38. Sorpresa. POV Addriano

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ADDRIANO

– Porque soy estéril!!! ¡Mis espermatozoides son lentos y hace años que me dijeron que no podría tener hijos! ¡¡JAMÁS!!

Mi grito y mi rostro de máxima seriedad deja a Paola patidifusa. Sus ojos se abren a la par que su boca, y veo cómo su diminuto cerebro está echando humo para procesar la información que ha recibido.

Intento mantener mi rostro compungido para que no descubra por mis gestos que le estoy mintiendo. Este ha sido el mayor farol que he soltado en mi vida. Es una medida desesperada, pero estoy tan seguro que no puede estar embarazada de mí....
Siempre he sido muy cuidadoso con eso, y más aún con Paola. No soy tonto y sé que mi dinero y mi posición es lo que más le atraía de mí. Con la única persona que he perdido el control ha sido con Miriam, porque con ella todo ha sido diferente y especial desde el principio.  Fingir que soy estéril es la única oportunidad que tengo de zanjar este asunto de una vez por todas.

– Y entonces, ¿por qué usas condón? – pregunta intentando buscar algún argumento que eche por tierra lo que le acabo de contar.

– Para que no me pegases ninguna enfermedad, ¿quizá? –respondo con sarcasmo.–Ya eres mayorcita y deberías saber que los condones no son solo para evitar embarazos.

Las manos de Paola suben hacia su cabeza y se da la vuelta lentamente caminando hacia la salida.

Por un momento creo que se va a ir, sin embargo, vuelve hacia mí con lágrimas en los ojos.

– Vete de mi casa. No te quiero volver a ver en mi vida.

–Addriano, perdóname. Yo hago todo esto porque te quiero y quiero estar contigo. Perdóname por inventarme esto, pero es que estoy desesperada, te echo de menos y estoy enamora...

– FUERA DE MI CASAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Creo que en mi vida había gritado así a nadie. La rabia y el asco por lo que ha intentado hacer rasca mi garganta y me provoca incluso dolor en las cuerdas vocales.

Paola se asusta por mi grito y sale de mi casa sin decir nada más. Creo que en este momento me teme. Y no me siento orgulloso de lo que pasa por mi cabeza, pero os aseguro que si hubiese sido un hombre se hubiese llevado algún que otro puñetazo.

Me hierve la sangre, mis uñas se clavan en las palmas de mis manos por la repugnancia que me produce haberme acostado con una persona tan detestable.

Primero el beso, y ahora esto. Si arruina mi relación con Miriam....

Gruño enfurecido solo de pensarlo.

Tengo que hablar con mi Bella.

– Miriam!!

Salgo corriendo de mi casa y compruebo que los coches están aparcados, con lo cual corro hacia la parte trasera de la casa, ya que no ha podido ir a otro sitio. Esto es una de las ventajas de vivir en medio del campo.

Grito desesperado llamándola, pero no hay respuesta. Cada vez me voy poniendo más nervioso porque tengo una extraña sensación y no me gusta nada. Hasta que no compruebe que está bien no me voy a quedar tranquilo. Ha salido muy nerviosa de mi casa y solo espero que no haya cogido el caballo.

– Señor, ¿qué ocurre? – Carlo corta mi carrera en dirección a las caballerizas.

– Carlo, por favor. Ayúdame a buscar a Miriam, no la encuentro.

La desesperación en mi voz tensa de inmediato a Carlo.

– ¿Cree que ha salido a montar? – pregunta siguiendo mis pasos apresurados.

Conociendo a mi cuñado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora