2.3 (Primer fragmento)

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PARTE 2: 3 (Primer fragmento)

El viaje no había sido largo porque sus abuelos aparentemente vivían o habían vivido en San Martín (ahí donde toda su vida había ido a clases), pero el ambiente fue tenso porque nadie hablaba, solo Luca, que estaba maravillado por las luces de las calles.

Álvaro los alcanzó hasta casi llegar a las vías del ferrocarril Mitre, hasta una casa con un paredón a la calle que estaba grafiteado y preso de una enredadera que se adueñaba de todo a su paso. Era una casa de paredes altas de ladrillo de vista, antigua y descuidada, con el techo roto ahí y allá, el suelo pelado y deformado por las raíces del árbol de la vereda, lleno de hojas secas del otoño que nadie había levantado, y postigones de madera roídos por el sol y desvencijados.

Parecía una casa abandonada, y tras un buen rato de incertidumbre en la espera, los había recibido Leo, el hermano menor de Florencia, que al reconocerla se le llenaron los ojos de lágrimas y la abrazó largo y tendido, mientras su vieja parecía esforzarse mucho por no llorar. Leo se preocupó por las marcas de Florencia en su cara, pero al verlo él se asustó y les hizo entrar enseguida, como si tuviese miedo que David se apareciera por ahí.

Adentro se encontraron con una casa bastante desolada, con las paredes descoloridas y con marcas que años atrás había tenido muchas cosas pero ahora apenas si había un par. Leo les ofreció de comer y sus hermanos fueron al ataque enseguida, mientras los mayores se reunieron en la cocina para hablar en voz baja. Bocha los miró de reojo y pensó que quizás se iban a poner a discutir, pero al final Flor sólo terminó llorando mientras Leo la consolaba. A mitad de eso, un hombre mayor abrió la puerta y se quedó de piedra mirándolos a todos ellos ahí en su sillón comiendo sus cosas, pero después rompió en llanto al verla aparecer a su vieja de la cocina. Bocha se los quedó mirando, porque todavía no podía creer que siempre habían tenido una familia a la que acudir, pero Florencia los había privado hasta de eso.

Los adultos hablaron un poco más en la cocina, Álvaro incluido, y al rato Leo les ayudó a bajar las cosas del coche, para así poder dejar libre al tío de sus amigos, quien antes de irse le pidió que cualquier cosa le avisara y que por favor se mantuviera en contacto. Bocha le agradeció de corazón por su ayuda y Florencia también, entonces lo vio irse desde la entrada.

Su vieja y su padre, que se llamaba Sergio, se quedaron hablando un rato en la cocina a solas, mientras su tío Leo se quedó un rato con ellos; llevó un mazo de cartas y propuso un juego simple, para que Matías también pudiera participar. Bocha apenas si podía concentrarse de lo mucho que intentaba escuchar al otro lado, pero la verdad era que no llegaba a entender nada, solo vio que se hacían muchos gestos.

Pasado un rato, Leo les ofreció su pieza para que pudieran dormir y los acompañó junto con Florencia. Su tío tenía una cama matrimonial donde iban a dormir Matías, Agustín y él, y después le armaron en el suelo una cama improvisada para su mamá, Priscila y Luca. Hacía algo de frío ahí, pero Leo les prestó muchas frazadas para taparse y dormir lo mejor posible. Se notaba que su tío y su abuelo tampoco tenían mucho, aunque quizás era un poco más de lo que estaban acostumbrados.

Su vieja se quedó un rato con ellos a solas en la pieza para hacer dormir a Luca y para decirles que iban a poder quedarse en esa casa; sus hermanos parecieron tranquilizarse y llevar las cosas con bastante naturalidad. Matías cayó dormido enseguida y Tincho le siguió poco después; Priscila le hizo un par de preguntas a su vieja, pero se le notaba cansada así que acostó enseguida con su hermano. Él decidió hacerse el dormido para que Florencia no le rompiera las pelotas con charlas o sermones, seguía enojado y frustrado con ella; no confiaba en nada de lo que le decía.

Al rato la sintió irse de la habitación y él se quedó mirando la oscuridad de los alrededores un buen rato, pero todavía estaba incómodo y no podía salir de ese constante estado de alerta, así que se levantó y se fue al pasillo, tratando de ver cuál de todas las puertas era la del baño.

Si no tuviera corazón (BORRADOR-COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora