Watercolour [Birdflash]

Fireworks In July 5: Arcade & Milkshakes & Game Over

FAEJ 5: Arcade & Malteadas & Game Over

Wally sintió la pintura despegarse bajo sus nudillos cuando tocó la puerta. Las hojuelas se perdieron en la alfombra verde del pasillo. Honestamente, no era como si este fuese el lugar más sórdido en Star City... pero Wally podía ver porque alguien de 19 años con un trabajo de salario mínimo podía pagarlo. El timbre de la puerta principal estaba roto, permitiendo que Wally entrará directamente. Por lo menos estaba mayormente limpio, no olía horrible, aunque tal vez los cinco millones de aromatizantes glade que estaban alineados en los pasillos tuviesen que ver algo con eso. Y no tenía elevador.

Los pasos al otro lado de la puerta se oían más claros, la sutiles vibraciones se hicieron más fuertes, hasta que finalmente se oyó el ruido de una cadena y la puerta se abrió. Roy estaba dentro, observando a su amigo de pies a cabeza. —Te ves de la mierda, hombre. — Fue todo lo que dijo.

Wally puso los ojos en blanco. —Gracias, no me había dado cuenta. — Aunque era verdad. Apenas había podido dormir la noche anterior ... y la noche anterior a esa. Había pasado una semana desde la última misión del equipo. Todo el fiasco y los eventos que lo precedieron habían estado carcomiendo su mente. Wally estaba bastante perturbado por ello. Cuando le envió el mensaje a Roy rogando por ayuda, ésta había sido la fecha más cercana en la que ambos estaban libres para pasar el rato. Así que Wally tomó el tubo Zeta a Star City, ansioso por salir de su casa e ir a algún lugar donde pudiese pensar claro sin la presencia de sus padres que hacían que el aire se sintiera pesado. Al menos aquí solo estaba el olor artificial a "Brisa Hawaiana". O al menos Wally creía que era artificial. Nunca había ido a Hawaii.

Roy solo sonrió ante la respuesta de Wally, dándole una palmada en el hombro para guiarlo dentro. Cuando la puerta estuvo cerrada, Roy volvió a poner la cadena. Aparentemente también él notaba que el lugar era un poco sórdido.

—Para eso estoy aquí. O más bien, para eso estás tú aquí, —Roy se encogió de hombros, mientras señalaba vagamente a la pila de zapatos en un tapete de hule junto a la puerta para que Wally se quitará los suyos.

El departamento de Roy era, sorprendentemente, bastante agradable. Era obvio que se había esforzado en ello. Wally podía ver los lugares en donde había parchado algunos hoyos en la pared y luego había pintado sobre ellos. El borde del piso estaba golpeado, y había dos bombillas en el techo que estaban fundidas, pero no estaba mal. Roy mantenía un viejo sofá apuntó de morir, le había lavado las manchas, y había hecho una mesa de café con bases de madera y cajas de leche. Era una de esas cosas que Wally no podía decir si se suponía debían lucir desgastadas, una de esas cosas a la moda, o si simplemente era de segunda mano. Probablemente lo último.

Era algo raro; saber que uno de sus amigos tenía casa propia. Roy solo era unos tres años mayor que él, pero había estado bastante decidido a mantenerse por sí solo tan pronto cumpliera dieciocho años. Wally trató de no parecer muy incómodo cuando entró en la sala de estar, viendo a su alrededor, a los arrugados posters en la paredes. Mierda, incluso tenía una planta bajo la ventana. Uno de esos cactus que eran imposibles de matar, pero aún así...

—Así que, — dijo Roy sobre su hombro mientras se dirigía a la cocina, — parece que estás bastante jodido.

Wally metió las manos en sus bolsillos. — Realmente estás empeñado en ser El Capitán Obviedad, ¿no?

—Solo me aseguro de que estamos en la misma página. —replicó Roy. Wally se acercó a él, recargándose en la encimera de la cocina. — ¿Han hablado desde la semana pasada?