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Victoria no podía dejar de leer con fastidió el tema que se leía en aquel trozo de papel.

"Educación sexual"

O sea, que le tocaba hacer todo un proyecto orientado a los de secundaria sobre educación con Kieran Vajda.

Si, seguramente el destino le estaba haciendo una mala pasada.

— ¿A ti qué te toco? — preguntó Clarence morando a Berenice, esta solo le hizo una mueca y asintió.

— Drogas....¿Qué se supone que voy a decir? "No se droguen, las drogas son malas, fin del comunicado" por favor...

Clarence solo dio una mirada leve a Victoria, pues estaba sentada, silenciosa en su lugar. La verdad estaba empezando a creer que estar cerca de los Fitzgerald le estaba siendo malo para su salud mental.

Desde aquel suceso nada había vuelto a ser igual. Era como si no tuviera sosiego después de eso. En las noches no podía dormir, pues sentía que aún veía a esa chica y peor aún, que sus manos tenían la sensación de seguirla ahorcando.

Miraba a Nigel,  hombre que se veía tranquilo mientras que a su vez había empezado a pasearse junto Eloísa,  exhibiendola como si fuera algún premio. Parecía que por su cabeza no pasaba el hecho de que asesino a esa chica a sangre fría. Se lamentaba  y mucho, de no haber frenado a Nigel, pues pensaba que era mejor haber acabado junto a esas chicas que estar allí, junto a personas tan indolentes que seguían su vida como si nada.

¿Era arrepentimiento acaso?

Sentía todo un nudo en su garganta, el cual sentía que no le dejaba respirar con facilidad.

— ¿Y esa cara de tragedia? — pregunta Victoria al ver a Clarence perdido en sus pensamientos. 

Levanta la mirada y asiente.

— Voy al baño.

Sin decir más, Clarence se colocó de pie y salió rumbo a los baños. Pues sentía sentía iba a botar de su cuerpo el almuerzo que hace poco había consumido.

Llego al baño y vomito todo lo que tenia, sintiéndose vulnerable en ese momento. Al mirar al sanitario vio lo que parecía tierra negra... y gusanos que se movían allí. Asustado dio tres pasos hacia atrás abriendo la puerta del cubículo con estruendo.

Su pecho subía y bajaba sin entender entender estaba sucediendo. Esta vez se llevó las manos a su cabeza con desesperación y lloriqueo con impotencia.

¡Lo siento mucho, de verdad!

Parecía como si lo estuviera pagando y caro.

Esta vez su respiración se normalizó y volteo para ver su reflejo al espejo. Estaba con su rostro pálido y labios resecos. Abrió el grifo del agua y enjuaga su rostro. 

Luego de ello, volvió nuevamente al cubículo, notando que ya no estaba lo que antes había visto. Solo estaba un almuerzo mal digerido.

Arrugó la nariz y tiro de la cadena.

Seguramente cada día más estaba dejando olvidada su cordura. 

— No te ves muy bien amigo — dijo alguien a su lado. Clarence solo giro la mirada y no muy lejos vio al  sujeto de lentes y cabellos extremadamente blondos. Claro que lo reconocía, era el sujeto que parecía ir en caza de Victoria Fitzgerald.  

Clarence no respondió. Solo se dio la vuelta dispuesto a salir. 

— Hay maneras de purgar pecados — dijo Kieran siguiendo a un lado de él — Y yo conozco varias — esta última casi la susurro al oído de Clarence, poniendo al mismo bastante incomodo, ¿Qué quería ese sujeto? 

Kieran iba a disponerse a salir, pero antes de poderlo hacer, fue agarrado del brazo por un chico demacrado como un cada ver. 

— ¿Qué miera sabes tu? — pregunto Clarence sin dejar de clavarle la mirada. 

Kieran solo sonrió con inocencia y echo la cabeza a un lado. 

— Buenos, saber es una cosa. Haber estado allí es otra diferente, ¿No lo crees, Parnell? 

Clarece solo parpadeo varias veces y lo soltó de su agarre. 

¿De que carajos se supone que esta hablando? 

Kieran solo siguió sonriendo. 

— Sería bueno hablar, pero cuando de seguro estés en mejores condiciones. 



Fiesta de Halloween 

— ¿Para que vinimos aquí? — pregunto Alexander a un lado de Kieran. Este último solo asintió con la cabeza a la vez que estaba a un par de mesas alejado de su centro de atención. 

Pues si, allí estaba la chica que se llevaba toda su atención. Riendo alegremente entre sus compañeros de mesa. Parecía que se acoplara a cualquier ambiente donde ella estuviera, y eso quisiera o no le tenia cautivado. Aunque le extrañaba un poco que no estuviera con su hermano, pues siempre andan pegados uno del otro como si fueran siameses. 

De todas formas sabia que esa noche iba a ver algo interesante, pues habría una pelea en los baños. o sabia gracia a que la mismísima Verónica se lo había canturreado esa misma mañana. Pues si, resultaba que esa mañana esa señorita los había buscado, con la excusa de que necesitaba un poco de apoyo si las cosas se salían un poco de control. En realidad a Kieran no le interesaba meterse en peleas de mujeres. Ella solo quería ayuda si era posible correr con el cadaver de alguien en caso de que se le fuera la mano. 

Y el que había accedido a dicha petición era el sujeto que estaba a un lado  vestido como Lord Orochimaru *, quisiera o no, Alexander era un loco que si quisiera podría volar esa escuela. Kieran ni siquiera estaba interesado, ni se había puesto nada a parte de llevar solo un interesante antifaz. 

— Creo que el sujeto se fue a buscar su pajarita — dijo Alexander observando que Nigel tomaba ruta hacia la salida del gimnasio. 

Kieran solo lo miro y alzo ambas cejas. 

— Lo horrible es que te le pareces. 

Dicho eso se ofreció a ir y echar un ojo a ver que pasaba. 

Siguió de forma prudente a Nigel mismo que iba hablando con otro sujeto que tenia a un lado. Presencio como el varón de los  Fitzgerald golpeo a un sujeto hasta dejarlo en el suelo desangrándose. Siguió derecho a la vez que el otro sujeto no parecía estar convencido de estar en el lugar. 

Cuando al fin pudo presenciar lo que sucedía en el baño, Kieran se quedo quieto en su lugar y silencioso. Miraba con sevicia la escena que se formo en frente. Clarence Parnell asfixiando una chica para arrepentirse en el momento. Mientras que mas allá estaba Nigel asesinando a sangre fría a Verónica y luego en brazo sacando a Eloísa. 

No dijo nada, quedo en silencio y se marchó de allí para regresar hasta su mesa donde le esperaba Alexander. 

— ¿Y? 

— Que lo mejor es que no interfieras. Ya de lo que paso se encargara seguramente la policía. 

Mentes psicóticas - No tengas miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora