Mi nuevo cuñado se acerca a la parte de la cocina donde me estoy preparando el sándwich. Yo paro de hacerlo mientras miro como viene hacia mí, con su pecho descubierto y su cara más atractiva.
Los calores vuelven a mi cuerpo en segundos y sumado al susto que me ha dado al abrir de madrugada tan lentamente la puerta. Mi cuerpo es un torbellino de sensaciones.
– ¿Te has asustado? – me pregunta ya muy cerca de mí.
Toda la conversación con mi cuñado es en italiano. Al saber que yo le entiendo se siente más cómodo hablando su lengua. A mí no me importa, le entiendo perfectamente, y además es una forma de comunicarme con él y que sólo sepamos nosotros de lo que hablamos.
– Sí, has abierto tan lentamente, que se me ha acelerado el corazón.
Él acerca su mano a la parte alta de mi pecho para sentir mi corazón.
Joder, pues empezamos bien.
Sentir cómo me toca con esas manos tan varoniles me hace estremecer y no ayuda en nada a descender el ritmo de mis latidos y el calor que amenaza mi cuerpo.
– Late rápido, sí– dice hablándome muy cerca, pero he de reconocer que eso lo hace con todo el mundo. Normalmente me molesta mucho la gente que invade tu espacio al hablarte, y te toca al conversar. Pero de él no me incomoda, no sé por qué será ;)
– ¿Qué tal estás? – me pregunta.
– Bien– no entiendo muy bien su pregunta y he debido de poner cara de circunstancia.
– Estabas mala anoche, ¿no? – pregunta curioso y arrugando la mirada.
– Ah, sí sí. Ahora estoy mejor. Ya no me duele el estómago– le contesto volviendo la mirada a mi sándwich y poniendo una loncha de queso dentro.
– Dijiste que te dolía la cabeza– dice alzando las cejas.
– Eh...– bajo la cabeza y apoyo mis brazos en la encimera separándome más de él.
Él me observa callado y yo intento cambiar de conversación.
Ignorando claramente su deducción, y probablemente también el haber descubierto que mi supuesta enfermedad era mentira, le ofrezco un sándwich. Pero él me dice que no le apetece.
¿Pero por qué sigue aquí? Y tan cerca de mí. ¿Qué quiere?
Nunca nadie tardó tanto en hacerse un triste sándwich mixto, así que me centro en mi tarea. Pero mientras recojo, le miro porque él sigue ahí de pie mirándome de cerca.
– No has visto nunca a nadie hacer un sándwich o qué?
– Jajaja. Sí, perdona. ¿Te incomodo? – dice apartándose algo hacia atrás.
– Me siento un poco observada, la verdad– le digo abriendo mucho los ojos y falsamente molesta.
Sonriendo levanta las dos manos en señal de rendición, se sienta en una silla y apoya su musculoso brazo en la mesa de la cocina, sujetando su cabeza.
Yo después de meter el embutido en la nevera, me subo a la encimera enfrente de él, más que nada para mantener las distancias, y comienzo a comerme el sándwich mientras le miro.
Nos quedamos un rato callados, mirándonos fijamente sin decirnos nada.
Es un silencio que no es incómodo del todo, pero es algo raro que dos personas que se acaban de conocer se queden mirando tanto tiempo a los ojos sin hablar.
Bueno, en realidad es bastante raro.
Sacude su cabeza como para quitarse algún pensamiento de ella y se levanta.
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Conociendo a mi cuñado ✔️
Roman d'amourMiriam es una piloto de aviones comerciales que está "felizmente" casada con Pablo. Ainhoa, presenta en familia a su nuevo novio. ¿Será el italiano uno más de la larga lista de conquistas de su cuñada? Poco a poco veremos como Miriam va abriendo lo...