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— Eh, eh, que te estoy hablando — le siguió Victoria por lo largo del pasillo.

Fue la gota que rebasó el vaso.

— ¿Que mierda quieres de mí? Que te valga todo lo que haga o deje de hacer, yo no me ando metiendo en tus asuntos.

Victoria dejó ver una ancha sonrisa ante la expresión molesta de su hermano mellizo. Lo había logrado.

— Vaya, vaya, ver a Ginna te ha puesto de ese humor de perros, ¿Verdad?

Esta vez Nigel entro a su habitación, cerrando su puerta de manera estruendosa. Sabiendo que su hermana había conseguido lo que había querido. Pero si de algo estaba seguro,era que no le iba a dar el gusto, ni a Victoria ni a Ginna.  Ambas se podían ir muy al infierno.

(....)

Se encontró con Clarence para ir a la dichosa fiesta, Conrad en realidad había decidido no asistir. No es como si fueran sus sitios o ambientes.  Preferiría mejor dedicarse a otros asuntos.

— ¿Una carroza fúnebre? — pregunto Nigel, viendo la gran camioneta negra que había aparcada al frente.

— ¿Tienes un mejor auto tu o qué? Es el único al que tengo acceso. Así que deja de quejarte y monta tu trasero. Igual atrás no hay pasajero .

Las cosas eran simples. Iba en búsqueda de algo esa noche que callara algunas cuantas bocas, ¿Qué mejor que una fiesta?

Al llegar el ambiente estaba cargado de ruido, lo que se supone algo dentro de li habitual para una fiesta de esa índole. Su hermana previamente había salido antes, ya que iría a vestirse en casa de Ginna que quedaba más cerca del lugar.

Clarence entro primero,  seguro de ir en búsqueda de la pelirroja, alejándose de Nigel dado a que no quería dar a conocer el mensaje equivocado. 

— ¿Vienes a estas cosas? — pregunto una voz conocida a Nigel, cosa que lo hizo mirar a un lado para captar esos ojos grisáceos que lo enfocaban. Justamente estaba allí aquella chica que parecía casi un espectro, eso mientras fumaba tranquilamente a pesar que el ambiente a su alrededor era todo un escándalo. 

— Parma — dijo Nigel en forma de saludo. Cecile solo sonrio de lado — Lo mismo me pregunto yo.

— Siempre he sido de estos ambientes. El raro aquí eres tú — refutó ella de manera suspicaz.

Nigel conocía la gótica. Era obvio que no iban a la misma escuela, pero de seguro eran conocidos de Leroy de otra parte. Cecile era de otra escuela, y se conocían simplemente porque en alguna ocasión pasada, ella lo había sacado de uno que otro apuró.

— ¿Estas sola?

Ella negó con la cabeza y dio otra calada a su cigarrillo. .

— Me acompaña Victoria Marchant y Lois — esta vez sonríe — Y si te suena, la ultima, es la chica a la que el otro día en el juego de volley le estabas viendo el trasero.

Nigel frunció el ceño. Era obvio que recordaba eso, pero jamás creyó que Cecile lo había sorprendido observando al chica con descaro.

— ¿Lois?

— Eloisa vajda, corazón — sonrio ella sabiendo que a Nigel Fitzgerald le sonaba.

Cecile entro a la fiesta cuando un tipo alto y fornido llego. Nigel se quedó de pie observando su alrededor y la algarabía del lugar.

Estaba más que claro que él ya había captado la llegada de Berenice,  Victoria y Ginna. Incluso les paso por un lado, fingiendo que estás no existen. Ella al parecer hicieron lo mismo.

Bebió algo de cerveza, una lata y media como mucho, debido a que para su paladar no era la cosa que más le agradará. Era hasta gracioso el hecho que deambulaba de aquí para allá, debido que al parecer todo el mundo estaba en su tema. Incluso vio a Verónica, la misma acosadora. Estaba con un chico de tez morena y parecían entretenidos.

Estando sentado con la lata de cerveza, la vio. Justamente lo que necesitaba para lo que cruzaba en su mente.

Eloisa Vajda.

Sus curvas se marcaban el vestido entallado de color azul que llevaba puesto. No es que fuera delgada, para nada, se veía como una mujer de muy buenas proporciones. Cabello castaño un tanto rizado acomodado en un moño alto y zapatos de un tacón no tan alto.

Una cosa iba a demostrarle a su hermana y a ella.

Nada le afecta y puede seguir su vida como si nada.

Debía recuperar un poco de ese orgullo herido.

Eloisa estaba convenientemente sola. Recostada en la encimera con una lata de soda en la mano. Al parecer su amiga se había marchado a quien sabe donde, y como la fiera ronda a su presa  Nigel se adelantó.

Rodeo por algunos segundo el lugar esperando a que nadie más se le acercara. Y viendo justamente la posición en que estaba su hermana, prima y la otra chica. Pensó que quizá estaba por hacer algo estúpido, aunque tampoco estaba como si le desagradar del todo.

— Interesante que alguien en una fiesta llena de alcohol solo prefiera soda — dijo él para llamar la atención de la joven chica. Quién de inmediato le volteó a mirar con un par de ojos marrones grandes y expresivos.

— No me gusta el alcohol en realidad. No tiene para mí el significado de diversión, supongo — respondió ella con una sonrisa.

— Es un interesante punto de vista, Eloísa. 

Ella siguió sonriendo, aunque esta vez algo extrañada. 

— ¿Te conozco de algún lugar?

— ¿Te sonaría extraño si te digo que yo a ti si pero tu a mi no?

— Si, efectivamente es extraño.

— Entonces,  para que no suene raro — esta vez el estira su mano — Nigel Fitzgerald. Un placer.

— Supongo que Eloísa....Vajda.

— No temas — ríe él — Cecile te menciono.

— Ah, entiendo, debes ser amigo de Cecile.

— Se puede decir..... ¿Buscas algo en especial esta noche?

— Por ahora, solo espero algo interesante.

— Estas de suerte. Porque acabo de llegar yo.

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¿Que creen que va pasar aquí? 🌝🌝

Mentes psicóticas - No tengas miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora