Kenopsia

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Kenopsia
s. la atmósfera inquietante y desolada de un lugar que suele estar lleno de gente, pero que ahora está abandonado y tranquilo: un pasillo de la escuela por la noche, una oficina sin luz en un fin de semana, un recinto ferial vacío, una imagen emocional que lo hace parecer no solo vacío sino hiper- vacío, con una población total en negativo, que están tan notoriamente ausentes que brillan como un letrero de neón.





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No era común que Barry y Wally caminaran juntos. Había habido innumerables carreras a través del país, llenas de bromas tontas, pero nunca simples caminatas. Y Wally estaba callado, preocupando a Barry más que nada. Al dejar la Clínica Gratuita de Gotham, parecía cada vez más como que Wally había dejado una parte de sí mismo. Mientras se dirigían a las calles, en horas de madrugada, Barry posó su mano en el hombro de Wally.

-Él saldrá adelante, -dijo, finalmente rompiendo el silencio.

Wally se tomó un momento para responder. -Los oí en el pasillo, a ti y a Bruce.

Ah.Suspiró Barry, recorriendo la mano en su hombro para envolver su brazo alrededor de su sobrino mientras caminaban, acercando al chico pelirrojo hacia su costado. -Lo siento, Walls, -murmuró.- Nadie debería ver a alguien que ama así, y mucho menos a tu edad.

Wally titubeó por un momento, su mirada enrojecida se disparó hacia su tío.

Barry solo sonrió, incluso ese pequeño gesto era apagado por lo que había visto esta noche. -Lo sé.

Wally logró asentir. Su torso se estremeció, su labio tembló mientras se detuvo y se llevó el antebrazo al rostro. Barry lo tranquilizó, pero lo dejó llorar. Eran solo ellos en la calle, la cuadra entera estaba vacía, las paredes altas y cerradas. Wally había pasado por más situaciones difíciles de las que le correspondian, había visto sangre derramada y cosas que harían temblar a adolescentes de su edad. Sin embargo, esto, lo que había presenciado esta noche... era demasiado real. Se sentía muy cercano.

Cuando Wally pudo respirar de manera constante nuevamente, dio un paso atrás y se secó las lágrimas. Barry le dio un apretón en el hombro.

-Vamos, Kid, -dijo con una sonrisa. -Te llevaré a casa.

Wally sacudió la cabeza. -No quiero ir a casa, aún no, -murmuró. La idea de sentarse en su habitación, esperando la llamada de Bruce diciéndole si su novio estaba muerto o no, hacía que se le revolviera el estomago.- Necesito ir a la Cueva... decirle al equipo, ¿sabes? -Al menos de esa forma tendría compañía, amigos que entendían. Sus padres también lo harían, por supuesto, no tenía duda de ello, pero... no era lo mismo.

Barry pareció comprenderlo, porque no discutió. Le dió unas palmadas en la espalda y siguieron caminando.

-Les avisaré a tu mamá y papá de camino a casa, -se ofreció.- Y me daré una vuelta por la Cueva en la mañana.

Wally hizo un intento por sonreír. -Gracias, tío Barry.

El tubo Zeta más cercano no estaba lejos de la clínica. Tenía sentido, dada la posibilidad de que cualquiera del Dúo Dinámico necesitase atención médica cuando estaban fuera de la ciudad. A unas cuatro cuadras, una vieja cabina telefónica con los vidrios rotos se encontraba en un callejón sucio. Completamente camuflada, parecía mezclarse con cualquier otro mueble abandonado y con la basura metida allí. Barry y Wally se detuvierón afuera, el primero dejó que su sobrino entrara primero, revolviendole el cabello de manera afectuosa . Wally trató de seguirle el juego, apartando su mano y riendo porque su tío lo avergonzaba, pero sin entusiasmo alguno. Al entrar en la cabina telefónica, con las manos metidas en sus bolsillos, una voz mecánica surgió del auricular. Wally aún podía ver a Barry fuera, a través de los pocos cristales sucios que quedaban.

Watercolour [Birdflash]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora