The Grief Button

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*Nota del traductor:  

Este es actualmente la primera parte de la historia, en orden cronológico "Unos meses después de su adopción, Bruce lleva a Dick a terapia para tratar su trauma causado por el asesinato de sus padres. El único problema es que el chico no quiere cooperar con esa idea."

Por ahora la voy a poner aquí después de No Place Like Home  para que quienes sigan la historía desde hace tiempo no se la pierdan, pero probablemente la mueva en una o dos semanas a donde pertenece, justo al inicio.

*Notas del autore:

Hay un salto de tiempo algo considerable entre este fic y el siguiente (que se ubica en el primer año del equipo), pero planeo llenar algunas partes aquí y allá, en el futuro.

En otro asunto, no les dare spoilers pero estoy trayendo a Harey Quinn a la historía. Esta es mi interpretación de ella, así que les aviso que no es exactamente como en el canón, especialmente considerando su linea del tiempo, esto es intencional.




El Botón del Dolor


En el último mes Dick había pasado tanto tiempo mirando el póster de la pared del consultorio psiquiátrico que a veces lo veía cuando cerraba los ojos por la noche. Sobre un fondo azul había un collage de un niño sin rasgos distintivos, sólo la forma general. Tenía la cabeza entreabierta y docenas de palabras y dibujos se desparramaban sobre el fondo azul. Recortes de revistas de flores, bicicletas, balones de fútbol y curitas. Palabras como nervioso, confundido, triste y asustado, todas rodeadas de signos de interrogación dispersos. Dick las tenía todas memorizadas, las recitaba cuando se iba a dormir, intentando darle un rostro a la cabeza en blanco del niño. En las últimas semanas, se había convertido en un ritual nocturno, repetir cada palabra hasta quedarse dormido para que su mente no viajara a una larga habitación gris de camas oxidadas y niños silenciosos, o a lo alto de una carpa de circo con una multitud gritando.

—¿Cómo te encuentras hoy, Richard? —le preguntó el Dr. Clement desde el otro lado de la habitación. El consultorio estaba decorado con nubes pintadas en las paredes, pegatinas de grandes árboles y un desfile de animales pegados en ángulos ligeramente torcidos. El elefante era más bajo de lo que debería, con pequeñas orejas redondas y sin colmillos. Era un elefante asiático, mientras que la jirafa, la cebra y el león eran africanos. Se lo había dicho a la Dra. Adler la semana pasada, pero ella no lo había entendido. Aunque no era exactamente su culpa. De todas formas, ella no había durado ni dos sesiones.

—Richard, —repitió el Dr. Clement.— Te hice una pregunta. ¿Cómo estás el día de hoy?

El Dr. Clement era igual que la Dra. Adler. Y que el Dr. Yang. Y que el Dr. Ziyad. Todos hablaban con esa voz suave e inofensiva. Calculadores, como leyendo un guion, buscando alguna reacción. Dick no respondió. En esta silla sus pies no tocaban el suelo, así que se quedó mirando sus agujetas, mientras estas colgaban desde sus tenis a unos centímetros del suelo.

Inclinándose hacia atrás en la silla, el Dr. Clement garabateó algo en su tabla sujetapapeles (siempre tenían una de esas) y finalmente la dejó a un lado sobre la mesa redonda y amarilla. —¿Qué te parece la Mansión Wayne? —preguntó.— ¿Te gusta vivir ahí?

De nuevo, Dick no contestó. Se sentó desplomado en la silla de plástico en la esquina del consultorio. Olía a aerosol desinfectante y al sudor de los cientos de chicos que se habían sentado en ella. Y un poco como a crayolas

—El Sr. Wayne fue muy amable al acogerte, ¿no crees? Deberías considerarte muy afortunado.

Si, pensó Dick para sí mismo. Muy afortunado.

Watercolour [Birdflash]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora