Watercolour [Birdflash]

Fireworks In July 3: Dance & Flips & Don't Wanna Be In Love

**Notas de traducción al final.

FAEJ 3: Baile & Volteretas & No Quiero Estar Enamorado

De pie en la entrada principal de la casa de Wally, su puño hesitó encima de la puerta -lo cual era estúpido. Dick había estado en esta casa innumerables veces, la conocía tan bien como conocía la mansión, también aquí se sentía en casa. ¿Por qué repentinamente había un golpeteo en su pecho y una oleada de calor en su garganta? Estúpido. Sacudiendo la cabeza y dejando escapar un suspiro, llamó a la puerta y metió ambas manos en sus bolsillos traseros, esperando a que alguien abriera. Pues solo mientras estaba ahí parado, ansiosamente golpeando el piso con su pie, se dio cuenta porque esto se sentía tan raro.

El nunca tocaba. Normalmente sólo entraba.

Esta noche simplemente se sentía distinta. Antes de que pudiera tener la oportunidad de reprendese a sí mismo por su error la puerta se estaba abriendo, la robusta figura de Rudolph West caía sobre él. Dick miró hacia arriba, y por primera vez en los años que llevaba de conocer a la familia de Wally, sintió lo que solamente podía describir como aprehensión.

—Uh, ¡hola señor West! — Se recuperó Dick con una sonrisa. — ¿Wally está listo?

— ¿Listo? —gruñó el señor West.

La sonrisa de Dick desfalleció, pero logró mantenerla. — Sí, me invitó al baile escolar de esta noche. Dijo que llegara aquí a las ocho, entonces... Aquí estoy.

El señor West se quedó parado allí por un largo momento, su alta figura parecía llenar toda la entrada. Desde la casa, rayos de luz tenue inundaban en el porche. Dick era bajito, solamente tenía 14 años claro que lo era, especialmente a comparación del metro ochenta y tantos del papá de Wally. De cualquier forma, hasta este momento, nunca se había sentido pequeño en su presencia.

— Ruddy, ¿es Dick? ¡Ruddy ! Déjalo entrar, cariño. ¿Qué es lo que haces dejándolo ahí afuera en el porche? — La voz de la madre de Wally se escuchaba cada vez más fuerte mientras se acercaba desde la cocina, golpeando ligeramente a su esposo con un trapo de cocina para moverlo fuera del camino.

— Oh... cierto, lamento eso, Dick. No sé dónde tengo la cabeza. Adelante, Wally ya casi está listo para irse, — el señor West pareció salir de su estupor y se hizo a un lado sin protestar.

La señora West miró al joven cuando entró, antes de girar hacia la escalera y gritar — ¡Wally! ¡Dick está aquí, no lo dejes esperando!

— ¡Voy! — Llegó la respuesta desde el piso de arriba, amortiguada por las paredes. Hubo un gran golpe continuo que duró sólo por medio segundo, luego una ráfaga de viento y color. Wally se detuvo frente a Dick, justo como lo había hecho más temprano en la cueva. Uno pensaría que ya debía haberse acostumbrado, pero esta noche, más que nunca, lo estaba molestando.

— ¡Wally! — Lo regañó la señora West mientras convertía su hijo en la siguiente víctima de su trapo. — ¿Cuántas veces te he dicho sobre correr en la casa?

Wally frunció el ceño, rascándose la parte posterior de la cabeza. — ¿Quieres una respuesta concreta o una estimación? — Todo lo que se necesitó para que el adolescente se retractara fue que el señor West se cruzara de brazos y le dirigiera una mirada severa. — Lo siento. ¿Ya podemos irnos?

La señora West levantó una ceja. — ¿Tus quehaceres?

— Hechos.

— ¿Tu tarea?

— Finito.

La mirada cínica de la señora West se transformó en una sonrisa y besó la mejilla de su hijo. —Diviértete.