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Julieta besó ambas mejillas de su vástago y le sonrió tomándole por los hombros. Era una costumbre bastante normal en la mujer.

— Vaya, ¿A qué debemos esa buena cara?

— ¿Ahora está mal que también esté feliz? — preguntó el joven con algo de sorna.

— ¿Cómo crees eso, Nigel? — dice ella con algo de impresión — ¡Por supuesto que eso no está mal!

— Ajam....¿Alguna novedad?

— Tu hermana.

— Cuando no — está vez Nigel se lanza sobre el sillón con pereza, quedando sentado y con los brazos hacia sus costados.

— Está con Clarence en la parte de arriba.

Con solo escuchar eso, Nigel ya tenía su mirada atenta sobre su madre. Julieta con calma y elegancia se sentó a un lado de él.

— ¿Haciendo qué?

— No lo sé — responde ella — Pero tanto tú como yo sabemos que Victoria...

— Solo busca algo en especial. Aunque no te alarmes, madre. Ha de ser algún juego que ella misma está planeando. Nada raro.

— Sabes lo que pasó la última vez.

— Y de seguro le quedó de lección a ella, madre. Yo supervisare de que no haga nada....tonto.

(....)

— Hola bebé — saluda Victoria mientras está recostada sobre su mullida cama.

¿En serio? ¿Bebé? — pregunta ella al otro lado de la línea.

¿Vienes?

— ¿Para que me quieres en tu moridero?

— ¿Noche de chicas?

— ¿En serio?

— ¿Por qué tantas preguntas?

— No lo sé.

— ¡Vamos Berenice! No hay nada que hacer.

— ¿Y que tengo que ver yo, ¿Acaso soy tu payaso?

Victoria bufa.

Pues no, bebé. Pero mira que veremos películas, comeremos lo que quieras....

— ¿Solo las dos?

— Pues sí.

— Parecemos lesbianas.

— ¿Y eso que?

— Estás loca, Victoria.

— ¿A quien más invitamos entonces?

— No lo sé.

— ¡Ya lo sé!, Ginna.

— ¿Ginna? ¿Ginna Gold?

— No es tan mala como parece....

— Es muy cruel, Victoria. Tu por lo menos estás loca, ella es cínica.

— Le llamaré, ¿Vendrás?

— Veré que hacer.

La llamada se corta y Victoria se pone de pie. Sabía bien que Berenice iba a venir, pues siempre era así, es más, ni siquiera era su primera noche de chicas. Solo que su tercer elemento no hace mucho se había mudado a otro país y olvidado de ambas señoritas.

Mentes psicóticas - No tengas miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora