Nate Santoro tiene todo lo que puede desear, su propio negocio de vigilancia, grandes socios adinerados, y una mujer diferente en su cama. La vida de este adinerado magnate no será la misma después de conocer a Verónica Lewis, la hija adolescente de...
Vengo a traeros el capítulo de hoy, espero que les guste, y ahora, me voy a seguir escribiendo El Cubot, que está super interesante xD
No podía escucharlo, no podía oír nada de lo que Galaxy me decía a continuación, mi mundo se detuvo, y ni siquiera podía ver a Roni entrando en la sala de estar, con dificultad, mientras su madre colgaba la llamada por videoconferencia y caminaba hacia ella, horrorizada al ver a su hija en aquel estado, con el rostro plagado de lágrimas, suplicándole porque le contase lo sucedido mientras ella negaba con la cabeza, muerta de miedo, sin emitir un sonido que no fuese su propio llanto.
- Fin de la transmisión – fui capaz de decirle a Galaxy, para luego levantarme del escritorio, dándole la vuelta a este, observando por la ventana hacia la calle. Hacía poco que había oscurecido, pues aún podía verse un rastro de la luz del día en el horizonte, dejando las sombras extrañas que hacían los edificios en el asfalto – busca el nombre de Benjamin, un perfil que coincida con el chico de la grabación, que tenga o haya tenido relación con la familia Lewis.
- Benjamin Thomas – contestó, como si ya tuviese hecho el trabajo, como si una parte de ella hubiese estado esperando aquella orden – es el hijo heredero del casino "Consorte", futuro marido de Verónica Lewis, después de la fusión de ambas compañías.
- ¡Qué hijo de puta! – dije, en voz alta, tan pronto cómo comprendí la razón por la que Max se había mostrado tan distante en aquel asunto, la razón de no castigar al hijo de su socio, e incluso de hacer la vista gorda con lo sucedido, ocultando información a la prensa.
¡No podía tocarlo! No podía dañar a un tipo en el que todos los ojos estaban puestos en ese momento, por todo el tema de la fusión y toda esa mierda.
- Señor – me llamó Galaxy, haciéndome salir de mis pensamientos – he cotejado todos los hospitales de la zona, tengo una coincidencia.
- Protégela, conecta tu sistema de vigilancia B4 en el interior de su teléfono móvil, y mantenme informado de cualquier anomalía que detectes.
- Sí, señor – justo iba a despedirme, cuando ella habló, de nuevo – están teniendo una conversación en este momento, ¿quiere escucharla? – ni siquiera respondí, pero ella pudo leer mis emociones, por eso me dejó es cucharla por el pinganillo.
- No tienes nada que temer, nena – decía su madre, mientras ella dejaba caer una delgada lágrima por su mejilla herida – el doctor Lesandr es un gran reconocido en la reconstrucción facial, ni siquiera se notará que alguna vez estuviste desfigurada.
- No quiero que papá se entere de nuestros planes – le dijo ella, aclarándose la garganta.
- Jamás se enterará – le calmó – para cuando sepa la verdad, tendrás poder total para tomar las decisiones de la empresa.
- Es la única forma – aseguraba ella – la única salida para no casarme con ese hijo de puta, de huir de esta vida "perfecta".
- Lo sé, nena, ahora descansa, mañana tendrás la intervención a primera hora.
La comunicación se cortó, y Galaxy me preguntó si necesitaba algo más.
- Contacta con ella, ya sabes qué hacer, protocolo Salvavidas.
- Sí, señor.
Bueno, puede que yo no pudiese tocar a ese capullo, pero estoy seguro de que mis primos lo harían por mí. Estar relacionado, de alguna forma, con la mafia italiana, tiene sus ventajas, aunque nunca lo vi así, hasta ese justo momento.
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