6

5.7K 696 57
                                    

6

— Oye Vicky — Clarence llamó la atención de Victoria —¿Qué bicho le ha picado el día de hoy a tu hermanito?

— ¡Nigel! — regaño Victoria — No seas grosero y acepta la ayuda, que bien sabes tú vamos mal.

—Prefiero la ayuda de alguien más — habló Nigel finalmente - No de un simple burdo obsesionado con el trabajo de su padre.

Eso sí había resultado un golpe bajo para Clarence. Aunque el rubio solo coloco su mejor sonrisa y decidió descubrir al cadáver. Era de una mujer, bastante joven. Algo que hizo en ese instante que Victoria abriera los ojos con sorpresa.

Estaba completamente desnuda, su piel se tornaba blanquecina y helada.

— Dios.... Clarence — Berenice llamó la atención del rubio.

— Habla.

— ¿Esto es legal? Ya que dudo mucho que alguna familia preste el cadáver de una de sus miembros para la enseñanza o juegos de un grupo de adolescentes.

— Descuida. Todo está arreglado. No tienen que preocuparse de nada. Esta linda chica — señaló el cadáver — No tiene familia. Es del orfanato de Santa Clara. Su nombre era Kimberly Sanders y apareció muerta en extrañas condiciones.

— Entonces ¿No se sabe porque murió?

Clarence negó con la cabeza.

Rápidamente tomó una bata blanca del perchero y se la colocó. En un costado, colgaba una placa que dejaba ver algo que decía. "Dr. Parnell".

— De mi padre pero me queda perfecta a mi — explicó y se colocó con agilidad un par de guantes quirúrgicos — Advertir muy bien que lo que haré será una autopsia. Mi padre me enseño cómo hacerla paso a paso. La puerta queda abierta por si no resisten y preguntó ¿Quién se queda?

Ninguno dijo nada. Algo que Clarence tomó como una negativa a retirarse del lugar. Luego fue que el rubio comenzó con todo el proceso. Victoria estaba apoyada en el hombro de Conrad. Mirando con las cejas juntas como algo de sangre renegrida brotaba de la herida que iba haciendo Clarence. Por su parte, Berenice tenía la nariz arrugada y Conrad, internamente adulaba como Clarence con una expresión neutra hacia todo el proceso.

Apenas el rubio terminó de cortar, comenzó a enseñar lo que se encontraba paso a paso. Nigel tenía la bilis casi en su garganta. No le agradaba para nada el aroma que comenzaba a destilar el cadáver recién abierto. Como si fuera un cerdo camino a la carnicería.

— Vaya, vaya, he aquí la causa de muerte . Ya tenía yo mis sospechas también — canturreo Clarence y señaló lo que veía, eso para que sus acompañantes lo observarán con atención.

Lo que se dejaba ver era una gran bola de pelos en el estómago. Victoria se llevó una mano a la boca, pues sabía bien que el vómito le llegaría en cualquier momento.

— ¿Por eso la poca cabellera en su cabeza? — preguntó Conrad y Clarence rápidamente asintió.

— ¡Exacto! Buena observación Thomas — aplaudió el rubio —Está chica se comía su propio cabello. Un trastorno mental...no sé mucho sobre ello. Lo único que sí sé es que al final fue tanto cabello, que terminó atorando su intestino. Y he aquí las consecuencias de ello. Creo que esta chica duró varios días en su penuria. Sufrió, de eso estoy seguro. Dolores y demás cosas, una pena que Santa Clara no lo viera a tiempo y hubiera podido hacer algo a tiempo. No traer su cadáver y pedir que la metan en una fosa común.

— Curioso — dijo Victoria.

— Lo sé.

(....)

La lluvia golpeaba con fuerza la ventana de la habitación de Victoria. No lo negaba, le tenía pavor a los relámpagos. Eso desde muy niña. Pero vaya que alguien se burlara de ese miedo, sin dudar lo haría rodar por las escaleras.

Había algo que ella negaba aunque supiera que ya era más una realidad. La buena relación con su hermano se estaba quedando atrás. Ya nada es como antes. Todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Era cierto, Nigel se mostraba más reacio a las cosas, se encerraba por muchas horas en su cuarto y ya casi no compartía momentos con Victoria.

Victoria sabía que en ese momento Nigel aún no dormía, o si lo hacía, no era nada profundamente. Le parecía hasta gracioso. A veces Nigel se quedaba dormido en el sillón y dejaba su libro al lado. Despacio la chica se acercaba para tomarlo y era justo donde Nigel reaccionaba y decía algo como "Deja mis cosas en paz, Victoria"

Siempre era así. Además de su recelo ante el resto de personas si tocaban algún libro de su repisa. Julieta explicaba que era simplemente egoísmo por no compartir con Victoria.

Aunque Victoria lo entendía. Ya que ella era así con su laptop o teléfono. Nadie fuera de ella misma podía tocarlo. Y vaya del pobre tonto que se atreviera a hacer lo contrario.

Bajo del marco de la ventana y se sentó a los pies de su cama. Luego se llevó las manos a la cara. Eso mientras suplicaba que los relámpagos cesarán y así ella pudiera tener el sueño en paz.

En ese mismo instante, ella se rió. De sí misma, claro. De cómo era una chica tan tonta como para tenerle a los relámpagos.

— Estoy mal. Muy, muy, muy mal — se dijo a sí misma.

Se colocó de pie, caminó hasta su escritorio y se sentó en la silla. Encendió su laptop mientras apoyó su cara sobre su mano derecha.

Si no podía dormir, pues otra cosa si iba a hacer.

Reviso sus redes sociales, bajando por el muro de publicaciones y observando las cosas que las demás personas subían a la red. Algunas curiosas, otras simplemente basura. Una en general llamó su atención, tanto que frenó de golpe.

Un vídeo.

Le dió play y este sin más comenzó a reproducirse.

Se observaba un chico, uno que ella conocía bien porque estaba en su misma clase. No es como si le hubiera prestado mucha atención en su momento, en general lo identificaba por lucir unas pintas algo góticas y el cabello rubio blondo le tapaba el rostro.

— William — dijo en un susurro Victoria.

El problema no era que saliera en el vídeo. La cosa al final, es como estaba allí. Amarrado de una silla y siendo objetivo de burlas. Que claramente ella también reconocía.

El equipo de fútbol.

¿Sabes una cosa? La gente como tú me dan asco niño — se escuchó decir a uno de ellos. Y luego se vio como un puño impacto en la cara del blondo.

Victoria se llevó las manos a la boca, ya que luego fue una lluvia de golpes en contra del chico que estaba amarrado en la silla. Injusto por el hecho de que estando así no podía defenderse.

Las risas, los insultos. Todo eso estaba mal.

Victoria negó con la cabeza y observó la fecha de publicación del vídeo. Había sido ese mismo día.

Mentes psicóticas - No tengas miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora