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Era más que claro que las clases habían sido suspendidas por aquel atroz acto, y de eso ya era una semana. Una donde se estaba moviendo cielo y tierra por dar con el paradero de quién lo hizo. Para la mala  suerte de Eloísa, ella había sido citada por la policía. Todo porque en la escena del crimen se encontraron cabellos suyos y bajo las uñas de una de las víctimas había rastros de su ADN. 

Así que al parecer, ella era culpable. 

— ¿Tanto has molestado con esa chica? Como para que ahora permitas que pague ella por algo que no hizo — dijo Clarence en un susurro a Nigel.  

Ambos jóvenes estaban en casa de Nigel, en primeras porque se podría decir que las clases estaban suspendidas, pero eso no significaba que los trabajos y demás pendientes no fueran calificados. 

— Estoy pensando. Así que ahora no me jodas. 

— No puedes dejar que en este momento están procesando a Eloísa por algo que obviamente no hizo ella — repitió. 

— La obviedad a veces es la mejor arma. 





Si algo era claro, es que los nervios le estaban comiendo, todo mientras estaba sentada en aquella banca al lado de su padre. Hombre que por obvias razones  no iba a dejar sola a su hija en aquella situación donde todo era un mal entendido. Jake creía en la palabra de su hija, sabía que ella no estaba mintiendo cuando dijo que ella no asesinó a Veronica Fanker y Adelaida Jackson.

Es más, Jake veía a su pequeña, tan delicada y de estatura baja. Era imposible llegar a pensar que tan pequeña chica (que es seguro ni siquiera sabe defenderse ) hubiera sido la causante de aquel atroz cto.  

Eloísa simplemente se quedó en silencio, entendiendo el mensaje que en la mañana había llegado por parte de Nigel. 

Te ayudare a salir de esto. Solo debes decir lo que sabes y lo que te diré. 

— Señorita Vajda, pase por favor — dijo el detective que estaba llevando el caso, un hombre alto y de expresión fuerte. 

Eloísa solo miró a su padre, quién sonrió para que ella guardara la calma. 

Entró a la oficina  seguida del detective Marley. Este cerró la puerta e invitó a jovencita a tomar asiento. 

— ¿Sabe usted porque está hoy aquí? — preguntó el hombre a la vez que tomó asiento tras su escritorio. Quedando viendo la cara de una jovencita que en realidad se notaba completamente abatida. 

— S-si. 

— Muy bien, Eloísa, digamos que soy  alguien a quién le gusta ser directo — declaró el hombre mientras Eloísa simplemente bajaba la mirada — Podemos hacer las cosas fáciles si quieres. En este momento tenemos pruebas como para enviarte a un reformatorio por una muy larga temporada por asesinato....o

— Yo no lo hice — se atrevió a responder Eloísa — Yo no asesine a esas chicas. 

— Lo sé. 

Eloísa miró extrañada al escuchar las palabras del hombre. Ahora si ya estaba completamente desconcertada. 

— Por eso necesito que me cuentes, con lujo de detalles sin omitir nada, ¿Qué estabas haciendo la noche de halloween? más o menos desde el mediodía hasta que supiste todo esto. 

— Bueno...ese día durante toda la tarde desde el mediodía estuve en casa, con mi padre. 

— ¿Tu padre a qué se dedica? 

— Trabaja en casa, es modelista. Recrea modelos en miniatura de lo que sea — responde rápidamente Eloísa. 

— O sea que si le preguntara a tu padre, él podría dar razón de que si estuviste en casa toda la tarde como afirmas — Eloísa asiente — Muy bien, ¿Qué sucedió después de ello? 

— Estuve toda la tarde en casa hasta que llegó la hora de la fiesta, mis amigas me recogieron. 

— ¿Verónica y Adelaida? 

— No....en realidad ni siquiera hasta ahora sé quiénes eran esas chicas. Cécile y Grace fueron por mi y llegamos hasta la fiesta donde me encontré con un amigo. 

— ¿Amigo? ¿Cuál amigo? 

Di sin temor todo lo que sabes. 

— Nigel Fitzgerald. 

Era claro que al detective aquel apellido le sonaba, era seguramente el miembro de otra de las más prestigiosas familias de ese pueblo. 

— ¿Qué relación tienes con ese amigo? — pregunta el detective. 

— Solo amistosa. Nos encontramos en la fiesta y de allí nos quedamos en una mesa hasta que salí para ir al baño. 

— Saliste al baño —  repitió el detective mientras siguió tomando nota — ¿Después?

— Fue donde se me acercó ella — admite Eloísa — Tenía un traje de gatúbela — el detective asiente — Estaba sola. Recuerdo que me pidió ayuda para ir al baño. 

— ¿Ayuda para ir al baño? — levanta ambas cejas ante aquella confesión. 

Esa fue la parte en que todos los sentidos del detective Marley se colocaron alerta. 

— Si, ella me dijo que su traje era algo difícil de quitar y que si le podía ofrecer mi ayuda...yo le dije que si. 

— La madre de Verónica Fanker argumenta que muchas chicas le tenían envidia, directamente le pregunto, ¿Usted era de una de esas chicas? 

— Para nada, como dije antes, ni siquiera la conocía. En mi vida la había llegado a ver o siquiera hablar con ella. 

— Continúe por favor.

Era más que obvio que aquella confesión estaba siendo grabada. 

— Dije que entraramos a los baños, que estaba muy cerca del salón. Ella me dijo que no, que prefería ir a otros más solitarios que estaban al fondo. 

— ¿Por qué? 

—Porque quitar su traje sería todo un show. Así lo dijo ella. La verdad no me pareció mal y la seguí porque ella conocía muy bien el lugar — Eloísa respira de manera profunda — Entre a esos baños siguiendola y su actitud cambió repentinamente. 

El detective levanta una ceja al escuchar aquello. 

— Ella de pronto comenzó a decir cosas que al inicio no entendí muy bien, luego detrás mio aparecio la otra chica. Me empezó a tratar de puta, decía que yo le había quitado el amor de su vida. 

— Y me imagino que usted se defendió, por cuestiones obvias, ¿Verdad?  

— Toda mi vida he sido mala para las peleas.. mi padre y mis amigas pueden asegurar ese hecho. Generalmente me quedo tiesa en mi lugar, detective. Soy...torpe, nunca he llegado a tener una pelea con alguien....la otra chica que habia llegado despues me tomo de los brazos, inmovilizandome y  luego Verónica comenzó a golpear mis mejillas mientras gritaba cosas sin sentido, diciendo que me iba a matar allí mismo. 

— ¿Qué sucedió después? 

— No lo recuerdo, ya que lo ultimo fue que ella me empujo, haciendo que mi cabeza chocara contra uno de los lavamanos...de allí todo se volvió oscuro para mi. 

Mentes psicóticas - No tengas miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora