Capitulo 10

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Entro a la escuela con mi café, decidí despertarme una hora antes para poder pasar a ver a Rous, pero su madre me dijo que ya había salido de casa.

Hoy tuve que conducir para poder llegar rápido a la universidad.

Voy a mi primera clase, esperando que mi día este relajado.

Así se pasan las tres primeras horas hasta que tengo una hora libre y decido ir a desayunar.

Busco un lugar donde sentarme, le marque y envié mensajes a Rous pero nunca respondió.

—Hola linda.

Sonrió, conozco esa voz.

—Hola guapo.

Lo miró, anda un pantalón negro ajustado y una camisa color azul muy bonita.

—¿Te parezco guapo? —pregunta coqueto.

—No lo sé, ¿tú qué crees?

—Yo digo que me amas.

Se encoge de hombros y yo me rio.

—Te traje algo.

Busca en su maleta lo que supongo me dará.

—Espero y te gusten —me tiende una caja de chocolates.

—Pera —me mira confuso –—deja de mirarme así, se supone que la pera es para decir una verdad y yo quiero decirte que comienzas a gustarme.

Me paro y le doy un beso en la mejilla.

—¿Entonces no te gustan los chocolates?

—¿De todo lo que dije solo te preocupan los chocolates?

Ambos reímos.

—No, pero creí que como no dijiste nada sobre ellos tu forma más fácil de evitar decirme que no te gustaron era cambiando de tema.

Ruedo los ojos.

—No los he probado, pero te aseguro que me gustaran más de lo que te imaginas.

Me abraza.

—Debo ir a clases, nos vemos en la salida.

Nos damos un corto beso.

—Esta bien.

Sigo comiendo mientras espero la hora de la siguiente clase.

Mi teléfono vibra y veo un mensaje de Rous.

Rous: Ken, mi madre me dijo que has estado buscándome, estoy bien, todo en orden, hay unos detalles que luego te contaré, no he podido ir a clases pero en cuanto te vea te pondré al corriente de todo lo que ha sucedido.

Yo: Claro que sí, solo espero que estés bien. Un beso, cuídate.

Fui a las siguientes tres clases, ahora voy al estacionamiento pero recuerdo que Carol dijo que nos veríamos en la salida.

Busco mi auto.

—¡Hey Ken, linda!—gritan.

Volteo y veo a Carol recargado en su auto.

Le sonrió mientras me acerco.

—Así que trajiste auto.

—Si, decidí pasar por Rous  y para poder llegar rápido vine en el, pero cuando llegue a su casa su mamá me dijo que ya había salido.

—Que mal entonces.

Me sonríe y me abraza.

—Alguien está muy romántico hoy.

—Aja, también me gustas.

Me separo de su abrazo y lo miró.

—Ya lo sabía —me rio.

—Quería salir a almorzar contigo pero veo que no se podrá.

Lo miró confusa

—¿Por qué no se podrá?

—Quería que fueras en mi auto.

—Podemos ir en ambos autos, allá nos reuniríamos —lo miro divertida.

—No, porque así no podremos platicar en el camino

Niego mientras ruedo los ojos.

—Antes de conocerme no te importaba mucho si platicábamos o no.

—Pero ahora es diferente.

—¿Diferente?

—Si antes me importabas ahora me importas más, por lo tanto tu compañía se me ha hecho costumbre y quiero estar siempre platicando contigo.

Cuando termina lo miro desconcertada.

—¿Estás diciendo que mi compañía es agradable?

—Si lo quieres ver de esa manera si, aunque yo diría que son síntomas de amor —se encoje de hombros.

Lo miró con asombro.

—Ta... Tal vez ¿Qui... quieres ve…venir a mi casa? —le pregunto mientras me ruborizó y el ríe.

—Pues notando que ya no iremos a ningún restaurante, acepto.

—Bien, ya conoces la dirección.

Me despido, le doy un beso en la mejilla e intento irme a mi auto, pero me toma del brazo.

—¿Qué haces?

Ladeó la cabeza mientras lo miro confundida.

—¿Me voy a mi casa? —inquiero confundida.

—Eso ya lo note —rueda los ojos— ¿Por qué dices que se la dirección, no se supone que iré siguiendo tu auto?

—¿Se te olvidó la dirección de mi casa?

—Kendall, creo que no me estás entendiendo, lo de ir a tu casa es ahorita, no más tarde.

Abro la boca avergonzada.

—Creí que sería más tarde, mis padres no están y mi hermana aún no llega de la escuela, por eso no creí conveniente que estuviéramos los dos solos.

Me da una mirada pícara mientras veo una sonrisa traviesa.

—Prometo no hacer nada que no quieras.

—Deja tus tonterías.

—Hablo de la comida, pervertida.

Se carcajea.

—Eres un descarado.

—Yo sé que me quieres.

—Matar.

—Y coger.

—¿Qué dijiste? —le pregunto.

—Y comer, qué qué quieres de comer.

Me da vergüenza sonrojarme frente a el, a parte ya estamos llamando mucho la atención de muchos estudiantes.

—Esta bien, sígueme, si me pierdes ya sabes cómo llegar.

Me doy la vuelta para ir a mi auto, cuando estoy por subir me giro y le mando un beso.

—El que llegue primero tiene derecho a elegir que comer —grito.

Notita de la autora: Hola, esperando que se encuentren bien y que todo vaya de maravilla quiero decirles que hay fallas ortografícas, ya sea que yo no lo noté, error de dedo o el teclado. Sin embargo a lo último haré las correcciones, acepto que ustedes me digan sus opiniones o si incluso ven la falla comenten y digan, así será más fácil para mí.

Eso es todo muchas gracias, un beso y un abrazo con amor y cariño Marleni Avendaño.❤️

Destino o CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora