9. Conversaciones profundas

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La directa, y difícil de contestar, pregunta que me lanza mi nuevo cuñado me deja bloqueada.

– ¿Por qué una mujer inteligente, con un buen trabajo y tan guapa como tú, está con alguien que no le da el amor que se merece?

Mi mundo entero vive un momento Kit – Kat y empiezan a bombardearme miles de pensamientos en mi cabeza, todos a la vez. En esa simple pregunta que me hace Addriano, hay mucha información que analizar.

Por una parte, me siento halagada porque me ha dicho que soy inteligente, tengo un buen trabajo y soy guapa. ¿Ha dicho que soy guapa?!! La pequeña adolescente que llevo dentro se sonroja y salta de alegría. Pero, por otra parte, su pregunta hace daño. Me provoca un dolor muy profundo y me hace advertir que mis sentimientos más íntimos han sido descubiertos. Es cierto que yo me he sentido así muchas veces, he sentido que me faltaba amor y cariño por parte de mi marido. Y en estos últimos meses, lejos de mejorar la situación, cada vez va a peor. Y, por último, me tiene flasheada el hecho de que fuese una persona nueva en mi vida la que hubiese detectado tan rápido mi enorme crisis matrimonial.

Levanto la vista hacia Addriano,que no ha dejado de mirarme en ningún momento, y subo una ceja porque realmente no sé cómo contestar a su pregunta. Y justo eso es lo que le contesto.

– "No sé qué contestarte"

– ¿Eres feliz? – su dedo índice ladeado levanta mi barbilla para que le mire.

Abro mucho los ojos mirando a los lados. Tanta psicología y preguntas trascendentales, me está empezando a incomodar.

– Addriano. Ya.– me aparto de él y muevo mis manos planas hacia los lados – Nos acabamos de conocer y tampoco me apetece hablar de estos temas con alguien que acabo de conocer.

Mi rostro serio, hace que su expresión cambie y me pida disculpas por ser tan directo.

– No quería hacerte sentir mal. Disculpa de nuevo – por su expresión parece que lo siente de verdad.

– No te preocupes Addriano. Sé que tus intenciones son buenas. Tranquilo que no me enfado– digo, tocando su pecho al decirlo.

Él se queda mirando mi mano en su pecho y yo me quedo también mirando mi mano, pero no soy capaz de retirarla. Estamos muy cerca y ese contacto entre nosotros de repente se ha vuelto muy íntimo. Eleva su mirada de mi mano a mis ojos, y yo hago lo mismo. Sus ojos color chocolate brillan y atraviesan los míos. Vivimos un momento de tensión máxima mientras nuestras miradas se profundizan en los ojos del otro. Mira mis labios y se muerde los suyos mientras que se acerca más a mí, y yo...yo no me aparto.

La puerta de la cocina se abre bruscamente y una Ainhoa despeinada aparece sonriendo.

– Amore?

Nos separamos velozmente mientras Ainhoa cierra la puerta de la cocina, ahora con un poco más de cuidado.

Como ella siempre está en su mundo pasa alegre sin darse cuenta de nada. Creo que está muy tranquila porque soy la cuñada casada y modosita de siempre. Conmigo no hay peligro.

Ella se acerca a él y se le cuelga como un mono.

– ¿Qué hacéis? ¿Estás mejor ya, Miri? – me pregunta mirándome sin soltar a su churri.

– Sí, me he levantado con hambre y nos estábamos fumando un cigarro.

– Me encanta que os hayáis caído bien – Me toca cariñosa el antebrazo mientras yo sonrío falsamente.

Se vuelve a su novio y pone la cabeza en su pecho. Él mientras tanto me mira por encima de la cabeza de su novia. Sus ojos siguen mirándome intensamente, aunque ahora parecen estar procesando lo que parecía que iba a pasar.
Ainhoa se incorpora, bebe agua. Por cierto, a morro, directamente de la botella de la nevera, sin vaso ni nada, y se acerca al italiano.
– ¿Nos vamos a dormir cariño? – dice mientras que le guiña el ojo.

Conociendo a mi cuñado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora