18. Después

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Después de salir de mí, no deja de besarme y poco a poco parece que voy volviendo de nuevo al planeta tierra y recupero la cabeza.
Es muy triste pensar que tras 8 años de relación estable es la primera vez que he disfrutado tanto y he de confesar que hasta el momento ha sido el mejor polvo de mi vida. Jamás en la vida me había ido dos veces, y no he podido gozarlo más. De hecho, ha habido más de una ocasión haciéndolo con Pablo que me he quedado con las ganas de irme y después con la excusa de ducharme, he tenido que rematar la faena yo sola debajo del agua.
Pero esto, lo de esta noche, en mi vida. Y lo mejor es que me da la sensación de que con este hombre, esto no ha sido nada.

– ¿Estas bien? –  pregunta Addriano acariciándome la cara.
– Muy bien

Sonreímos los dos y nos damos un pico rápido.

– Voy a ir al baño.

Addriano va a tirar el condón y yo mientras, me bajo de la mesa de un salto y busco con la mirada mis bragas y el resto de mi ropa. Comienzo a vestirme rápido porque me da un poco de reparo pensar que el hombre que trabaja en su casa pueda volver a aparecer.

–  Espero que mañana limpies está mesa. –  digo al italiano cuando vuelve del aseo.

Él se ríe y coge su bóxer para ponérselo.

–  Te invito a un cigarro- digo acercándome a mi bolso.

–  Si, por favor.

Cojo mi paquete de tabaco y salimos los dos a la terraza. Ahí, viendo los bonitos viñedos me enciendo un cigarro. Como siempre Addriano lo coge de mi boca sonriéndome y yo me enciendo otro.
Nos apoyamos en la barandilla de piedra y noto como me mira. Parece que está pensando si decirme algo.
– Miriam, puedo hacerte una pregunta?
– Claro.
– Es muy íntima, no quiero que te molestes, pero ya sabes que no me gusta dar rodeos.
– Más íntimo que lo que acaba de pasar...
– Relacionado con lo que acaba de pasar.

Trago saliva, me dan miedo las preguntas de Addriano, como él dice es muy directo y puede que su pregunta me haga sentir incómoda. Al ver que me lo pienso mucho, vuelve a hablar.

–  Yo te la hago y si no quieres no contestes.

–  Venga, dispara.

–  Tú con Pablo no has tenido mucho sexo, ¿verdad?

–  No, ya te dije el otro día que llevamos unos meses sin hacerlo. –  Rasco mi cabeza por los nervios, esta conversación es un tanto incómoda y me hace dudar sobre lo que acaba de pasar. Para mí ha estado genial – ¿Tan mal lo he hecho?

–  jajaja. Para nada

–  Entonces por qué lo dices? ¿Qué tengo diferente que las demás mujeres no tengan, o que me falta?

–  Que no es nada de eso –sonríe pero enseguida se pone serio–Eres preciosa, no hay mujer más bella que tú.

–  Entonces? –  retomo la conversación obviando las bonitas palabras que me ha dicho para disimular que me he sonrojado.

–  No me refería a estos últimos meses, me refiero a tu vida. Antes de estar con Pablo, ¿habías estado con más hombres?

Definitivamente con este hombre no caben los malentendidos. Es lo más directo que me he encontrado en mi vida.

–  No. Tú eres la segunda persona con la que me acuesto – lo reconozco mirando hacia otro lado y le pregunto de vuelta – ¿Tanto se nota?

Asiente, y le animo con la mirada a que desarrolle su respuesta.

–  Es que me da vergüenza decírtelo.

– ¿Tú? ¿vergüenza? Eso sí que no me lo creo.

Se acerca más a mí y pone un mechón de pelo por detrás de mí oreja y se queda mirándome con profundidad. Parece que va a decírmelo, pero que dude tanto es lo que más me hace temerle.

Conociendo a mi cuñado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora