3.3 (Primer fragmento)

247 39 131
                                    

Parte 3: 3 (Primer fragmento)

La única forma que Gastón encontró de pasar todo el tema de Fabián era intentando ocupar su cabeza en otra cosa.

El primer día lo había hablado con Francisco y Carolina a la vez, haciendo un nuevo chat grupal y se había desahogado un poco; habían pasado horas juntos mensajeándose sobre lo mierda que había sido la situación y él, movido todavía por el dolor, había tirado pestes de Fabián. También lo había hablado con su vieja, porque lo había encontrado llorando ese domingo y le tuvo que decir porqué para que no se preocupara (que sino quizás se creía que era por algo de David).

Todavía recordaba la sensación de su ropa contra su cara, de sus brazos sosteniéndole mientras él lloraba como un nenito al perder su pelota favorita. Había sido reconfortante el simple hecho que se hubiese sentado en el piso junto a él, le diera caricias en la espalda y se quedara ahí. Ella le había dicho que lo sentía, que sabía que era doloroso perder a un amigo, que sabía de eso, pero que por suerte él era joven e iba a poder hacer muchos más si se lo proponía, y que seguro iban a llegar mejores personas a su vida.

Sus palabras no le habían consolado mucho en ese momento, pero ahora que habían pasado un par de días ya estaba un poco más calmado; quizá Florencia no podía curar el profundo dolor y vacío que sentía, pero estaba ahí para escucharlo si así quería y eso al menos lo reconfortaba.

Igual Gastón intentó pasar el mal rato sin estar constantemente hablando del asunto durante la semana. Le puso más ganas a todas las cosas que tenía que hacer para la escuela, para así ponerse al día y levantar notas antes que fuera tarde y perdiera el año. No tenía ganas de bailar con Carolina ese fin de semana, pero Fausto le había mandado un mensaje para que fuese a ayudarlo, así que iba a tener ocupados los días sin escuela; le faltaban los demás.

El sábado se levantó temprano a hacer sus tareas después del desayuno, y cuando guardó las carpetas en la mochila al terminar lo de inglés, vio el diario ahí adentro; esa era otra cosa de la que tenía que ocuparse: la carta de David. Lo agarró y estuvo un buen rato intentando escribir. Por primera vez en mucho tiempo, revisó lo que había puesto anteriormente, como para meterse en tema, y decidió agregar más cosas para lo de la carta:

«Llegué a la conclusión que ahora mismo te odio.

Todo el cariño y admiración que tuve alguna vez se fue; lo que me queda es el remordimiento de qué dirán los demás cuando me escuchen decir que odio a mi viejo.

Confío en Florencia y gracias a ella sé que hiciste cosas por mí, que tu intención fue buena, pero tu falta de control borró todo rastro de ese intento.

No fuiste un buen padre, David.

No lo fuiste cuando obligaste a tu mujer a ocultarle la verdad a su hijo sobre lo que pasó esa tarde. No lo fuiste cuando la empezaste a maltratar verbalmente cuando ella te pedía que dejaras de tomar. No lo fuiste cuando empezaste a gritar a tus hijos por pelotudeces. Mucho menos lo fuiste cuando empezaste a levantarnos la mano, ni cuando empezaste a ningunearnos, a darnos trompadas, chillarnos, mentirnos, amenazarnos y robarnos. No fuiste un buen padre cuando saliste a robar (no importan las excusas); tampoco lo fuiste cuando te empezaste a drogar ni mucho menos cuando ya ni te escondías para hacerlo.

¿Tengo que seguir? Dudo mucho que te interese seguir leyendo la lista.

Creo que mi duda sobre lo que siento por vos viene a causa del remordimiento ese de: "es tu papá, tenés que entenderlo; pasaba por un momento difícil, tenés que perdonarlo..." pero la verdad es que nadie está obligado a perdonar una mierda y no es algo que te puedas forzar a hacer. Siento que estuve intentando obligarme a hacerlo y después de todo lo que nos hiciste creo que tengo el derecho a ofenderme; y vos podrías ofenderte porque me ofendo y punto. Cabezazos contra la pared.

Si no tuviera corazón (BORRADOR-COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora