A veces pareciera que las dudas le carcomían la mente. Siempre había tenido un mal hábito, la curiosidad insaciable. Su bendición y a la vez maldición. Pues así era que justamente estaba la jovencita Fitzgerald, caminando de aquí para allá junto a Ginna y Berenice, mirando de soslayo cada rincón hasta verle nuevamente. Cosa que estaba pareciendo casi una misión imposible.
— Estás distraída, ¿no? — pregunta a un lado Berenice.
— ¡Por supuesto que no! — responde la joven pelirroja a la defensiva.
— Uh, yo creo que si — dice esta vez Ginna.
Victoria solamente les ignoro y dejo que cuchichearan entre si, pues parecía entre otras cosas que en un lapso de tiempo aquel par se tenia mucha confianza. No era que le molestara, en realidad le daba igual.
El día transcurrió sin mucha novedad, hasta llegar a casa y encontrarse con la novedad que Nigel no estaba. Consulto con su madre en donde podría estar, pero Julieta simplemente le indico que no tenia ni la menor idea, que había salido sin dar alguna razón.
Subió la escalinata hasta su habitación, se retiro el uniforme y tomo una rápida ducha. Eso para sentarse sobre su cama y hacer lo que habitualmente acostumbra. Ver redes sociales. Quizá podría ser muy del común, así como compararse frente al espejo a ver si por lo menos parecía una Kardashian; se llevaba la sospesa de que no. Si bien era una chica que no era tan delgada, tampoco sobrepasaba las líneas del sobrepeso. Tendía a reírse sola, porque muy para sus adentros sabia que estaba cayendo en lo que cae la mitad de la población, comparaciones con personas que parecen casi perfectas y llevarse una amarga decepción de que no lo son. A veces incluso se la pasaba aun en la búsqueda de su identidad y de saber que le iba mejor. Lo gótico se lo dejaba a su queridita Berenice, tampoco era que se consideraba una chica de lo casual o de algo demasiado "Glam"
En si, Victoria Fitzgerald era conocida por verse siempre pulcra y elegante, sin ningún cabello fuera del broche o alguna prenda desordenada.
Para otras damas de alta sociedad que tenían hijas, usaban a la joven Fitzgerald de referencia a la "perfección" juvenil.
"¡Qué buen trabajo haz hecho con tu hija, Julieta!"
Aunque para ser completamente realistas, Victoria no es que desee ser el ejemplo para alguien.
Muchas ideas divagaban en su cabeza así como bajaba el dejo en la pantalla de su teléfono viendo un sin fin de fotografías, algunas tan comunes como las sacadas de un celular y otras que parecieran haber contratado todo un estudio de fotografía.
La parte de arriba de la pantalla del celular de Victoria se ilumino, dejando ver un mensaje entrante de un número desconocido.
Se extraño, ya que no recordaba haberle dado su número a alguien durante esos días, mas considerando que era algo un tanto "exclusivo"
Victoria abrió el chat para encontrarse con una curiosa frase.
"Te aterraría saber como de fácil los demás pueden hacer que te maten"
Fue mas que obvio que joven chica levanto ambas cejas sin entender a que venía aquella frase de alguien que no tiene agregados en sus contactos.
— ¿Qué diablos? — dice en voz baja Victoria.
Opta por dejar como un no leído.
Deja su celular a un lado y opta por ir a ver su madre que estaba hac8endo, costumbre habitual para ver si todo estaba en orden. Como casi siempre, Julieta estaba ene le estudio, revisando lo que seguramente son algunas cuentas y demás de su propia empresa de textiles.
— Uy, ni preguntar que estás haciendo — dice la joven desde la puerta.
Julieta levanta la mirada y solo sonríe levemente.
— Es lo mas obvio, querida.
— Eres una mujer súper independiente — admite Victoria a la vez que toma asiento frente al escritorio de su madre.
— ¿Qué buscas=
— ¿Aush?, en realidad nada, solo estoy aburrida y todos al parecer tienen algo que hacer.
— ¿Tu no? ¿No tienes deberes de la escuela?
— Pues no cuando Summer te obliga a hacer los pendientes de casa en la misma clase para "verificar" que las cosas se están haciendo por mano del estudiante.
— ¿Qué le has hecho a esa mujer?
— ¿Yo? Por Dios, nada de nada.
Julieta solo niega la cabeza y ve las mejillas sonrojadas de su hija.
— Por cierto, hay un paquete para ti en el puesto del correo. Lo envía mi hermana Penélope.
Ante aquella mención, Victoria se coloca de pie y abandona el despacho de su madre. Baja corriendo la larga escalinata hasta llegar al pasillo principal y entre eso encontrar el puesto del correo. Toma entre sus manos un sinfín de paquetes mientras busca el suyo.
— Porno, porno, porno — va dejando de lado los paquetes con revistas, donde ella asumía ciertas cosas cuando eran paquetes sellados sin dejar nada a la vista — Bingo.
Era mas que obvio que por la forma del paquete, era un libro. Como siempre su tía la rara desde Francia enviando sus detalles para su sobrina favorita.
Tomo el paquete entre sus manos y subió nuevamente hasta su habitación, cerró la puerta y empezó a rasgar el papel craft hasta que vio que una nota cayó al suelo.
dejo el paquete a medio abrir a un lado y levanto la nota.
"Para la hija que jamás tuve, úsalo sabiamente"
Arrugo el entrecejo y se dispuso a ver mejor de que se trataba aquel libro. Levanto ambas cejas al leer el título que en letras doradas en el cuero rojo resaltaban.
"Manual esotérico"
Genial, ahora la querían volver bruja.
Lo abrió nada mas para ojearlo por encima y luego lo dejo a un lado. Bueno, no era de extrañarse siendo de parte de su tía la médium radicada en Paris.
Tomo su teléfono y lo volvió a mirar. Tenia un mensaje nuevo de aquel mismo y extraño número.
¿Ahora qué?
"Creo que esa primera frase no ha sido muy grata para el inicio de una conversación, mis mas sinceras disculpas"
Victoria simplemente ya no sabía ni en que creer.
ESTÁS LEYENDO
Mentes psicóticas - No tengas miedo
Mystery / ThrillerNo tengas miedo, si sobrevives esta noche, muy fácil, le has simpatizado a ese grupito que siempre se hace en la mitad de la clase. Esos de notas excepcionales y personalidades misteriosas. No son malos, bueno, no lo serán mientras no cruces esa ray...