Capitulo 2

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Voy caminando hacia la parada de autobuses vivo en baja California Sur y mi casa está a 10 minutos en auto.

Pienso que quizás no debí dejarlo en ridículo, pero no es algo que me importe.

Solo se que va a buscar la manera de hacer lo mismo  y me va a doler, pero cuando eso pase ya estaré preparada.

Bajo del bus y camino lo que hace falta para llegar a casa.

—Buenas tardes —digo mientras me acerco a la cocina.

—¿Cómo te fue cariño? —me pregunta mi madre dándome un beso.

Está poniendo la mesa con mi hermana.

Sofía es una señora bastante sociable, alegré y sin duda la mujer que lo daría todo por sus dos hijas.

—Bien mami, todo tranquilo —le digo mientras dejo mis cosas en el sillón.

—Ken, te quería preguntar unas cosas sobre la escuela, es para una tarea —me dice mi hermana.

—Esta bien Mel.

Melanie es tres años menor que yo, ella tiene 17 años. Es tímida, muy alegre y siempre toma decisiones correctas.

Almuerzo con ellas dos ya que mi padre trabaja hasta las 4:00 PM, por lo tanto solo estamos todos reunidos para la cena. Ayudo a mi hermana respondiendo lo que requería y me levanto para irme.

—Voy a estar en mi cuarto, haciendo unas actividades que tengo pendientes —les digo a ambas que están en el sillón viendo una película.

—Si hija, ocúpate de tus cosas.

Estoy una hora haciendo los trabajos hasta que me dan ganas de ir a orinar y voy al baño.

Pero cuando salgo está Rose sentada en mi cama.

—¿Qué crees que haces? Te cuento algo y lo primero qué haces es ir a vengarte como si fuera problema tuyo, sabes lo mucho que me molestan esas cosas, no me gusta que te metas en problemas míos, yo lo había dejado así porque se lo complicado que puede ser y los problemas que puede ocasionar Carol —habla mientras se limpia las mejillas por las lágrimas.

—Tranquila, tú sabes lo mucho que odio a personas como el y no me va a pasar nada tenlo por seguro.

Le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

—Quisiera ser fuerte como tú, soy tan vulnerable que todo me afecta, odió ser así, odio que lo que me hicieron me haya dejado tan débil —me abraza y llora en mi hombro.

Dejo que lo haga y cuando se tranquiliza la vuelvo abrazar mostrando lo mucho que la adoro

—Tu eres única, alegre y ya te he dicho que la debilidad no habita en el acto de llorar, puedes hacerlo, todos expresamos de manera diferente lo vulnerables que podemos llegar hacer —le digo separándome para que se arregle el cabello y el maquillaje.

Busco mi teléfono, las llaves y bajo con ella.

—Mami, voy con Rose a la pizzería —digo viendo que ella y mi hermana están comiendo palomitas mientras aún ven películas.

Mi madre sabe la costumbre que tenemos mi amiga y yo; ir a una pizzería cuando alguna de las dos ha llorado, así nos distraemos comiendo y nos olvidamos de todo.

—Ve cariño, puedes ocupar mi coche, diviértanse y no llegues tardé.
Subimos al auto y ella pone música de fondo.

—Vamos a la pizzería que está cerca de la plaza Mar quiero probar que tal están, me dijeron que son buenas.

—Pues vamos —enciendo el auto y platicamos mientras conduzco hacía el lugar.

—¿Este es? —le pregunto mientras observo todo.

—Si, es muy bonito, veamos que tal está todo por dentro.

Entramos y vemos que hay varías personas comiendo, unas solas y otras acompañadas. Nos sentamos en una mesa para dos viendo que se acerca la chica que atiende.

—Buenas tardes, ¿qué se les ofrece? —Nos pregunta de forma amable.

—Una pizza chica de peperoni, con una Coca-Cola mediana para la dos por favor —pide mi amiga y la chica solo sonríe mientras asiente alejándose.

Diez minutos después estamos comiendo. Cuando terminamos Rous y yo nos miramos y sonreímos.

—Este será nuestro nuevo lugar favorito, estuvo increíble. —le digo

—Si, me encantó todo.

Pagamos y salimos, mientras camino hacia el auto siento una picazón por todo él cuerpo.

—Rose, me pica —le digo y se voltea a mirarme

—¿Qué cosa? —una mirada de asombro es lo que veo en ella— ¿Qué diablos te puso así? Estás roja de la cara —me mira— también de las piernas y los brazos, vamos a un hospital, dame las llaves que yo conduzco.

Cuando llegamos nos atendieron rápido al ver mi estado.

Ya estoy en espera de que me digan que sucedió.

—Buenas tardes señorita, soy el doctor Christian —me saluda el médico algo joven y guapo— estaba revisando los análisis y por lo visto tomo un medicamento que le causó una alergia, lo que indica claramente que se intoxicó.

—No, yo no tome nada —miro a Rose como sí ella supiera la respuesta a lo ocurrido.

—Entonces tal vez fue la pizza que comió, no se preocupe ya controlamos todo, ya esta bien debido a que llegó rápido al hospital pero le daré unos medicamentos por si vuelve a ocurrir, en unos minutos puede irse —dice el médico alejándose.

—Creo que ya no será nuestro nuevo lugar favorito —dice Rose riendo.

—Pero si yo no tome ningún medicamento, ¿que crees que fue? —le pregunto.

—No tengo ni idea, pero ya no te angusties que ya estás bien —me abraza.

Al día siguiente ya estaba todo normal y decidí ir a la universidad.

Entro a la cafetería sola porque Rous no había podido ir porque estaría ocupada.

Cuando me senté en una mesa con mi almuerzo pude escuchar los comentarios de algunos. Alcé la mirada y vi a la persona que se venía acercando, Carol.

—¿Puedo sentarme? —me pregunta cuando llega.

El sabe que si le digo que no, lo hará.

—Claro que si, las mesas y sillas son de todos.

—¿Cómo van las clases? —en ese momento solo lo miro confundida.

—Te dejo en ridículo y lo único que haces es venir, sentarte y platicar como si fuéramos buenos amigos, ¿qué te pasa? —le pregunto y solo sonríe.

—Si sigues así nadie va querer coger contigo.

—Como si a mí eso me importará, por si no lo notas tengo cinco dedos en cada mano, pero con dos es suficiente —no me había dado cuenta que todos escuchaban hasta que rieron de lo que dije.

—¿Siempre eres así de amargada y tan poco gentil?

—Solo con quién se lo merece.

Me paro para irme pero el me toma de la muñeca y dice:

—No te preocupes así me gustan, directas y poco gentiles —me guiña un ojo y se va mientras yo me quedó ahí, rodeada de universitarios igual de confundidos que yo.

Destino o CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora