Capitulo 11

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Me apresuró a ponerme el cinturón y a conducir con medida pero tratando de lograr llegar antes que el.

Ya tengo experiencia en llegar rápido a casa después de la universidad.

Así que unos minutos después me estacionó frente a mi casa chequeando que sea la primera en llegar.

Y así es, me doy cuenta cuando veo su auto llegar detrás del mío.

Bajo a ver cómo está.

—¿Cansado? —le pregunto cuando está frente a mí.

—Eso es trampa —dice irritado.

—¿Trampa?

—Tu ya tienes años de conducir con la misma rutina, así que para ti es más fácil lograr llegar antes.

—No seas un nena, creí que no eras un quejón.

—Y no lo soy —indica con el dedo índice-—solo estoy diciendo la verdad.

Ruedo los ojos.

—Aja.

—Entremos y probemos esa linda cama —dice coqueto.

Abro la puerta y dejo mis cosas en la mesita de la sala.

—Lo que vamos a probar será el kit de primeros auxilios si al llegar papá te escucha decir esas cosas.

Por un momento logré ver angustia en su mirada.

—¿A qué hora llegarán tus papás?

—No sé, sus horarios son distintos y nunca tienen uno fijo.

—¿Y tu hermana?

—En una hora tal vez.

—Si nos da tiempo entonces —me dice muy coqueto mientras va hacía el lava manos de la cocina.

—¿Tiempo para qué?

Lo sigo mientras lo miro lavarse las manos, yo me recuesto en la encimera.

—Para cocinar pervertida.

—Tu haces que haga que piense mal.

—Yo no hago nada, tú eres una persona caliente, que todo lo relaciona con sexo.

Me sonrojo al escuchar sus palabras.

—Solo sucede contigo, cuando hablamos eres muy coqueto así que es difícil para mí no relacionar el doble sentido con el sexo.

—¿Soy muy coqueto? —se acerca ladeando la cabeza.

—Algo —me encojó de hombros sonriendo.

Me toma de la cintura y me sube a la encimera.

Es inevitable no verle ese hoyuelo que en estos momentos solo grita lujuria, coquetería y perversión con solo sonreír. Miro sus labios, me apetece mucho besarlo y el se da cuenta.

Abre paso en mis piernas colocándose en medio de ellas, me toma de la cintura mientras une nuestros labios.

Pongo mis manos en su cuello cerrando los ojos.

En solo un instante su lengua y la mía ya están juntas, mientras siento una descarga en el vientre. Disfruto mucho del momento notando lo mucho que he echado de menos tener esa linda boquita en mi vagina.

Nos separamos lentamente, acerca su boca a mi oído susurrando:

—Eres una dulzura y a mí me encantan los dulces.

Sonrió con malicia mientras de la misma manera le digo.

—Y a mi me gustaría que me probaras, tal vez te gusta y vuelvas a repetir.

Le doy un corto beso notando que las comisuras de sus labios se elevaron.

—Ya probé ese dulce y creo que me gustó lo suficiente para volver a estar aquí.

Me encanta este chico.

Volvemos a besarnos está vez con más intensidad, sentimos que hay suficiente ropa y el comienza a meter la mano dentro de mi blusa mientras yo sigo con una mano en su cuello y otra jalando suavemente de su cabello.

Hasta que escuchamos unas llaves deslizarse en la mesita de la entrada...

—Ken, ya llegué.

Mi hermana, rayos.

Me apresuró a bajarme mientras fijo mi mirada en el pantalón de Carol, ese bulto no apareció por si solo y mi hermana ya sabe porque razón pueden llegar a estar así.

—Tranquila, no lo notará —dice despreocupado.

Me pasó la mano por el cabello y paso las manos por mi blusa queriendo quitar lo nerviosa que estoy.

—En la cocina Mel —le grito y no tarda en aparecer.

Llega sonriente hasta que nota que tengo compañía.

—Hola Carol.

—Hola Melanie ¿Cómo estás? —saluda a mi hermana con un beso.

—Menos roja que ustedes yo creo.

Se que lo dijo para molestar.

—Que bueno que llegaste, estábamos a momentos de cocinar pero nos dio flojera y decidimos que pediríamos comida a domicilio —le digo sonriendo.

—De hecho si parecen dos personas con flojera, a ti ni siquiera te dio tiempo de peinarte, ni planchar tu blusa —se gira hacía Carol— y a ti parece que no te dio tiempo verte en un espejo para notar que algo te están succionando los labios y casi te los arranca.

Se encoge de hombros mientras sigue hablando con sarcasmo.

—Y no te olvides que a Ken no es la única a la que se le olvidó peinarse.

Volteo a ver a Carol pidiendo que el diga algo.

Que vergüenza que tú hermana te encuentre en un momento íntimo, que por suerte no sucedió más nada.

—Ay chicos deberían ser más cuidadosos, que podría haber entrado mamá o papá —rueda los ojos con dramatismo— no quiero ni pensar las cosas que hubieran hecho si yo aún no llegará.

No se ni que decirle y Carol lo empeora siguiendo su broma.

—Tal vez un sobrino o sobrina.

Mel sonríe.

—No me molesta la idea, de hecho los dejaré solos de nuevo, disculpen la molestia.

La miro desconcertada, mi hermana está loca.

—No sabes lo que dices —le digo sería.

—De hecho si, pueden seguir en lo que estaban, yo estaré en mi habitación pensando en posibles nombres.

—Melanie —la llamo— no voy a procrear a ningún bebé, así que deja de decir estupideces.

Pero como era de esperarse sonríe y me ignora.

—Carol, dile a tu amiguito que puede seguir con lo suyo.

Se da la vuelta y se va.

—¿No qué no lo notaría? Jodido.

Ambos nos reímos de lo que acaba de suceder.

—Me cae muy bien tu hermana.

—De hecho es tímida pero he notado que eso está cambiando, me da mucha alegría verla decir todas esas cosas con tanta confianza.


Notita de la autora: Hola chic@s, siempre esperando que se encuentren super bien, como ya antes había mencionado quisiera que me ayudarán dando sus opiniones, son muy importantes para mí, no es que vaya a cambiar algo pero si me sirve para corregir las faltas ortografícas.

Un beso y un abrazo.

Marleni Avendaño♥️

Destino o CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora