MIRIAM
Me levanto con un dolor de cabeza alucinante. Ahora me duele todo el cuerpo, incluso más que ayer cuando me caí del caballo. Debo de estar aún afectada por la caída porque tengo que salir corriendo a la pata coja hasta el baño de las náuseas que me entran.
Madre mía, creo que he vomitado hasta la primera papilla.Cuando vuelvo del baño y miro la hora, me doy cuenta de que Addriano se ha quedado dormido, porque a estas horas ya debería de estar en la oficina.
– Addri.
– ¿Estás bien? – pregunta incorporándose sobresaltado.
– Sí, si tranquilo– contesto sonriendo – Es que te has quedado dormido. Es tarde.
– No, hoy no voy a trabajar bella– contesta apoyando de nuevo su espalda sobre el colchón.
– Addriano, me puedo quedar yo sola. Además, Aurora o Elisenda me pueden ayudar a ducharme y vestir.
– Miriam, me quedaré. No se hable más.
– Pero es tu trabajo...
– Bella, soy el jefe. Nadie me va a despedir porque hoy no pase por la oficina.
– Vale, vale. – contesto sentándome en el borde de la cama.
– ¿Qué tal estás?
– Bueno, me duele un poco la cabeza. Ahora me tomaré una pastilla...
– No. – responde tajante.
– ¿Cómo que no?
– Eh...no puedes porque... me dijo el doctor que teníamos que ir a su consulta antes.
Frunzo el ceño. Eso no tiene mucho sentido.
– Ven, que te doy un masaje y ya verás cómo te alivio un poco el dolor.
Sin darme tiempo a reaccionar, las manos de Addriano comienzan a masajear mi cuello.
– Estás agarrotada. Seguro que te duele la cabeza por las cervicales.
Cierro los ojos para disfrutarlo porque verdaderamente me está sentando genial este masaje. Aunque su intención es meramente terapéutica, el tacto de sus manos en mi cuerpo siempre despierta todos mis deseos, aún con dolor de cabeza.
Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando siento que a mis espaldas se pone de rodillas en la cama. No tengo control sobre la mano que se ha lanzado en busca de su miembro. Cuando lo encuentro está muy relajado, y quiero confesar que eso no me gusta. Pensé que el tema del masaje y de la pastilla era una simple excusa para comenzar un tonteo, pero...– Para– me advierte acercándose por detrás a mi oreja.
– Es que esto me va a quitar el dolor de cabeza.
Mi mano comienza a recorrer su tronco y me encanta comprobar que me hace falta tan poco para hacerle coger forma.
– He dicho que pares. – susurra en mi oreja.
Sin embargo, yo no lo hago caso. Mi mano sube y baja su piel para segundos después comprobar que ya está dura como una piedra.
– Vale, yo creo que ya te he destensado suficiente– dice retirando sus manos de mi espalda y separándose de mi provocando que mi mano suelte mi punto de anclaje.
– Addri– lloriqueo mirándole.
El italiano me coge en brazos y me lleva a la ducha.
– Ah, qué era eso. Quieres que sea en la ducha, goloso. – digo enterrándome en su cuello.
ESTÁS LEYENDO
Conociendo a mi cuñado ✔️
RomanceMiriam es una piloto de aviones comerciales que está "felizmente" casada con Pablo. Ainhoa, presenta en familia a su nuevo novio. ¿Será el italiano uno más de la larga lista de conquistas de su cuñada? Poco a poco veremos como Miriam va abriendo lo...