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— Nigel, ¿Dónde está tu hermana? — pregunto Julieta preocupada — Le he llamado y no responde.

— Quédate tranquila, madre. Ella está bien, quedo con los otros, ya sabes quiénes — respondió Nigel a la vez que entro a su habitación.  Su madre le seguio.

— Hijo, dime por favor que ha pasado con esa jovencita. Se ve muy mal.

Nigel simplemente pensó un par de segundos antes de responder a su madre.

— Una víctima más de esta sociedad. La encontré y no dudé en ofrecerle ayuda.

Era obvio que por un acto así, Julieta iba a reprender a su hijo, de lo contrario. Le hacía sentir orgullo que alguien como él se molestara por el bien de otros.

— ¿La conoces?

— Si.

— Entiendo. Vere entonces que ella esté bien y llamaré al doctor para que venga.

Nigel solamente asintió. Igual descansaba al saber que como no, Eloísa estaba en lugar seguro.




Victoria llegó en compañía de Berenice.  Pues el resto a la madrugada se dispersó por quién sabe dónde, quedando ambas jovencitas muy cerca de casa de los Fitzgerald.  Apenas tocó cama, Victoria cayó rendida, como mucho precisamente siendo las 6a.m. había saludado a su madre.




Cuando Eloísa abrió los ojos, sintió la pesadez de su cuerpo dolorido. Hizo algunas gestos de dolor apenas e intentó moverse. 

— Descuida, guarda la calma jovencita — dijo un hombre de bata blanca que estaba a un lado.

No reconocía el lugar donde estaba. Pues el techo alto le intimidaba un poco , y si miraba al lado izquierdo había un gran ventanal.

— Lo bueno es que esos moretones y rasguños ya fueron curados y desinfectados. Solo te dejaré una receta con medicamentos para el dolor. Estarás más que bien. No hay fractura o contusiones graves. 

Le dolía la cabeza al internar hacer memoria. Pues era confuso todo en su cabeza. No recordaba casi nada después de haber salido del salón donde estaba la fiesta de Halloween. 

— ¿Cómo te has hecho tanto daño, jovencita? — pregunto el doctor — ¿Cual es tu nombre?

— La verdad que no lo recuerdo....y mi nombre es Eloísa Vajda.

— Muy bien Eloísa. Fue un placer atenderte y espero tu pronta mejoría. Julieta tiene mi contacto si llegas a necesitar algo más.

Eloísa solo asintió,  no muy convencida respecto  saber quién era Julieta. No la conocía.

El doctor abandonó aquella habitación,  dejando la estancia vacía y una jovencita con alguna preguntas, quizá demasiadas.

Solo miro hacia el alto techo de la habitación bien ordenada. Lo único que al parecer hacía la habitación  era un gran clóset, la cama, una cómoda y el ventanal, que parecía afuera de este hubiera un balcón.

— Con que tu eres la chica.

Eloísa giro su vista apenas y escuchó una voz en la entrada. Era una joven chica, quizá de su edad, esta traía una bandeja en la mano. El parecido con Nigel era innegable, por lo que asumía era la tan nombrada Victoria.

— Ew — dijo Victoria apenas y pasó a la habitación. — No me lo tomes a mal, no es un "Ew" de desagrado hacia ti. Es por lo que...— deja la bandeja con desayuno a un lado — golpes,¿Qué te ha pasado?

— No lo recuerdo.

— Vaya que si debieron de haberte dado en la cabeza. Una fiesta inolvidable para ti de seguro — bromeo la pelirroja — Mi madre te envía el desayuno.

— Gracias....pero creo que debo irme, mi padre...

— De eso se encargó mi madre ahora en la mañana. Envió un mensajero hasta tu residencia para anunciar lo sucedido a tu padre. Él está aquí — Victoria levanto su dedo índice ante la chica — Primero come y si te puedes mover, irás donde tu padre.

Eloísa se sentó sobre la cama con algo de esfuerzo, pues sus extremidades dolían a cualquier mínimo movimiento.   Comenzo a picar lo que la pelirroja con diligencia le estiraba de forma atenta.

Victoria a pesar de las quejas de Nigel, quería conocer de frente a la chica que opacó por completo a Ginna Gold. Le ardía la curiosidad de saber que demonios le había pasado. Tenia sus dudas, por supuesto, pero no habían pruebas que delataban lo contrario quisiera o no.

No era una chica fuera de lo común, se podía decir que tenía un rostro de rasgos finos, pero no algo tan llamativo que robara las miradas de donde fuera.

— Y dime, Eloísa....¿Tu tienes algo con mi hermano?

Esa pregunta había salido desde lo más profundo de sus pensamientos. Ya que Nigel seguramente no daría una respuesta, quizá ella si.

— No.

Era obvio que Victoria sabía que eso no era la realidad, pero de todas formas la chica no tenía tan buena apariencia como para presionarle a hablar.

No falto mucho para que en la habitación donde reposaba Eloísa  entrara su padre. Aterrado por aquella situación y aturdido de verla llena de moretones. Cargo con ella hasta llevarla a su auto y despedirse amablemente de la señora Fitzgerald,  quien había sido de mucha ayuda ante aquella situación.

De todas formas, Julieta había argumentado que todo era gracias a su hijo Nigel. Que de no haber sido por él,  no se sabe que hubiera pasado con la joven chica.

Como era de esperarse, las noticias volaban, como para hacer saber que la hija menor de Cameron  Fanker había sido asesinada de manera violenta en la noche de Halloween.  Era noticia en todo el lugar, debido a que Verónica había hecho parte de una de las más importantes y acaudaladas familias del pueblo. Después estaba Adelaida, la jovencita muerta por asfixia. Chauncey Garner, hermanastro de Verónica que fue el primer cadáver encontrado aquella noche.

Se había abierto una investigación para hallar el culpable por aquel crimen, mismo que dejaba muchos cabos sueltos y algunas fallas que harían que la investigación fuera un poco más difícil de llevar. Una de ellas - y que fue la aparente suerte de Nigel cuando leyó el periódico - era que las cámaras de seguridad que cubrían todo el recinto estaba descompuestas, por lo cual no había grabaciones que constataran quien y cómo se hizo aquel fatídico acto.

Me emocioné y aquí les dejo otro capítulo!!!!

Mentes psicóticas - No tengas miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora