13. Más consejos

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Después de los sabios consejos de mi hermana, intento dejar a un lado mis quebraderos de cabeza y paso un día genial con mi familia. Por la tarde jugamos al parchís con los niños, pintamos, jugamos a las películas e incluso me quedo a cenar con ellos.

Melisa me ha dado mucha fuerza y me ha dado las claves para analizar mi matrimonio. Ahora me toca pensar por mí misma.

¿Y Pablo?

Mi marido no ha dado señales de vida en todo el día. Ni siquiera me ha contestado al WhatsApp que le mandé esta mañana.

Yo flipo.

Cuando llego a casa, tal y como era de esperar, escucho a los dos frikis encerrados en la habitación y jugando de nuevo a la play. Les escucho hablar desde el pasillo, pero ni siquiera entro en la habitación. Él también ha escuchado la puerta de la calle y no se ha acercado a decirme nada. Así que después de fumarme un cigarro, me voy a mi habitación, preparo las cosas para el día siguiente y me duermo.

No sé ni a qué hora se acostó, pero mi despertador sonó a las 6 de la mañana y cuando estuve arreglada me fui de casa.

Cada vez tengo más claro que este matrimonio no tiene futuro.

Hoy me toca volar dos veces a Roma, ida y vuelta por la mañana, e ida y vuelta por la tarde. Una paliza, vamos.

Parece que al ser piloto no tienes que hacer ningún esfuerzo extremo, pero la tensión y la atención que tienes que tener a todos los sistema genera un estrés mental muy heavy.

–  ¿Preparada?  –  Me dice Luis girando la cabeza hacia mí.

Asiento mientras Diana entra en la cabina y nos informa que las puertas ya están cerradas y todos los pasajeros a bordo y en sus asientos.

Mientras piloto no puedo perder la concentración en pensar en mis cosas. No es como cuando conduces el coche, que es más automático. Con el coche a mi me pasa a veces, que vas pensando en tus cosas y cuando llegas a tu destino te preguntas, ¿cómo he llegado hasta aquí?

Durante la preparación para ser piloto, una de las cosas que te enseñan es a no evadir tu mente de lo que estás haciendo. De tu concentración depende la vida de casi 200 personas.

Así que, durante el vuelo, solo piloto.

Aunque si soy sincera en algún momento se me va un poco la cabeza a mi vida. Pero enseguida vuelvo a concentrarme.

Según llegamos, se vacía el avión de pasajeros y se llena con otros nuevos. Vamos y venimos con el mismo combustible.

Por tanto, casi 6 horas seguidas de pilotar y concentración total.

Cuando llegamos a Bilbao nos vamos a descansar dos horas. Los pilotos y copilotos tenemos una especie de habitaciones individuales con una cama. Descanso un rato y vuelta a empezar.

Llego a Bilbao de hacer el segundo viaje, a las 12 de la noche. Cuando llego a casa, Pablo ya está roncando. Pero como estoy tan agotada, me duermo enseguida.

El día siguiente es más corto. Entro de tarde, hago vuelo a Londres y vuelvo a Bilbao, así que sobre las 9 de la noche ya estoy en casa de vuelta.

Cuando abro la puerta de mi casa oigo voces en el salón. Me acerco y veo a los tortolitos.

–  Hola chicos.

–  Hola cuñada  –  dice Ainhoa

–  Hola Miriam

La sonrisa con la que me mira Addriano mientras pronuncia mi nombre, me hace sonreír pero estos días sin verlo ya ha hecho que disminuya su encanto sobre mi.

Conociendo a mi cuñado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora