ni un poco?
- Te mentiría si te lo niego- respondió levantando sus cejas sorprendido por sus propias palabras.
- ¿Tienes alguna idea?.
- Pues, puedes intentar hablar con la mucama- se encogió los hombros.
- Susan ya lo intentó, pero la mujer salió corriendo- dije desanimada.
Richard se notó confundido.
- Niña, vamos ¿quien querría contarle algo a Susan?- bromeó.
- ¡Verdad!- solté una carcajada.
-Puedes intentar ser amable y "ayudarla con sus bolsas de compra".
- ¡Eres un genio!- solté con pastel en la boca.
El sonrió orgulloso.
- ¿Sabes quien más lo piensa?.
- ¿Quien?- pregunto curioso.
- Susan- canturree riendo burlona.
El puso una mueca.
- Come y calla niña.
- Llevare un poco de pastel a Emily- agarre otro pedazo.
- Sabes que solo le gusta el pastel de chocolate, no intentes mentirme.
- Esta bieeen prometo que será el último pedazo, no es mi culpa que hagas pastel de frutas todas la tardes, sabes que me encanta.
- Y por eso lo hago- me sonrió- recuerdo que cuando Max estaba aquí tenía que hacer tres pasteles diferentes para los tres, de frutas para ti, de chocolate para Emily y tiramisú para Max- mencionó riendo, su sonrisa se apagó cuando vio mi expresión - Zoe lo lamento no quería..
- Esta bien Richard, solo voy a ir a ver a Tomy en el patio- le sonreí algo desanimada parándome.
Max era mi hermano mayor, nos dejo en la peor época de nuestras vidas, no le importo Emily, no le importe yo, solo decidió irse y su objetivo se volvió volverse una asquerosa copia de mi padre, recuerdo esperarlo todas las noches, escribirle todos los días, jamas obtuve respuestas hasta el día de hoy, nunca hablamos de Max, nadie lo menciona y así es mejor, después de dejarnos de esa manera lo último que quería era recordarlo.
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Jord City
RandomLos Williams, una "familia perfecta"ante los ojos de la sociedad, esta adinerada familia decide mudarse a la pequeña ciudad de Jord City en busca de paz o eso era lo que el señor Williams decía. Lastimosamente sus planes son interrumpidos por una...