Haz Sonar Mi Corazón, Nuevo.
Llevaron a Wally a la Mansión Wayne. Siendo honestos, Dick realmente no estuvo presente la mayor parte del trayecto. Sabía que Bruce y Barry cargaron a Wally al Batimóvil. Recordaba el olor a concreto mojado, la humedad del estacionamiento subterráneo. Barry y Bart optaron por correr a la mansión y Dick se había dirigido hacía su motocicleta... no podía recordar qué fue lo que le dijeron, aunque sí la mano de Bruce en su hombro, algo sobre que no debería manejar en estos momentos. Tim se llevó su motocicleta. Y Bruce condujo el Batimóvil a través del túnel que los sacaba a una cuadra de los Laboratorios mientras Dick iba sentado en el asiento del copiloto. Dick simplemente se movía en automático. Bruce no habló. No había mucho que pudiera decir. El viaje fue en silencio, y Dick se encontró a si mismo mirando por el espejo retrovisor de vez en cuando, observando como las luces amarillas y anaranjadas de la ciudad iluminaban al inconsciente pasajero tendido en el asiento trasero.
Alfred ya se encontraba en la Cueva cuando entraron. Barry y Bart habían llegado antes y evidentemente le habían dicho al viejo Mayordomo lo que había pasado. Dick salió del vehículo y, antes de que pudiera decir una palabra, Alfred ya lo estaba guiando hacía la Mansión. Estaba extrañamente insistente acerca de que Dick comiera. Dick apenas tuvo tiempo de mirar por encima de su hombro para observar cómo Barry se inclinaba dentro del asiento trasero del Batimóvil. Las puertas del elevador se cerraron.
Dick tardó otra hora para regresar a sus sentidos: dos bocados del sándwich que Alfred le hizo antes de sentirse enfermo, una ducha caliente, y una cantidad significativa de tiempo sentado en su vieja cama con la cabeza entre las manos antes de sentir algo. El entumecimiento del shock desapareció lentamente, pero fue una liberación gradual. Acurrucado en la cálida obscuridad de la habitación de su infancia, con las luces apagadas y la puerta cerrada, Dick recordó la escena de luz caótica que se detenía frente a él una y otra vez. No importaba cuantas veces lo repasara en su memoria, simplemente no se sentía como algo real. No se sentía como si en realidad hubiera pasado, salvo por los escalofríos que aún se extendían por su cuerpo.
Se dio cuenta de que había olvidado cuán verdes eran sus ojos. Había pasado tanto tiempo viéndolos en fotografías que había olvidado cuán vividos eran en persona, el profundo tono esmeralda, el sutil anillo color avellana en medio de sus irises. Ese momento en el laboratorio había durado tal vez treinta segundos, pero la impresión que le había dejado se había grabado profundamente.
El celular de Dick sonó en la mesita de noche. El intrusivo sonido bien podría haber sido el de un cañón disparándose. Dick se sobresaltó, su corazón dio un vuelco, soltó un quejido y se frotó el rostro con la mano. Estirándose sobre la cama, lo tomó, retorciéndose cuando la brillante luz de la pantalla asaltó sus ojos. Le disminuyó el brillo y parpadeó un par de veces para aclarar su visión antes de leer el nuevo mensaje.
[Contacto: O'Neal]
Hola, Dick, la pase muy bien en el desayuno. ¿Me preguntaba si tal vez quisieras hacerlo de nuevo esta semana? TO
Dick se tragó el nudo de culpa atascado en su garganta. Había ido a tomar café con el oficial O'Neal, Thomas, hace poco más de dos semanas. Había sido agradable. Dick estuvo distraído, pero en esos momentos había tratado de ignorar los extraños sucesos que plagaban su vida diaria... le había dicho a Thomas que solo estaba cansado. Habían hablado entre tocino y hotcakes, descubrieron que ambos amaban las películas de la vieja escuela de Hitchcock y recordaron sus tiempos en la Academia de Policía. En estos momentos, todo eso parecía como una realidad alterna. Dick se quedó mirando el mensaje durante lo que debieron haber sido unos sólidos cinco minutos antes de finalmente responder.
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Watercolour [Birdflash]
FanfictionEsta historia cuenta la relación de Dick Grayson y Wally West; desde que eran unos niños idealistas, unos adolescentes atontados, y hasta los hombres adultos que tienen el peso del mundo sobre sus hombros. Ellos pueden con todo lo que la vida les po...