Watercolour [Birdflash]

Lessons in Naming Strays

Lecciones Sobre Ponerle Nombre a los Perdidos.

De todas las posibilidades (y había muchas) de como Dick Grayson había esperado pasar su noche de viernes, de pie en una fila de una farmacia de 24 hrs en medio de Central City no era una de ellas. Se movía inquieto sobre sus pies mientras la línea avanzaba poco a poco. No había mucha gente esperando, uno frente a él y uno detrás, pero el cajero estaba más cerca de ser un caracol que un ser humano. En la canasta que sostenía con una mano había una bolsa de papas, dos latas de refresco, cuatro frascos de papilla, un paquete de toallitas húmedas, una botella que orgullosamente proclamaba ser libre de BPA (sea lo que fuere que eso significaba), y un par de pequeños juguetes coloridos. Debajo de su otro brazo llevaba un six pack de pañales.

Sin necesidad de decirlo, estos productos no eran para él (aparte de las papas y el refresco).

La línea avanzó. Dick suspiró en alivio mientras subía sus cosas a la banda móvil. Se encogió de hombros cuando el hombre mayor que estaba frente a él le dirigió una mirada rara, y simplemente usó el divisor para empujar la botella de talco desodorante lejos de su montón.

Todo había comenzado hace una hora.

Dick estaba en la biblioteca de la Mansión revisando de mala gana, ya que era su noche libre, cosas de la escuela. No tenía ninguna misión con el Equipo, y Bruce estaba fuera del planeta con La Liga (por lo que Dick no había pasado la oportunidad de lloriquear sugiriendo acompañarlo), no tenía distracciones. Estaba esperando que su suerte cambiará cuando su teléfono empezó a sonar en su bolsillo, mostrando una notificación de videollamada de su Novio.

Dick sonrió, acomodándose en el sillón para contestar. -Hey, Wal... ¿Qué es eso?

Wally West hizo una mueca, la cual seguramente se debía más a el infante que en esos momentos estaba escalando sobre su espalda para agarrar un puñado de su cabello, hacia la cámara. -Se llama Bebé. Tal vez has oído hablar de ellos.

Frunciendo el ceño, Dick se enderezó, subiendo los pies al sillón. -Estoy familiarizado con el concepto. ¿Y como rayos adquiriste ese bebé?

-Cigüeña. Felicidades, tú eres el padre.

-Wally.

La cámara se sacudió por un momento, y repentinamente Dick se quedó viendo el techo. Justo fuera de cuadro, podía oír a Wally gruñendo mientras trataba de disuadir a la niña de su obsesión con su cabello bronce-rojizo. Cuando Wally finalmente volvió a tomar el celular, tenía a la niña en un brazo, distraída con las llaves de su casa.

-Okay, así está mejor, -suspiró Wally sosteniendo el teléfono con su brazo estirado.

La bebé, ahora que Dick la podía ver mejor, probablemente tenía alrededor de un año. Sus delgados mechones de cabello castaño claro habían sido atados en dos coletas regordetas, y tenía los ojos grandes y azules. Podría haber sido una niña modelo de Gerber.

-¿Planeas explicarlo? -lo presionó Dick.

-La encontramos, -contestó Wally, moviéndola un poco para estar más cómodo mientras se sentaba en el sillón. Con un movimiento de la cámara, Dick finalmente reconoció el fondo como las casa de Barry e Iris.- Barry y yo estábamos patrullando y la encontramos en una casa destartalada en la parte fea de la ciudad. Sólo entramos porque una chica nos dijo que alguien ahí adentro necesitaba ayuda. Cuando llegamos estaba sola. No había una cuna, no había nada. Estaba dormida en un colchón en el piso. Quien sea que estaba allí debió de haberse ido minutos antes de que llegáramos. Barry me envió a casa con ella mientras busca a sus padres, o... supongo que a cualquier familiar que pueda acogerla.